¿seria mi novia, señorita?

14

Ya llevábamos un buen rato caminando por el centro cuando finalmente después de mucho pensarlo ya se me había ocurrido el regalo perfecto. No era mucho pero sabía que sería especial.

-Ven. Ya tengo tu regalo.

-Esta bien. Llévame a él -dijo con una sonrisa en su rostro. 

Dicho esto. Entramos a una joyería y fuimos directo a donde estaban las cadenitas. Busqué una en especial y cuando la encontré, sonreí de felicidad.

-Disculpe señorita -llamé a una joven empleada.

-Buen día, dígame en qué puedo ayudarle.

-Quisiera ver las gargantillas que están en la vitrina. De las grabadas.

-Un momento por favor, enseguida se las traigo -dijo la empleada del local y fue a buscar lo que le pedí.

-Espero te guste. Sé que es algo cursi pero me gustaría dártelo -le dije a Christopher que se había mantenido a mi lado y en silencio.

-No te preocupes, lo que venga de ti, te aseguro me encantará -respondió dándome un beso en la mejilla.

-Señorita aquí están. Véanlos tranquilamente, cuando se decidan simplemente me llaman y vendré enseguida.

-Gracias -dijo Christopher está vez.

Nos acercamos al mesón de vidrio donde estaban las gargantillas que consulté. Todas ordenadas y cada una con brillo especial. Fui acariciando y analizando cada una pero ninguna me convencía. Algunas tenían incrustaciones de oro y plata o con pequeños diamantes. En mi caso, como le daría una a Christopher no quería se viera muy afeminado, sino, que prefería regalarle una bien sencilla.

Vimos varios modelos hasta que dimos con el indicado. De acuerdo al gusto de Christopher y que debía decir me encanta.

-¡Ésta es la elegida! -Dijo orgulloso.

-Es preciosa. Me encanta.

-Estaba seguro te gustaría.

Era una cadenita muy sencilla. Estaba echa de plata por completo. Su diseño era de una pareja tomada de la mano y sobre sus cuerpos se podía leer "Amor" y "Por siempre". Cada personita de la cadena tenía una parte de la frase y por supuesto, estos, podían separarse.

Era perfecta así cada uno tendría una parte de la cadenita consigo. Además de acuerdo a lo que decía la inscripción de la cajita donde se exhibían podías grabarle por la parte de atrás a las figuritas.

-¡Señorita! Estamos listos -dijo Chris llamando la atención de la dependienta.

-¿Y? ¿Qué eligieron finalmente?

-Esta parejita -dije señalando la gargantilla que todavía tenía en mis manos-, además nos gustaría grabarle.

-Por supuesto. No hay problema. Sólo díganme que quieren grabarle y se los damos en unos minutos.

-Queremos colocarles nuestros nombres 'Ashlee' con dos 'e' al final y 'Christopher' y la fecha de hoy bajo cada uno.

-Como no señor. Unos minutos por favor.

-Esperamos.

La dependienta tomó la cadena junto a su cajita y se alejó a la parte de atrás de la tienda. Como debíamos esperar a que nos trajeran la cadenita de regreso, seguimos mirando por algunos minutos más el resto de la joyería que estaba en las vitrinas.

-¡Mira que precioso anillo! -le dije a Christopher a la vez que lo señalo.

-Toda la razón. Esta bellísimo. Igual que tú -Como de costumbre me sonrojé con sus halagos, Chris ve que me sonrojaba, se rió y me besó suavemente en los labios.

-¡Señores! ¡Ya está listo su pedido!

Nos acercamos a la vendedora y vimos como queda el resultado final. Simplemente perfecto. Lo guardó en su cajita y nos indicó cuánto es finalmente el valor del collar.

-Muy bien. Aquí tiene mi tarjeta. -detuve la acción de Christopher cuando estaba por entregarle la tarjeta.

-Estas olvidadizo. Te dije que era mi regalo.

-Muy bien cariño -dijo riendo y guardando su tarjeta, mientras yo sacaba la mía de mi billetera. Era costoso pero podía comprarlo sin sentirme culpable.

Después del proceso de pago. Terminó de envolver la cajita y la colocó dentro de una pequeña bolsa de cartón con el logotipo de la tienda. Una vez listos salimos y seguimos caminando por unos minutos.

-Debo ir al baño ¿Podrías esperarme?

-Eso no se pregunta amor. Ve tranquila.

Chris me dio un beso en los labios y se fue a sentar a unos bancos que estaban a un costado. Me sonrió indicando que estaría bien. Di media vuelta y me encaminé al baño. Al llegar a la entrada de estos, giré y puse mi vista en dirección a donde estaba Chris sentado, pero no estaba. Que extraño. Como no aguantaba más, decidí no darle mayor importancia y entré.

Al salir, pude notar que esta vez Christopher si estaba sentado en la banca donde lo había dejado.

Me encaminé a él y le besé.

-Te extrañé.

-También yo.

-¿Vamos a almorzar?

-Sí, por favor. Muero de hambre.

Tomados de la mano nos encaminamos hacia el ascensor. Bajamos al estacionamiento y vamos en búsqueda de mi auto. Como Christopher todavía no volvía a su departamento debíamos salir en mi auto. Claro que él pedía manejar. Según decía, estaba acostumbrado a manejar él. No le gusta que otro maneje cuando viaja en auto. Más adelante haré que eso cambie. Al menos cuando se salga en mi auto.




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