Caminamos en silencio, ensimismadas en nuestros pensamientos y en mis brazos un gato bastante huraño, que no se queda quieto, prueba de ello en mis manos tengo arañazos que empiezan a inflamarse, pero que no me importan con el fin de lograr mi cometido.
Al entrar al departamento paso mi mirada a ver si encuentro a Nany, pero no lo hago, cosa que me hace pensar que se encuentra con Paúl, haciéndome meditar lo seria que se está convirtiendo su relación, tanto que mi abuela me pidió que fuera a comer con ellos una noche de estas, y así poder conocer mejor a su novio y viceversa.
Así que contenta dejo a Ruffus en manos de mi amiga para correr y empezar a cerrar todos los lugares por los que el gato puede escaparse de nuevo.
Cuando está todo listo camino en dirección a Sam con una nueva idea en mi cabeza: amarrar al gato de mi abuela cual perro; aunque si lo pienso bien, esto causaría que el animal me odie más y no quiero eso, así que lo olvido y opto por encerrarlo en la habitación de mi abuela, cerciorándome primero que la ventana no esté abierta, así es obvio que no me odiará ¿No?
Así que, solucionado el problema del felino, camino orientándome al salón y así lanzarle una mirada dudosa a mi amiga, la cual juega con sus manos, nerviosa, por lo que para evitarnos menos protocolo tomo la bolsa, saco las pruebas, las observo y luego lo hago con ella.
−¿Lista?
Ella me mira, exhala, se pasa sus manos por su lindo cabello fuego, alisándolo y asiente mirándome de nuevo.
−Pero −me interrumpe cuando empiezo a sacar una prueba de la bolsa−, primero, cuéntame acerca de ese chico.
Exasperada porque creí que me había librado de esa conversación, procedo a contar por tercera vez todo lo sucedido, aunque ahora con los nuevos datos, narrando el relato completo.
−Le gustas, Crys −dice, terminada mi historia.
−No digas estupideces Samantha. Apenas conozco a ese chico, es imposible que le guste; además, creo que tiene familia, recuerda lo del altavoz.
−Si, pero eso no me dice nada −se encoge de hombros, mientras en su cabeza siguen las especulaciones.
−Tú más que nadie sabes de probabilidades, y esa, es remotamente imposible −le apunto−. Y tú también estás clara con eso ¿o me equivoco?
−Si, pero… −la interrumpo.
−Pero nada. Es un tema cerrado, del cual no hay más detalles, así que, dejemos de fantasear.
Samantha, crispada gira sus ojos y asiente, mientras infla sus cachetes y suelta el aire acumulado en ellos de a poco. Yo por mi parte me limito a negar y sigo con lo importante mientras tomo la caja y le doy vueltas, buscando las instrucciones, dándome cuenta de que están en inglés.
“Urine Pregnancy Tests:
Urine Pregnancy Tests Will only be positive when you have sufficient HCG in your blood.
Grip the test strip in one hand and hold it in the urine stream for a few seconds.”
No sí, ¿me vieron cara de bilingüe? Si apenas sé hablar español.
−¿Sabes inglés? −le pregunto frustrada a mi amiga.
−No.
−Bien, ahora ¿sabes cómo se usa esto?
−No.
−Estamos floridas −niego−. ¿Acaso esto no tiene un idioma en el que yo entienda? −consulto a la nada mientras abro la caja y saco el contenido, que consiste en lo que parece un termómetro y un papelito, el cual desdoblo y aparecen muchos dibujitos−. Gracias, ahora si entiendo.
−¿Qué dice?
−Shh… Deja a la experta −digo, mientras me quedo viendo los dibujos, pero, no entiendo nada.
Después de largo tiempo, sigo sin entender, pero, en esos minutos, la exasperación de mi amiga ha crecido.
−A ver, presta −me quita la cajita de las manos.
−¿Entiendes algo?
−No −dice y empieza a reír lo que hace que me contagie y le siga.
−¿Qué hacemos?
−Pues lo que creo es que tengo que orinar encima de esto −Señala una especie de agujerito en lo que parece un dibujo de un termómetro en las instrucciones.
−¿Estás segura? −cuestiono y ella se encoje de hombros−Bueno, intentémoslo.
La arrastro hasta el baño y luego la empujo dentro para que ella siga con lo suyo. Espero unos minutos y entro encontrando a mi amiga en una posición bastante comprometedora.
−¿Qué haces?
−No sé cómo orinar ahí sin ensuciarme la mano.
−Sam, para eso existe el agua.
−Pero…
−Pero nada −la interrumpo de nuevo, como hace un rato−. ¡Apresúrate! Quiero saber si voy a ser tía −digo, ganándome una mirada matadora de mi amiga.