Ambos unidos, ambos comienzan de nuevo en el invierno del siglo 21
Francis
Dejo la última rosa blanca encima de ellos, ha pasado tres semanas desde que se fueron, por lo que supe en esos días, me dijeron todo, me refiero a que a mis padres le embargaron su casa, y por eso vinieron a esta enorme ciudad, además de deberles a unas personas, me toco pagar lo que debían en Corea del Sur, el viaje que hice no fue cómodo, y para después volver a pagar aquí a los que también debían.
Salgo del cementerio y saco mi celular para ver la hora, es de tarde, veo el ocaso atardecer, se va formado por un tono naranja y azul, la primera estrella aparece.
Cuando llego a la cafetería pido un café caliente, me lo dan y alzo nuevamente la vista y sonrió, acomodo mi gorro bien y me ajusto mis guantes negros. Cuando voy caminando un hombre tropieza contra mi hombro y el café se me cae.
-Lo siento, señorita- se disculpa, rayos yo que queria estar caliente.
-Tranquilo, le digo y cojo el vaso para botarlo en la basura. Me volteo y me doy cuenta que estoy frente al Central Park.
-¿Cómo llegue aquí?- miro alrededor confundida, ya que no me di cuenta. Una sensación extraña me invade en mi pecho, me llevo la mano ahí y es como si debería hacer algo. Levantando la vista apara ver nuevamente a un montón de personas caminado alrededor mío.
Si, si, parece extraño, pero recordé que tengo que recoger a ese hombre misterioso, no lo había recordado con tantas cosas que tengo en mente y que me pasan, corro más deprisa y el aire sale de mis pulmones, paso alrededor de las personas, cruzo el puente, y justo lo veo. Fue como un recuerdo invadido y desconocido. Me acerco a pequeños pasos, muy cansada y sudando debajo de toda esta ropa caliente.
Me arrodillo y lo veo inconsciente, y con una vestimenta extraña, su cabello lo tiene medio ondulado, la barba está bien afeitada a los lados, y la ropa de marca esta mojada por cada parte de su cuerpo.
-Despierta- le muevo con mi mano, para ver si reacciona, pero nada, miro a alrededor mío y no hay nadie-rayos- me incorporo para ayudarle a levantarle pero pesa como un quintal de arroz, doy mis primero pasos con él.
-Si te despertaras, sería mejor, parece que la tal Victoria no vino. Así que tengo que llevarte conmigo- le aferro más a mí para que no se me caiga, cuando llegamos a la venida principal pido un taxi y el conductor me ayuda a meterlo. Expiro aire.
-¿Adónde?- pregunta y le doy la dirección y miro después al hombre desconocido, me saco mí bufanda y se la coloco alrededor suyo.
-¿Quién eres?- digo en voz baja y el conductor me mira por el espejito de arriba y viendo la vestimenta del desconocido.
**
Ya cuando llego, llamo a mi hermano para que me ayude, él se queda confundió, y me mira extraño.
-Trajiste a un vagabundo, a la casa- dice bromeado, le analizo bien y por lo menos ya sonríe, para él fue muy difícil asimilarlo, le costaba dormir, ya que tenía pesadillas sobre mí, también teme perderme. Ahora me alegro que ya esté un poco mejor.
Lo ponemos en sofá y este cae como una pelota, mi hermano y yo nos miramos.
-¿Y quién es este?- pongo las manos en mis caderas por el cansancio.
-No tengo idea, voy por un vaso de agua- veo que me sigue y yo abro la refrigeradora para sacar agua helada y bebérmela.
-Lleva una vestimenta rara, ¿no crees?, no me digas que si recogiste a un vagabundo de la calle, solo porque estaba guapo.
-No, lo ayude porque me lo pidieron, recuerdas cuando fui a esa mansión, bueno fue para eso. Creo que si te lo conté – le digo bebiéndome el vaso de agua y dejándolo en su lugar, camino hasta la sala y me quito el abrigo.
-Voy a traerle ropa, podrías sacarle la que lleva- el me mira indispuesto y luego acepta regañadientes.- ¿No te molesta que le de alguna de nuestro padre?- le pregunto.
-No, al final y al cabo, lo necesita – le miro cuando ya comienza a sacarle sus extravagantes zapatos antiguos.-No iría a una fiesta de disfraces…. – dice cuando mira los zapatos, analizándolos- Sí que tiene una gran patota- me rio cuando ya esto hurgando en los cartones que guardamos en la bodega.
Miro la ropa de papa y la de mama, busco unos pantalones de chándal y un saco polo negro, escuchó gritos de la sala y me levanto para ir corriendo.
-¿Que paso?- veo a todos lados y miro el hermoso abdomen que esta frente a mí, después a mi hermano tratándose de proteger con el zapato.
-¿Quién eres tú?- dice de una manera extraña e histórica, me miro con cuidado y se acerca a mí. Me recorre la mirada y se niega así mismo.- ¿Que te hiciste en el cabello?, ¿Desde cuando es de otro color?, no entiendo nada, donde está, ya lo mataste o que hiciste con él- dice un montón de cosas extrañas que no logro asimilarlas, me siento extraña viéndome así. Él es más alto que yo, seguro pasa del metro ochenta.
-Yo, no…. se… de que hablas- miro a mi hermano que va a darle otro golpe para que caigan consiente pero le detengo justo a tiempo y él se voltea verme.
-¿Qué es esto?-hace muchas preguntas y me confunde. Mira alrededor suyo – ¿Desde cuando hay tantas cosas en este lugar?, yo- se pone las manos en la cabeza.