Salimos de la oficina y nos dirigimos al estacionamiento para subirnos a su auto, como ya era habitual cuando salíamos juntos.
Me encantaba pasar tiempo con Christopher fuera de la oficina. Algunos dirán que era agotador ya que nos tocaba ver en el trabajo todo el día. Pero ahí, nos enfocábamos en trabajar y cuando ya terminábamos el trabajo nos dedicábamos a ser novios como corresponde.
-¿Y qué cocinarás para mí? -dije cuando íbamos camino a su departamento.
-Es una sorpresa. De los pocos platos que puedo cocinar, estoy seguro, éste te encantará.
-¡Sorpréndeme!
-Eso haré -se giró para guiñarme el ojo y luego volvió su atención hacia el frente.
Seguimos conversando de variados temas mientras nos dirigimos a su hogar. Hasta que me decidí a encender el radio del auto para escuchar un poco de música. No había nada que me gustara así que sólo la apagué.
Por un momento apoyé mi cabeza en la ventana del vehículo y me relajé. De pronto sentí una mano que me acariciaba el cuello de forma suave pero continua y la sensación que provocaba era de neta relajación.
-Gracias, esto es relajante.
-De nada preciosa. Todo lo mejor para ti.
-¿Por qué eres tan dulce conmigo?
-¿Será que tengo mucho para darte? -me respondió con otra pregunta.
-Espero que sí.
-¡Por supuesto que sí! ¿Acaso dudas de mí?
-¡No, no! Claro que no.
-Eso espero.
No decimos más y por suerte el silencio que nos había envuelto había desaparecido.
-Te quiero.
Me separo de la ventana y le miré.
-Y yo a ti.
Chris tomó mi mano y la besó suavemente.
-¡Y llegamos!
Mi chico apagó el motor y salió del auto para rodearlo y ayudarme a bajar. Una vez afuera nos encaminamos a su ascensor, el que nos llevaría directamente a su piso.
Apenas se cerraron las puertas Chris me abrazó dulcemente, como si no quisiera que este momento acabara.
-Siento que hoy será una gran noche.
-Creo lo mismo.
-¡Esto esta delicioso! -exclamé entusiasmada.
-Te dije te gustaría -dijo mi novio.
-Es que definitivamente eres un buen chef.
-No creo que lo sea pero me halaga el que lo pienses.
-Estoy para ayudarte y por supuesto alabarte -le guiñé el ojo-, es una gran cena.
-Prometo darte muchas más.
-Te cobraré la palabra.
-Feliz estaré de pagarte -dijo lanzándome un beso.
Estábamos ya terminando de cenar y ambos tomamos nuestras copas de vino.
-Por nosotros -dijo Christopher mirándome a los ojos.
-Por nosotros -le respondí.
Chocamos las copas y tomamos el líquido después de aquel brindis. Dejamos nuevamente las copas sobre la mesa y Chris se levantó para rodear ésta y ayudarme a levantar.
Él me miraba, como si analizara cada parte de mi rostro. Como si tratara de averiguar que decía mi rostro por mí. Por mi parte hacía lo mismo. El cariño y amor que sentía por él era tan grande, que a veces me asustaba de sentirlo ya que sabía perfectamente, que todo había sido rápido y repentino. Pero cuando estaba con él era como si todo en mí encajara.
-Te amo -escuché que dice, interrumpiendo mis pensamientos.
Era la primera vez que me lo decía. No creí que él pudiera sentir lo mismo que yo tan rápido. Pero me alegraba escucharlo.
-Yo también te amo -le respondí.
-No te imaginas lo feliz que me haces al escucharte.
No sabía que decir, podría decirse que estaba casi en shock por nuestras confesiones.
-Y yo soy feliz si eres tú el que esta a mi lado.
-Mientras tú lo permitas así será.
Dicho esto, me atacó. Pero no era un ataque cualquier. Me estaba atacando con su boca. Me besaba y no podría definir si su beso era con amor o con posesión, lo que si noté mientras yo le respondía aquel beso, era que es como si estuviera dándome su máxima declaración de amor.
Varios minutos pasaron y noté que se movía por alguna parte de su departamento, no sabía a donde me llevaba, ya que me besaba y ninguno permitía la separación de nuestras bocas, aunque tampoco era como si me importara.
Entramos a una habitación y al cabo de unos segundos sentí que me dejó caer sobre algo blando. Asumí que estábamos en su habitación. Se colocó sobre mí y dejó de besar mi boca para seguir haciéndolo por mi mandíbula, mejilla, oídos y cuello. Suaves caricias que comenzaron a surtir efecto en mí. Sentí un cosquilleo en la zona de mi vientre.
No había que ser adivino para entender que era lo que se venía entre nosotros. No me opuse, yo también anhelaba que pase.
De a poco sentí que mi novio me ayudaba a sacarme la chaqueta del traje que traía puesta. Él también lo hizo con la suya. Al hacerlo, sólo dejó la ropa tirada en alguna parte de la habitación, la verdad no me fijé dónde y tampoco me importaba. Comenzó a desabotonar mi blusa y cuando ya terminó empezó a besar y lamer suavemente la zona de mi escote. Gemí en respuesta a su tacto. Se sentía maravilloso. Noté que él sonrió como respuesta.
De pronto nos vemos interrumpidos cuando un teléfono sonó desde la sala. Nos vemos obligados a separarnos. Ambos soltamos un suspiro.
-Parece que es mi teléfono el que suena. Debo contestar.
Nos levantamos de la cama y corrí a la sala para contestar mi celular, Chris venía tras de mí. Justo antes de contestar, la llamada se cortó por lo que debía fijarme en la lista de llamadas perdidas. Era mi madre.