Mis dedos tocan los que alguna vez toco
2010
Francis
Sigo tocando la pieza que me pidió Paolo, cuando termino todos aplauden- desvió mi mirada para ver a los jóvenes recién ingresados y se acercan a mi para pedirme consejos. Con mucho gusto les hablo de algunas técnicas, de cómo podemos relajar nuestros dedos y la postura que debemos tener para tocar frente a un piano.
-Se toca con pasión, cuantos te sientas y tocas los teclados te dejas llevar por la imaginación, es como si estuvieras en otro mundo – les comento mi más sincera respuesta.
-Bueno Francis, tengo que despedirte porque tengo clases con mis chicos, así que hermosura vete a trabajar.
-Claro Paolo, vuelvo mañana, no quiero distraerlo y menos ser el centro de distracción
-Te veo a las ocho de la mañana-me toma del brazo y yo con las justas cojo mi bolso.
- Ah Paolo, espera – logro detener la puerta cuando me va a cerrar.
-¿Qué paso?- pregunta poniéndose la mano en la cadera.
-Necesito estudiar mis partituras así que pasámelas – se regresa corriendo a verlas y las toma al apuro ya que estaban frente al piano.
Las tomo, y me dirijo a la salida.
-¿Eres Francis?- pregunta una voz desconocida.
Guardo mis partituras con mi celular en el bolso que cargo.
-Si, quien pregunta- regreso a ver y es un hombre mayor, lleva un terno plomo, y un bastón, en la parte superior tiene una redonda llena de cristales y sellado con ‘‘1900’’, parece ser caro.
-¿Quién es usted?- pregunto algo diferente.
-Que descortés soy, me llamo Grover Black- me sonríe, y se acerca a mí.
-Y en que le puedo ayudar- espero que este señor no vaya a ser un narcotraficante que quiera secuestrarme, grito si lo hace.
-Soy el que pido, los manjares que preparas, me refiero a los panes que llevaste el otro dia a mi piso, en Brooklyn. Debo admitir señorita que los prepara muy bien, ¿Qué le pone?, ¿Es secreto?.
-Wau, así que es usted quien pidió, fue una orden muy grande, pedir tantos panes. Agradezco mucho que le haya gustado y si la receta es un secreto mío. Pero lo que más me llamo la atención es como es que conoce mi panadería. Claro tiene su página pero, no es que tengamos pedidos de gente con dinero usted me entiende.- Este señor parece extraño porque habla a la antigua, sé que tiene más de cincuenta años o eso supongo, pero porque muy a la antigua. Eso me gusta ya no hay gente así.
-Esta vez, vine personalmente a pedir nuevamente, claro no fui a la panadería, mil disculpas, pero necesitaba ubicarla, Emily que es me ayudante- señala con elegancia a su lujoso auto, una joven señora bien uniformada está esperando pacientemente a su jefe - me ayudo a localizarla, necesito una cinco cajas de panes recién hechos.
Abro mis ojos, cinco cajas de panes y recién hechos, eso lleva tiempo, no querrá que le dé en estos momentos, está loco este señor. Me está poniendo a prueba.
-Oh ahora. Es muy complicado lleva tiempo, le podría ofrecer para pasado mañana.
-Tranquila señorita, no quiero que se estrese y se mate haciendo al apuro, mis hombres le ayudaran y como me informaron que usted estaba aquí- miro el enorme edificio de la universidad en la que una vez estudie- vine personalmente a conocerla- me sonríe amablemente, por un momento me da un poco de extrañeza.
-Claro, ¿Ayuda?, puedo hacerlo yo sola no tiene de que preocuparse.
-Para nada mis hombres le ayudaran, porque necesito lo más rápido que pueda. Porque voy a volver a casa en una semana.
-Lo hare, gracias por ayuda- acepto este trabajo con impresión, y esfuerzo a la vez ya que tengo que hacerlo bien, lo que más me llama la atención es que, cual es la prisa de que me busque así de esta manera ¿No es un delito grave?.
-No tenga miedo, me gusta ayudar a las personas que son merecidas con un gran don- me dice al final- Déjeme llevarla- me viene bien así no tengo que gastar pero no puedo aceptar cuando ni siquiera lo conozco.
-No se preocupe puedo irme sola- digo-esperare esa ayuda, nos vemos- me despido y me doy la vuelta para volver a entrar y esperar a que estas personas se marchen.