(serie Recuerdos) -1900 - 2

Capítulo 24

Llegada

2010

Francis

Mi hermano y yo esperamos para recibir a mis padres que no merecen ser llamados así, me toco arreglar la habitación  en la que duermo para que se queden ahí y yo pueda dormir en la de mi hermano.

Arrastran sus maletas cuando nos ven, forman una  sonrisa más falsa que cuando conocí a una chica de la secundaria que queria ser mi amiga pero resulto que queria jugar conmigo para haceme una broma. Abrazan a mi hermano y después se dirigen a mí para darme un abrazo que lo siento muy frío.

-Mi pequeña, ese color de cabello te queda bien- había olvidado que tenía el cabello pintado de rubio cenizo.

-Bienvenido, como no tengo un carro para llevarlos nos iremos en taxi- regreso a ver a mi padre y parece serio luego asiente y los cuatro nos dirigimos hacia la salida del aeropuerto. En todo el trayecto permanecemos callados no fue hasta cuando llegamos a mi departamento que la sala se llenó de maletas, mi madre husmeo en cada rincón, supongo que el dinero que le mande la última vez no le ayudo para que pudiese comprase cosas de utilidad, veo que saca de maleta una pequeña caja de madera.

-Es para ti – me la ofrece y yo me acerco a tomarla. –Les hare algo de comer- lo pongo encima de la mesita y Jack permanece sentado alado de papa hablando de algunas cosas como por ejemplo que le va  bien en la secundaria y tiene buenos amigos.

**

Me remuevo en la cama que tengo en el suelo  y no puedo dormir, me levanto y miro a Jack ya en su quinto sueño, me acerco a la ventana y miro a la ciudad que nunca duerme. Mi mente me traslada a mi pasado a cuando vivíamos con nuestros padres, lo que tanto me costó olvidarlos es muy difícil, comienzo a llorar y me siento infeliz en estos momentos. No quiero tenerlos aquí.

Al día siguiente me levante temprano para evitarlos, mi hermano también, le deje una nota a mama lo que está permitido en mi apartamento y lo que no, mi padre entra por la puerta de la panadería.

-Quiero panes de mermelada Francis- me ordena y estomago se me revuelve. Alzo la mirada enojada.

-Como se dice padre- me cruzo de brazos- te pediría que te comportaras ya que estas en mi lugar de trabajo y aquí mando yo entendido, así que si no te molesta dilo de buena manera- le contesto con los aires de humo que tengo.

-Olvidalo….– se voltea y sale por la puerta haciendo sonar los cascabeles que están colgados.

**

Las semanas pasaron en un dos por tres y mis padres siguen aquí, se podría decir de mantenidos porque mi madre lleva pidiéndome a cada rato dinero y yo como buena que soy le doy unos diez dólares a la semana, algo que me parece incorrecto nuevamente cayendo en las redes infinitas.

-Me voy a jugar con mis amigos – dice Jack mientras saco una pelota de baloncesto de la bodega.

-No llegues tarde, ya sabes por nuestros padres- amaso la masa con cuidado para que no se rompa.

-Tranquila estaré antes de la noche- le sonrió y le pongo un pongo de harina.

Cuando está a punto de marcharse mi padre aparece y le fulmina con la mirada Jack se aleja y lo esquiva pasando alado de él.

-¿Adónde vas muchacho?- le agarra por el cuello de la camisa polo que lleva.

-No te incumbe- le confiesa y la pelota ruda hasta mis pies.- Yo salgo de la cocina y lo enfrento.

-Jack ve a donde me dijiste, descuida yo me encargo.-Vuelve a coger la pelota.

-No te dejare sola- niego fulminándole y esta se rinde y se va. Cuando lo hace me saco el delantal.

-Quiero que tú y mama se se vayan de mi departamento.

-Piensas que nos vayamos, Francis somos tus padres y no puedes tratarnos como te dé la gana nos debes respeto mujercita, además como te atreves levantarle el tono a tu padre – me asunto por sus palaras y justo cuando levanta la mano para pegarme. Alguien le detiene.

Levanto la vista y miro a Camilo.- Señor quien se cree para pegar a una mujer- mi padre se suelta bruscamente de su agarre y se gira para verme.

-Ya veremos quién gana Francis- y desparece por la puerta. El corazón me bombardea muy rápido.

-¿Estás bien?- Camilo se acerca y pone sus manos en ambos lados de mis brazos. La debilidad me invade nuevamente y comienzo a derramar lágrimas de sufrimiento. Camilo se queda callado y me abraza muy fuerte, cosa que nunca lo imagine pero que a la vez agradezco.




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