¿seria mi novia, señorita?

26

Al despertar esta mañana lo primero que hice fue sonreír al recordar la maravillosa noche que pasamos con mi novio. Inconscientemente me llevé mi mano derecha a mis labios al recordar los suyos sobre los míos. Me di vuelta y vi a Christopher todavía dormido. Estaba acostado sobre su estómago y tapado solamente desde la cintura para abajo. Su rostro estaba girado hacia mi lado. Su cabello estaba completamente despeinado. Se veía realmente sexy.

Me acomodé más hacia el lado y con mi mano izquierda le acaricié el rostro. Se veía increíblemente guapo mientras dormía, era una afortunada ya que podría verlo despertar todas las mañanas y sin dudarlo, sabía que serían momentos maravillosos.

-Buenos días mi amor -dijo Chris luego de abrir los ojos.

-Buenos días cariño ¿Cómo dormiste?

-Más que bien, gracias a ti.

Me ruborice. Tomó mi rostro entre sus manos para acercarlo al suyo y besarme.

-¿Cómo dormiste? -me preguntó.

-Dentro de lo que me permitiste hacerlo, bastante bien -le respondí recordando lo sucedido anoche.

-Tú tampoco me lo hiciste fácil, debo decir -añadió el- ¿quieres levantarte?

Negué con la cabeza. La verdad era, que era lo que menos me apetecía por ahora.

-Quiero estar un rato más en cama. Estoy cómoda y quiero aprovechar el día contigo.

-Me has leído la mente porque pienso exactamente lo mismo que tú.

Nos mantuvimos acostados y abrazados. Por un instante pensé que el momento que estuviera desnuda ante mi novio sería algo incómodo pero ahora me daba cuenta que estaba totalmente equivocada.

Sus brazos me rodearon y ambos disfrutamos de la compañía del otro. Poco a poco nuestro deseo de volver a estar juntos íntimamente se hizo presente en la habitación. Comenzamos a besarnos y nuestras bocas y lenguas se unieron en una danza de pasión y amor, para luego nuestras manos unirse al juego y disfrutar de este instante.


 
Narrador omnisciente

Estaba desesperado. No podía dar con su nuevo paradero. Había ido a la empresa donde Ashlee trabajaba para consultar por ella, pero la secretaría tenía órdenes estrictas de no dar información personal de los empleados. Esto se hacía cada vez más difícil.

Al llegar al lugar que arrendaba, pensó durante largo tiempo qué estrategia sería la más idónea para lograr llegar a Ashlee. Recordó a la mujer que le había ayudado años antes a robarle dinero a un millonario que tenía de pareja. Ella quizás podría ayudarlo. Busco su celular para revisar si todavía guardaba su número en aquel aparato.

-¿Diga? -dijo ella.

-¿Te acuerdas de mi preciosa? -respondí la voz grave.

-Claro que me acuerdo de ti cariño. Cómo olvidarte.

-Preciso de tu ayuda. Necesito ubicar a alguien que posiblemente tú conozcas ya que se movía en tu círculo.

-Dime quien es y veré si puedo ayudarte.

-Necesito encontrar al dueño de Adams Inc. ¿Lo conoces?

-Por supuesto que lo conozco. Dime qué quieres de mí.

-Necesito saber información de la chica que fue mi novia. Ella trabaja en esa empresa.

-¿Y cómo pretendes que yo lo contacte? Hace varios años que no sé de él.

-Eso tendrás que verlo por tu cuenta.

-Muy bien. Cuando tenga novedades te informaré.

Luego de despedirse y colgar la llamada. Se fue a duchar ya era tarde y necesitaba idear un nuevo plan para llegar a Ashlee. Esta vez esperaba que aquella mujer pudiera ayudarle.

 


Christopher

Estamos Ashlee y yo terminando de acarrear las cajas y cosas que implicaban su mudanza al que ahora era nuestro departamento.

Había sido hasta el momento un gran día. Por la mañana revivimos lo que sucedió anoche y debía decir que su cuerpo era tal y como lo había imaginado.

Quizá suene como si sólo me interesara su cuerpo pero podía asegurar que no es así. Han sido tres semanas desde que éramos novios y sólo ahora, tanto Ashlee como yo nos hemos mostrado con algo de interés en aumentar de intimidad en nuestra relación. Desde un principio mi novia entendió que siempre la respetaría y esperaría todo lo necesario hasta que ambos estuviéramos listos para dar el siguiente paso en nuestra relación. Han pasado además varias cosas que también han ayudado a que nuestro momento se retrasara. Ahora me sentía pleno. Ash ya era mía, así como yo lo era de ella. Eso y mis sentimientos nada ni nadie lo cambiarían.

-Cariño, ayúdame a llevar esta caja que ya me duele un poco el brazo derecho -dijo Ashlee al momento que entró en nuestra habitación. Me acerqué a ella y le ayudé a llevar la caja hasta el baño-. Gracias ya no daba más de la incomodidad de la muñeca.

-¿Qué tanto traes aquí? -pregunté curioso, una vez que dejé la caja sobre la encimera del baño.

-Mis productos de baño y maquillaje -respondió ella tranquila.

-Ya veo -mencioné luego de confirmarlo-. Bueno ya tendrás tiempo de ordenarlo.

-Lo sé Chris. Lo haré de a poco.

-¿Cuántas cosas más te están faltando?

-Sólo mis dos maletas con ropa y estoy lista.

-Me parece excelente. Vamos por ellas.

Nos tomamos de la mano y bajamos por el ascensor para llegar al estacionamiento donde nos esperaba el camión de la mudanza.

Efectivamente sólo quedaban esas dos maletas. Una vez cerrado el vehículo y las llaves guardadas en mi bolsillo, cada uno con maleta en mano subimos por última vez en el día hacia nuestro departamento.




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