Secreto
Thomas
Estamos los tres sentados en la biblioteca de Erick, me mira incomodo, después se recuesta en la silla, yo me cruzo de brazos y le ínsito a contarme todo lo que le dijo a Francis. Cuando termina, me froto mi melena ondulada y me levanto, Francis también lo hace.
-Thomas, ¿Estas bien?- me giro a verla y parece preocupada por mí.
-Estoy bien. Solo necesito salir a tomar aire- salgo por la puerta y camino a donde me lleven los pies. Miro a todos lados y me siento muy confundido, perdido como un niño, como aquella vez que mi familia murió, los únicos a los que tenía, tanto me costó superarlo. Ahora me digo a mi mismo acaso olvide quien soy por estar aquí. Unas manos sujetan mis brazos y me volteo para verla, ver a la mujer que es el mismo clon de Connie, quien lo diría, nadie pues nadie sabe lo que estoy sintiendo en este momento donde me arrebataron todo.
-Connie… perdón Francis, yo- me paso la mano por la cara y tengo ganas de botar todo lo que estado aguantando desde que llegue. Lo hago me derrumbo, caigo en el asfalto donde no viene ningún carro. Francis se pone en mi misma posición y me abraza, después me ayuda a levantarme y ahora estamos frente a frente parados en la vereda.
-Tu, no estás solo, si me parezco a ella, tienes a otra amiga con la cual contar y con la cual vas a recuperar lo que te pertenece ya sea aquí o en el otro lado del tiempo. No te sientas, ni te digas a ti mismo que tú no eres de este tiempo, porque ahora lo eres.-Posa sus manos en mi mejillas barbudas, pongo mis manos encima de las suyas y veo en el reflejo de sus ojos, la sinceridad en la que sus palabras me llegan hasta el alma.
-Gracias, amiga- le sonrió y también le abrazo, es uno de esos abrazos que necesitas y que nunca quieres desprenderte.
-Vamos- me suelta y me toma de la mano- tengo una idea re loca que capaz tu nunca la hayas echo en tu tiempo pero ayudara a cometer locuras.
-¿En serio?- sonrió y me cruzo de brazos, ahora que planeara – entonces cometámosla juntos, será mi primera locura contigo, pero distinta- me giña el ojos y llamo a un taxi.
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-¿Porque estamos vestidos de traje negro?- me miro en el espejo de su habitación- le regreso a ver y está igual que mí, se recoge el cabello y después se pone un sombrero.
-¿Qué tal?- pregunta sin darle vergüenza.
-¿Que tratas de hacer?- me acerco a la ventana. Y toma mi mano jalándome y bajando hasta la salida, un taxi aparece y nos subimos. –Estás loca. No me dices porque estamos así, acaso vamos a una celebración o algún baile, aunque no lo creo porque tu también estas vestida de traje y debo admitir que te vez bien, en mi tiempo era muy prohibido que las mujeres anden así por los lugares- veo que se ríe disimuladamente me regresa a ver.
-Vamos a caminar por las calles así, quiero disfrutar este día contigo, así que tu solo vívelo.
Nos bajamos del taxi y ahora estamos en una estación de tren donde la mayoría de la gente nos ve.
-Que tratas de hacer- le pregunto en el oído, y veo que saca de su bolsillo ese aparato extraño con unos cables.
-Creo que nunca has escuchado a los Beatles, y te saltaste un siglo para llegar a escucharlos, pero ahora los escucharas, fue la mejor banda del mundo- conecta los cables al aparatito y lo guarda en mi bolsillo, después los cables están mis oídos.-¿Qué es esta cosa?- digo haciendo muecas extrañas.
-Esto son auriculares, donde te permiten escuchar cualquier sonido en privado- abro la boca y es sorprendente- solo es de conectar al celular- una sonido aparece y es agradable, me gusta.
-La canción se llama Help!- me susurra- espero que te guste, es una mis favoritas, me agarra de la mano. – Rayos ya llegamos- me jala y me hace salir de esa enorme serpiente. Me pongo bien los auriculares y la música sigue sonando.
-Estamos en el barrio de Williamsburg, bueno aquí es más conocido como un barrio judío- me acomodo el sombrero y veo a la gente que pasa a nuestro lado.
-Increíble, como cambio- miro las casas y ella vuelve a jalarme.
-Pero no es todo, ven – grita y yo estoy más sorprendido por la arquitectura- Este es el East River Park no sé si has venido aquí en el pasado- se agacha para amarrar sus cordones y levanto mi cabeza para ver la maravilla ante mis ojos, el mar- por ahí esta Manhattan y Brooklyn es inmenso esto- me mira sonriente y yo también lo hago.- Y eso que todavía falta más y ¿te gusto la música?- asiento y saco de mis bolsillo el celular para regresárselo.
-Es bueno, la escuchamos de nuevo, mientras bailamos.
-Que, bailar, estas chiflada- me rio nervioso.
-No, pero quiero que te diviertas, vamos estamos en un nuevo mundo- vuelve a poner la música Help! Y comienza a moverse muy chistoso, ella me ínsita y la gente nos queda viendo extraño.
-Se te zafo un tornillo Francis- me pongo nervioso y dudo si debería hacerlo. Al final lo hago.
-Mi hermano y yo sabemos hacerlo y no nos da vergüenza- se voltea y comienza correr, el cabello se le desprende y por un segundo me quedo embobado, como la ráfaga de viento baila con ella. Es fantástica.