(serie Recuerdos) -1900 - 2

Capítulo 28

Perdido

Thomas

-Tú- le señalo  el marco que está colgado contra la pared donde se ve sonriente con el joven Jack.

-¿Que recuerdas de la última vez, Thomas?- veo que juguetea con su pelo, es muy largo y rubio, ¿Rubio? ¿Con rasgos asiáticos?, no estoy entendiendo nada, este mundo es otro, muy distinto donde están los carruajes, donde están la vestimenta que llevábamos, donde lo que valía la pena.

-Te recuerdo, diciendo adiós, diciendo un montón de cosas extrañas, se me hace muy difícil asimilar.

-Lo se, para nosotros también ¿no crees?- dice el otro joven con los mismos rasgos, la altura es menor.

-Yo…. no soy Connie, Thomas, ¿De qué año eres?- me pregunta analizándome de pies a cabeza.

-Del año 1900… - estoy que tiemblo del frio.

-Es mejor que te cambies- pone unos pantalones y un saco extraño en mis manos y me deja a sola con su hermano.

-Necesito privacidad- le menciono.

-Está bien- alza las manos disculpándose. Me duele la cabeza muy fuerte, me siento en el sofá y pongo las manos en mi cara, no sé que está pasando, ¿cómo llegue aquí?

**

Miro nuevamente por la ventana y a comenzando a caer gotas de lluvia, pongo mis dedos para asimilar que estoy tocando esos pequeños agujeros. Pienso detalladamente lo que paso, como en la muerte del señor Black, como esos malhechores apuntándonos con unas armas, como la traición de mi jefe, queriendo usurpar mi nombre, para que se revele al mundo que el Jack Goulding, ‘‘Jack’, si paso casi un siglo, ahora todo es distinto, pasaron ciento diez años.   Y  me siento más solo que nunca, extraño mucho a Aurora, a mis amigos, como no me di cuenta que era la última vez que los iba a volver a ver, que fue de ellos ahora que están muertos.

Me volteo y la miro, sé que ella no es Connie, peros se parece tanto, su cabello rubio tinturado, y su vestimenta de invierno le hace ver diferente, parece nerviosa, confundida, veo también tristeza en sus ojos.

-Ya te encuentras mejor, ya puedes asimilarlo mejor- asiento y cruzo los brazos.

-Gracias, por todo- pone sus manos en las caderas, y se acerca a mí.

-Necesito ir a trabajo y quiero llamar a alguien capaz ella conozca toda esta situación. Vaya no puedo creer que tu vengas del pasado, la verdad es algo mágico, te dije que creo en la magia, no, no te lo dije, lo creo, eres mágico- dice al final expulsando aire, esta dama si que habla mucho.

-Ya terminaste- le sonrió- ya lo estoy asimilando aunque sea complicado, anqué tengo unas pequeñas dudas y preguntas- camino con pequeños pasos en la habitación.

-En serio, si puedo ayudarte a responder, pregunta.- Me pongo delante de ella y se pone lo guantes.

-¿En que trabajas?- miro su cara es idéntica a mi amiga Connie.

-No te diste cuenta- niego y ella sonríe con una mueca- tengo una panadería, abajo- abro mis ojos.

-Una mujer tiene una panadería, increíble- abro mis ojos y me doy cuenta que el mundo es otro, más liberal, por lo que las personás soñaban.

-¿Puedo bajar a conocer?- le pregunto.

-Claro, te traeré un abrigo más abrigado.

-Por cierto, donde está tu hermano veo que desparece mucho – la sigo y entra en la habitación para buscar en el armario, miro las paredes y son azules, hay un montón de cosas extrañas.

-Él estudia, regresa de clases por la tarde, a veces sale a hacer deporte con sus amigo, como jugar baloncesto- me brinda un prenda extraña.

-Esta es una chompa- me señala – estarás mas cómodo con esto- a por cierto no te preocupes tu vestimenta con la venias, está bien cuidada me asegure de eso, mi amiga que se llama Renata me la paso dejando por el local.

-Fantástico, todo es diferente, de verdad estoy muy sorprendido por cómo se hace las cosas, por cómo cambio el mundo, debo decir que esta semana si me costó mucho abrir los ojos y gracias, Francis- me pongo el gorro que ella me ofrece.

-Vamos que tengo hacer panes- la sigo y juntos bajamos a su lugar de trabajo.

Miro las mesas redondas y hay dos trabajadores limpiándolas, después miro una enorme barra donde Francis se para y abre una agenda. Las personas que entran me miran extraño, y yo me siento incomodo, así que decido sentarme. Y ver cada movimiento. Cuando nos encontramos un momento a solas, Francis se sienta en la mesa y me ofrece un café.

-Para que te calientes, si quieres por la noche podemos salir a conocer la ciudad.

-Gracias- le doy un sorbo y esta sabroso- la anterior vez me dijiste que alguien me iba a ir a buscar al Central Park, pero esa persona, en si no apareció, me podrías decir quién era.

-Ella se limpia las manos con su delantal y asiente.

-Bueno debo decir que para mí esto también extraño pero ……. un hombre y una mujer aparecieron de la nada, me citaron en una mansión enorme y hermosa, por cierto- cruzo las piernas y veo el atardecer del cielo y extrañeza es lo que siento en este momento.




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