¿Sarah?
¿La ex de Christopher?
¿Por qué esta aquí?
Son muchas las preguntas que comenzaban a llegar a mi cabeza. Por el momento ninguna podía ser respondida. Al menos sólo hasta que ella hablara.
-Te lo vuelvo a preguntar ¿qué quieres y que haces aquí?
-Para empezar diré que en el último tiempo me he estado acordando de ti y por lo tanto quise venir a verte.
-¡¿Y qué crees, que te dejaría volver a entrar en mi vida así de fácil?!
-Sé que es difícil, pero estoy aquí para que me perdones.
-Esta demás decir que no te quiero cerca y mucho menos de regreso en mi vida -ante estas últimas palabras era fácil darse cuenta de que Chris estaba muy molesto pero aún así trataba de verse sereno.
-Tranquilo cariño -le dije en voz baja mientras me acercaba un poco a él.
-Estoy bien -me respondió-, dime la verdad ¿a qué viniste? -preguntó nuevamente a Sarah.
-Ya te lo dije, vine a verte y a saber como estas.
-¡LUEGO DE QUE ME ROBASTE! -gritó Christopher alterado- ¿¡Luego de arruinarme la vida!? ¿¡Luego de que ya tengo nuevamente mi vida hecha!? ¿Por qué mejor no te largas y no vuelves más? Después de lo que me hiciste no quiero saber nada de ti ¡absolutamente nada!
-Sé que estás molesto conmigo pero... -Chris la interrumpió.
-¡Pero nada! ¡No quiero volver a verte! Ahora será mejor que te largues de aquí y no vuelvas a poner un pie de nuevo en mi empresa.
-Bien. Me iré pero te prometo que no será la última vez que me veas ni sepas de mí.
Apenas dijo esto, se dio vuelta y salió de la oficina.
-Steve, síguela por favor y asegúrate que salga del edificio -se dirigió al guardia que estaba a un costado.
-Sí señor. Como usted ordene -dijo y se retiró.
Una vez solos, me acerqué a mi novio y simplemente lo abracé. Sabía y entendía que este momento sea difícil para él, por lo que las palabras sobraban. Que de un día para otro llegara tu ex novia y venga como si nada hubiese pasado, era claro que no era común y mucho menos de tu agrado.
-Todo va a estar cariño. Te lo prometo -le dije con la intención de calmarle.
-¿Por qué tenía que llegar justo ahora? -consultó Chris- ¿Justo ahora que logro rehacer mi vida?
-Eso es algo que no puedo responder, pero te aseguro que estaré ahí cuando lo necesites.
-Gracias nena. Sé que puedo confiar en ti.
Seguimos abrazados pero fue Christopher quien lo rompió para tomarme de las manos y apoyar su frente contra la mía. Esta acción era algo que ya hemos hecho antes y que nos daba fuerza mutua para enfrentar los problemas. La primera vez fue cuando paso lo de Melissa.
Por cierto, he sido ingrata. Debería llamar a mamá y preguntar por cómo están. Desde que nos vinimos con Christopher de regreso apenas y he tenido tiempo de llamarles.
-Debo llamar a Mónica.
-Sí cariño, por supuesto. Te dejo solo para que hables más tranquilo.
-Ok ¿Podrías traerme un té? Con lo que sucedió de seguro ya tengo frío el café.
-Enseguida lo traigo.
Nos soltamos de las manos y Chris se sentó en el sillón de su escritorio mientras que yo agarré la bandeja y la taza de café para llevarlo nuevamente a la cocina. Cuando ya estaba saliendo, me di la vuelta ya que podía sentir la mirada de mi novio sobre mí, al mirarle le tiré un beso y él me respondió con un guiño de ojo, cosa que él sabía que me encantaba.
Me volví a girar y continué mi camino hacia la salida. Abrí la puerta y salí a preparar su té.
Christopher
¿Por qué tenía que aparecer luego de tanto tiempo?
¿A qué se debía su regreso?
¿Acaso no le bastó con el dinero que me robó y viene por más?
No entendía nada. Sólo esperaba y me obedeciera y no regresara de nuevo por aquí. De todos modos sabía que era difícil, la maldita de Sarah siempre fue llevada a sus ideas y muchas veces era motivo de discusión entre nosotros. Sólo esperaba que no jodiera lo que ahora tenía con Ash.
Gracias a ella tenía una estabilidad emocional que no tenía hace mucho tiempo. Era todo lo que necesitaba y simplemente haría todo lo posible para que seamos marido y mujer.
Mientras esperaba que mi novia me trajera el té que tanto necesitaba, decidí llamar a la recepcionista y dejar unas cosas en claro.
-Dígame señor Adams ¿necesita algo?
-Sí Mónica, por favor. La señorita que subió hace un rato tiene prohibida la entrada al edificio. Si la ves, mírala muy bien para que la reconozcas por si pretende regresar de nuevo.
-Por supuesto señor. Como usted diga.
-Otra cosa. Avísales también a los guardias. Esta mujer sólo traerá problemas.
-Claro señor. Le informo que ahí viene saliendo del elevador seguida por Steve.
-Muy bien, si sucede algo sólo avísame.
Apenas terminé de hablar colgué la llamada y justo en ese instante venía nuevamente Ash entrando a mi oficina con el té que le pedí.
-Aquí tienes cariño -dijo y lo dejó a un costado de la laptop- ¿te sientes bien?
-La verdad es que no, -le respondí con sinceridad. Pude ver su cara de angustia, pero no podría decir si era por mí o por lo que pudiera pasar, me levanté y la abracé- pero tú tranquila, -le dije mirándola a los ojos- te prometo que pase lo que pase nada cambiará entre nosotros.