Nostalgia
Francis
Así que solo un amigo- dice Paolo mientras me lleva al concierto de un pianista famoso.
-Si – miro por la ventana del auto y la noche esta hermosa, la luna brilla muy fuerte que en cualquier momento la ciudad no necesitaría luz de los postes, waa que digo.
-Cuando llegamos al estacionamiento, me bajo sin pisar mi vestido azul marino, me abrigo más cuando veo sacar unos guantes negros a Paolo, me giro a donde está él y me ofrece el brazo para que entremos.
-Gracias- tengo que admitir que estoy nerviosa, hace mucho tiempo que no venía a un concierto con lo tanto que cuestan, hasta sin plata para pagar la renta me quedaría.
-¿Y porque no lo trajiste?- me pregunta mientras saca los boletos de su pantalón.
-Porque tú me invitaste y no tengo tanto dinero- me zafo de él y camino hasta el fortachón que esta recogiendo los boletos.-Y no sé si le gustara – digo congelándome del frío.
-Estoy seguro que le hubiese encantado que le invitaras Francis, para la próxima yo lo invitare- me regreso a verle sorprendida mientras entramos a la segunda planta, la gente comienza a ocupar los asiento rojos y yo también sentándome alado de Paolo.
- Brad Mehldau es uno de los mejores pianistas y más reconocido en Manhattan- regreso a ver con cara de obvia.
-Claro que lo sé, me encanta una de sus pistas ‘‘Bard’’.
-Me impresionas, ahora veamos que ya va a salir – sonreímos y me siento muy feliz y arrepentida al mismo tiempo, debí traer a Thomas seguro lo pasaría genial.
**
Llego y miro a Thomas y a Jack charlando y a la vez juagando un partido de básquet, escucho de lejos su pequeña conversación
-Ya te cansaste Thomas- veo el cielo despejado, la pequeñas estrellas que apenas se ven por la contaminación.
-No, pero admiremos las estrellas con Francis- dice en voz alta, ya me vieron les doy una sonrisa cálida y me acerco a ellos.
-El cielo, ¿qué ha cambiado?, antes no había tanta contaminación en el aire- le regreso a ver y me siento en la cancha.
-Debió ser, cuéntame ¿Cómo era? ¿Cómo eran las personas?- se pone igual que yo y gotas de sudor le cae de la sienes. Mi hermano le sigue.
-La gente era más caballerosa, bueno debo decir que había mucho machismo, pero de ahí las cosas como trasladarse a un lugar para otro era muy complicado. Asistía a una cafetería muy seguido pero era para escribir mis escritos, extraño esos tiempos- comenta con nostalgia.
-Todavía puedes ir, puedes iniciar de nuevo escribiendo un nuevo libro, no puedo creer que te pusiste un anonimato y más Jack, como yo- habla mi hermano y me alegra sus palabras.
-Si, tienes razón, me diste la idea de escribir mi propia historia, un cruzador de portales- dice al final, se levanta y coge el balón.
-Otra vez, me gusta- le digo animándolo. Me levanto con mi hermano y me aparto para que sigan jugando
-Está bien, diez anotaciones a la primera y el que pierda compra una pizza- corre gritando por la cancha Jack.
-Tienes suerte que me gane unas propinas- por un momento me siento descolada y les reprendo
-¡Ey!- les llamo y me cruzo de brazos-con que jugando sin mí- me acerco a ellos y me saco los tacones.
-No Francis, bueno si- se ríe mi hermano disculpándose. Thomas me mira de pies a cabeza.
-Sabes no pregunte pero ¿A dónde fuiste?- me preparo y le quito el balón de las manos para comenzar a moverlo.
-Al concierto de un pianista- mi hermano me quita el balón y se lo lanza a Thomas.
-Si nos permites hermana, déjanos terminar este partido ya que Thomas me debe una piza- hago una mueca de reproche.
-¿Cómo?, ¿Está bien?- me voy a sentar en las bancas de madera dándome por vencida y dejándoles su espacio.
Después de tres intentos fallidos por Thomas, Jack termina ganando y les llevo a una pizzería donde Thomas le toco pagar, lo hizo de buena manera y eso me gusto. Ya en casa, decido darme un baño y bajar a preparar panes, ya que me prometí volver a ensayar mis partituras después de esto.
Amaso la masa y la dejo por treinta minutos, hasta mientras decido hacer un pastel. Escucho que alguien toca la pared con los dedos y alzo mi vista para ver a un Thomas recién bañado.
-¿Paso algo?- niega y se acerca a mí para quitarme el molde que iba a lavar y lo hace él.
-Dejame ayudarte, ya que yo también estoy aburrido. Sabes estaba pensando en escribir un libro de nuevo, tu hermano me ayudo a decidirme.
-En serio, vaya, no lo pensé – saco la harina y un par de huevos, también mermelada de frutilla.- ¿Y de va a tratar? ¿De los portales?
-De mi- limpia el molde con un trapo y hago una seña en la frente- de un viajero- continua- de ese árbol de lo que he vivido pero antes quiero hacerme conocer ósea yo que se ir a una editorial, porque dudo que me conozcan.
-Thomas, y si pruebas que tú eres el creador de tu primer libro- me mira y se saca los panes que olvide que estaban en el horno.