Revelando mi pasado
Thomas
Francis me llevo de nuevo a la biblioteca de Erick, debo admitir que es hermosa, grande y confortable. Me dejo solo, como tenia practica con su amigo Paolo.
-Thomas- me llama Erick.
-Mira, quiero indicarte lo que hablamos la anterior vez- tomo las fotos y las miro, son de Aurora junto con sus amigas, fotos de boda, de su esposo y su hijos, más nietos. Increíble, pudo ser feliz o eso lo imagino, siento un nudo en mi pecho y es nostalgia, alzo la vista y miro los ojos de Erick tienen los mismos. Azulados.
-Te pareces mucho a ella- le señalo las fotos.
-No me había dado cuenta- le devuelvo las fotos. –Pero pareces triste- camino hasta el final de la pila de libros y tomo uno de romance- ¿Por qué?, acaso tu antepasado conocía a mi tátara abuela.
-Si – me volteo y le doy una sonrisa débil-ellos se conocía, no te lo dije la anterior vez pero eran muy cercanos.
-¿Cómo sabes todo esto?- pregunta mientras guarda las fotos en su bolsillo de su chaqueta.
-La verdad…. Estoy aquí porque quiero que me ayudes Erick- le digo con interés.
-Yo, en que podría ayudarte- se cruza de brazos y yo me siento en la pequeña mesa de madera.
-Ven siéntate – le invito y él lo hace.
-Que mandón- se ríe incomodo- pero te escucho.
-Quiero reclamar al verdadero autor del libro que le diste a Francis.
-Al verdadero autor- dice confundido y pone sus brazos enfrente-¿Cómo es eso? ¿No será Jack Goulding el verdadero autor?
-No, ese es un sobrenombre, anónimo mejor dicho, la gente de ese tiempo lo hacía porque digamos que un poco intimidante en saber si tu libro cobraría fuerza ante el mundo o seria débil.
-Yy ¿Quién es el verdadero autor?- esa pregunta es la que más me da miedo decir pero decido hacerlo, con una pequeña mentira.
-Mi tátara abuelo Erick- las manos me tiemblan y endurezco el mentón.
-Que- abre los ojos de la sorpresa- no es verdad y el que está en Wikipedia.
-Es mentira, no es el si no mi tátara abuelo- vuelvo a repetir.-Quiero que me ayudes a decirle a la sociedad, pero no se como porque ahora soy un simple humano que perdió mucho.
-Tu familia es el verdadero, fascinante.
-Como tú sabes, tu tatarabuela le quito ese libro a la tatarabuela de Francis, así que eso. ¿Me ayudaras?
-Pero antes, quiero que me digas como estas tan seguro de lo que dices, no tienes pruebas.- Me inquieto, porque no puede decir si de una vez por todas. Seguro mis cejas están muy fruncidas por un poco de enojo.
-Porque, ¡rayos!- me levanto. Creo que debo decirle la verdad, porque en realidad no tengo pruebas, no tengo las verdaderas copias de mis escritos, donde estarán. No lo sé.
-Porque yo soy el que escribió el libro- se lo lanzo de una vez por todas. Se levanta y se comienza a reír.
-Estas bromeando, jajaja un hombre como ese escritor ya tuviera más de cien años. Más bien muerto, me rio eres bueno bromeando.
-No bromeo- me enojo- te digo la verdad yo soy el autor de ese libro- me señalo.
-Tienes pruebas- se cruza de brazos- no puedes ser, tu acaso tienes problemas psicológicos, admito que te creo que seas su nieto lejano pero tú el escritor, te pasas- se carcajea más fuerte.
-Es la verdad, yo quería que Msr Pavariz muriera al final pero no, decidí dejarlo vivo, no quise que haya drama pero hubo, trate de formar al personaje como un sabelotodo, como un hombre valiente, me guie por mi padre, que era eso, era audaz, intuitivo, debí seguir sus pasos de detective pero como era muy pobre en esos tiempos no pude hacerlo, nadie de su familia, ni yo porque no era lo que me apasionaba Erick. Yo soy T en el libro que le diste a Francis- me queda viendo boquiabierto y se recompone.
-Estás hablando en serio- parpadea rápidamente y se toca las sienes- este, comenzó darme dolor de cabeza.
-Que pruebas tienes para recuperar lo que pertenece- ¿me creyó ahora si? O ¿no?
-¿Me crees?- le pregunto prepcupado.
-Te creo, ahora te creo. Te ayudare Thomas Lowell – sonrió y me siento aliviado.
-Gracias señor Erick.
-De nada. ¿Francis lo sabe?- asiento y me vuelvo a sentar – ella sabe todo.
Erick y yo hablamos de todo, de cómo fue que llegue a ser realidad ese libro, de quien soy, de Aurora, de Connie, y de mi siglo, al final de cuentas decidió ayudarme, ya que estoy en este inmensa ciudad tratando de adaptarme, tratando de ser normal.
**
Cuando llego al departamento veo a Francis memorizando sus partituras con un piano de juguete, algo lindo se me viene a la mente por un momento como ella tocando para mi frente a unos de esos vestidos antiguos. Me acerco a ella y me siento alado suyo. Ella se incorpora y cruza las piernas.
-¿Cómo te fue?-pregunta amablemente.