El resto de la tarde fue igual que la mañana. Seguí respondiendo e-mails y llevando papeles a mi jefe para que los firmara o diera visto bueno.
Mientras me dirigía a mi departamento no dejé de pensar en la actitud que tuvo el señor Adams todo el día.
No era muy normal en él, el tener mal genio ni nada por el estilo. Era un hombre estricto y serio en cuanto al trabajo pero es como pocos jefes que a pesar de su seriedad, te pueden regalar una sonrisa de vez en cuando.
Y para ser sincera su sonrisa era cautivadora, llamaba la atención como pocas, además la combinación con sus ojos celestes como el cielo y su cabello castaño oscuro era considerado por muchas féminas como un dios griego debido a su belleza.
No sé porqué pero sentí que debía hacer algo al respecto. Al menos de lo que si estaba segura era que le preguntaría al señor Adams que lo tenía tan aproblemado y preocupado.
[...]
A la mañana siguiente mi rutina fue la misma del día anterior y de todos los días.
Al llegar a mi escritorio me percaté de que el señor Adams ya se encuentra en su oficina. Con dudas de porqué llega tan temprano me acerqué a su puerta y toqué.
-Adelante Ashlee -contestó de inmediato.
-Con su permiso señor, buenos días. Venía a preguntarle si necesitaba algo -dije con preocupación al notar que su expresión es la misma de ayer.
-Sí, por favor un café y luego necesito... necesito charlar con usted sobre algo importante -dijo la última parte un poco nervioso, lo cual no es muy normal en él.
-Como guste señor. Enseguida regreso.
Dí media vuelta y me encaminé a la puerta cuando de pronto siento que alguien me tomaba el brazo y me detuve. Me giré lentamente con un poco de miedo al no saber que me esperaba, me miró directamente a los ojos como buscando algo en ellos, no sabía que pudiera ser pero ver su rostro tan de cerca casi tocándome es algo que jamás pensé que pasaría.
Es extraño, intenso. Luego de unos segundos dejó caer sus manos, las cuales tenía en mi rostro, y al parecer se dio cuenta de lo que hacía y volvió a sentarse en su escritorio mientras yo seguía como estática sin entender que pasó hace sólo unos momentos. Cuando logré recomponerme es cuando mi jefe sólo aclaró que le traiga su café.
Apenas salí del trance en el que me encontraba, me dirigí nuevamente a la puerta, ésta vez sin interrupciones. Me acerqué a la salita de descanso a prepararle un café a mi jefe y un té para mí para calmar un poco mis nervios. Al terminar regresé nuevamente a su oficina y toqué la puerta esperando que me permita entrar.
-Pase señorita Thompson -dice sin más.
Cuando me trataba por mi apellido es porque no venía nada muy bueno o algo realmente no tan bueno esta sucediendo.
Entré y le dejé su café en su escritorio.
-Tome asiento por favor -indicó mientras señala uno de los pequeños sillones frente a su escritorio.
-Sí señor Adams. -respondí mientras me siento.
-Se preguntará el porqué le he pedido hablar con usted -comenzó a hablar sin hacer referencia alguna a lo que pasó minutos antes.
-Sí señor. Dígame por favor que es lo que necesita.
-Verá señorita Thompson, Ashlee... necesito pedirle un favor profesional que... trasciende a lo personal.
-¿Cómo dice señor? No entiendo -pregunté totalmente confundida.
-Bueno Ashlee -comienza a hablar más calmado-. Necesito pedirle sea usted... mi amante...
Mis ojos se abrieron como platos. No podía creer lo que me estaba diciendo. Su amante. ¿Acaso se había vuelto loco?
-Perdone señor. Creo que no entiendo a que se refiere. -dije totalmente incrédula a sus palabras.
-Sé que es algo loco Ashlee, pero lo que le estoy pidiendo es que usted se haga pasar por mi amante, pareja, novia o como quiera llamarle. Esto es debido a un socio de Europa con el cual estoy a punto de cerrar un trato para abrir sucursales allá, como bien sabes.
-Sí señor, eso lo entiendo. Pero no entiendo el porqué.
-El motivo por el cual te lo pido es porque el señor Jacobson, mi socio, me está exigiendo que para cerrar dicho trato que me case con su hija menor, Angelique.
- Pero señor Adams. ¿Cómo puede ser eso posible?
-Ni yo mismo lo sé Ashlee, es por esto que estoy pidiéndole este favor. El señor Jacobson viene estos días a Nueva York y se reunirá conmigo para que cerremos dicho trato. Es por esto que cuando él venga necesito usted se haga pasar por mi pareja.
-Entiendo señor. Es claro que nadie quisiera casarse si no ama y mucho menos cuando nos vemos obligados a hacerlo.
-Veo que entiende mi punto Ashlee.
-Sí señor. No tenga problema. Si es necesario, le ayudaré a quitarse ese compromiso de encima y a la vez que usted cierre el trato con el señor Jacobson.
-Gracias Ashlee. Y... perdone usted por lo de hace un rato. Sé que fui algo brusco. Es que no estaba seguro si podía pedirle esto o no.
-Descuide señor. No pasa nada -contesté totalmente ruborizada con la sola mención.