¿seria mi novia, señorita?

4

Estar en un restaurante teniendo esta cercanía con Christopher era muy agradable y aunque lo que nos llevo a esta cena sea sólo ficción, mi cabeza decía otra cosa. 

Cuando llegué a la empresa de Christopher hace dos años, tuve un pequeño enamoramiento por él, nunca quise hacerme mayores ilusiones ya que no quería perder el puesto por el cual había llegado a la empresa, además de que a pesar de mis míseros intentos porque Christopher se fijara en mí fueran un total fracaso. 

—¿En qué piensas? —dijo de pronto, sacándome de mis pensamientos. 

—En nada en particular ¿Qué tal sí hablamos de mañana? —pregunté con la intención de cambiar de tema ya que no quería que sospeche que tenia un leve hormigueo hacia él.

—No había querido hablar de eso todavía pero ya que lo mencionas, es mejor, aclararlo pronto para no tener sorpresas mañana. 

—Me parece bien. Entonces, lo primero.

—Tiempo de relación, unos seis meses. Me parece que es tiempo suficiente como para una relación. Además que cuando comencé a hacer trato con el señor Jacobson, justamente hace siete meses estaba soltero y creo que por ese entonces, ya quería involucrarme con su hija. Aunque nunca hizo nada al respecto.

—Es razonable. Podríamos decir que aunque soy tu secretaria, nos enamoramos y ahora estamos juntos. 

—Excelente. Mmm... —se agarró el mentón en clara señal de que analiza algo— todavía no vivimos juntos pero tenemos planeado hacerlo más adelante. 

Abrí los ojos como platos. 

—¿Hablas en serio? —dije al momento que casi me atraganto con la comida. 

—Ashlee, tranquila. Ya te dije que entre nosotros dos iremos con calma. 

—Si claro. Tienes razón —dije después de beber un poco de mi copa de vino— Lo había olvidado. 

—Tranquila. No pasa nada —mencionó al tiempo que me regaló una sonrisa.

Me sonrojé al instante. Ya comenzaba a sentir ese leve hormigueo en el estómago pero me negaba a que él se diera cuenta. 

No sabía que decir o que hacer. De pronto me sentí cohibida ante él. Traté de hacer o pensar en otra cosa pero me é imposible.

—¿Y a que hora se supone llega el señor Jacobson mañana? —pregunté tratando de volver al tema que nos convocó a esta comida. 

—Creo que estará por la oficina a mediodía pero no sé si venga con su hija. 

—Bueno, al menos debemos darle una buena impresión. Digo, confirmándole de que nos estas solo.

De pronto Christopher se acercó un poco más a mí a través de la mesa y tomó mi mano, que descansaba sobre la mesa. 

—Gracias por esto Ashlee. En serio. 

—Tranquilo. Ya te dije que no tienes nada que agradecer. 

—Pero debo hacerlo. Es lo que corresponde. A decir verdad, prefiero mil veces tu compañía en vez de tener que haber pagado a otra para que haga lo que te pido. 

Nuevamente mi mente quedó en blanco. No sabía si sentirme ofendida o halagada por lo que acababa de decir. Pero de lo que si estaba segura es que algo esconde bajo esas palabras y que eso tenía que ver conmigo. Y estaba dispuesta a averiguarlo. 

—¿Quieres decir que si yo no aceptaba ayudarte hubieras contratado a una dama de compañía para hacerte el favor? 

—La verdad no sonó muy bien lo que dije pero si hubieras dicho que no, no iba a tener otra alternativa —Me contestó regalándome otra sonrisa.

—Bueno... en ese caso me alegra haber aceptado. Así además te ahorras el dinero ¿no crees? —reí. 

—Tienes razón. En fin, gracias nuevamente. 

Terminamos de comer y mientras Cristopher pedía la cuenta, yo me excuse para ir al tocador un momento.

Apenas entré me sonó el teléfono indicándome que me acaba de llegar un mensaje. Lo abrí y vi que es Sophie quien lo mandaba. 

"No te olvides de la fiesta de Mason, es el viernes. Prometiste acompañarme." 

Me había olvidado completamente de la fiesta. Decidí responderle a Sophie, ya que si no lo hacía de seguro me seguiría llamando o mensajes hasta que le confirme. 

"No lo he olvidado Sophie. Tenía pensado salir mañana después del trabajo a comprarme un vestido"

"¡Perfecto! Tenía pensado hacer lo mismo así que te acompaño. Te veo mañana a la salida" 

Volví a guardar mi celular en mi cartera y esta vez me dediqué a lo que venía. Como no me había cambiado de ropa, tuve que venir tal y como había asistido al trabajo. Así que me decidí a más que nada retocar un poco mi maquillaje. 

Al terminar, salí del baño en dirección a mi mesa y observé que la mesa fue retirada. Christopher me estaba esperando y con una gran sonrisa en su rostro. 

—Ya está todo pagado. ¿Nos vamos? —preguntó con una gran sonrisa. 

—Claro que sí. Ya quiero descansar. Hoy fue un largo día de trabajo. 

—¿Quejándose en presencia de su jefe señorita Thompson? —dijo burlonamente. 

—¡Por Dios! ¡Claro que no! —respondí nerviosa, Dios este hombre me volverá loca. 

Christopher se puso de pie y me ofreció su brazo para salir. Lo agarré con gusto y salimos. Nos dirigimos nuevamente a su auto. Abrió la puerta del copiloto y me subí. 




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