Disfraz
Francis
Cierro la tienda, cuando me volteo guardando la llave en el bolsillo de mis vaqueros, Renata sale de un taxi vestida con una ropa un poco diferente.
-¿Qué haces vestida con ropa victoriana?- le miro extraña y me pego una gran carcajada.
-No te rías, yo que venía a invitarte- hace puchero- adivina quién me invito a una fiesta de disfraces.
-Pues yo- desvió mi mirada a la otra persona que se baja del taxi, no puedo creerlo.
-¡Erick!- exclamo sorprendida.
-Ey ustedes tres, que hacen afuera- llega Thomas todo sudado.
-Thomas, adonde fuiste que apareces a estas horas- pregunta Renata acercándose a saludarlo. Sigo sorprendida Erick invito a mi mejor amiga a una fiesta de disfraces.
-No me mires así- comenta- vine con tu amiga porque…..porque – se acerca a mí y me dice en el oído- me gusta- me tapo la boca de la sorpresa y sonrió como nunca.
-No me digas, hablas en serio- le digo. Y me pongo a pensar, rayos mi amiga ya tiene novio, cuando estoy a punto de contárselo, una voz nos interrumpe.
-Ey ustedes que tanto cuchichean.
-Nada- decimos al unísono. Regreso a ver a Thomas y luce cansado.-Wou veo que si lograste encontrar la casa – luce sorprendido.
-Claro, por quien me tomas, soy listo- viro los ojos y sonrió.
-¿Y bien si van a una fiesta de disfraces porque están aquí?- pregunta Thomas soltando la mochila y sacándose lo audífonos. De donde saco uno, seguro compro, me sorprende.
-Para invitarlos- dice Erick- pestañeo- mi amigo está dando una fiesta de disfraces por su cumpleaños y esta es la temática, estoy seguro que te gustaría volver a vestirte así Thomas- veo que le inspecciona el traje y se ríe.
-Obvio pero lo malo es que ve tan falso- el hace una mueca y Renata se ríe al igual que yo.
-No me digas, es lo que hay – confiesa Erick – ¿Y bien se apuntan?- regreso a ver a mi amiga y me hace ojitos como diciendo no me dejes sola.
-Estoy….- le miro bien, pero cuando estoy a punto de dar mi respuesta Thomas se apresura.
-Yo si voy, así no vaya Francis- mi respuesta iba a ser no, porque no tengo con quien dejar a Jack.
-No puedo dejar a mi hermano solo, tiene quince.
-Pronto a cumplir dieciséis, vamos- me mueve el brazo Renata- ya es grandecito no crees.- Regreso a ver el piso con las luces encendidas y me pongo a pensar, debería disfrutar por lo menos esta noche.
-Está bien peor no se pasara más de la una o dos de la madrugada.
-Quien sabe – dice Erick todo juguetón.
-Bien, no se diga más, primero …
-Primero se van a poner estos trajes- veo que saca unos trajes del taxi, pobre señor lo tienen aquí esperando.
-Primero si se van a quedar a esperarnos, deja que el taxista se marche, seguro quiere seguir trabajando.
-Tienes razón, que tonto. Ya le digo. – Renata toma los trajes y mientras yo abro a puerta para entrar al departamento.
**
¿Qué tal nos vemos?- preguntamos Thomas y yo. Estamos parados en la sala y Jack se burla de nosotros. Mientras que Renata nos da un asentimiento con un pulgar al igual que Erick.
-Hermana, te ves chistosa- regreso a ver a Thomas y este me ve embobado, el vestido es de color celeste, y me apretá el pecho siento que cualquier momento se me va a salir una teta por los aires.
-Te ves hermosa para mí – confiesa Thomas, se acerca a mí y me quita el pintalabios con sus pulgares. Yo me alejo y le fulmino.
-Porque me quitas el labial de los labios.
-Porque te ves mejor sin el, el color rojo no es lo tuyo- me asombro por sus palabras. Y me recorre un escalofrío al ver sus ojos.
-Thomas- dice Renata muy coqueta y me guiña el ojo.
-Ya vengo- dejo a todos y me dirijo al baño. Cuando llego el corazón me palpita a mil, me miro en el espejo y me miro las manchas del pintalabios por mi cara, me lo saco y tiene razón, en que pensé al pintarme de rojo, decido ponerme vaselina.
**
Se preguntaran como fuimos bueno aquí va. Erick pidió un taxi, en donde estos enormes vestidos ocupaban todo el taxi, claro los hombres no tienen que pasar por esto pero nosotras si. Nos bajamos y visualizo el edificio, que resultó ser un hotel reconocido que está en mi misma isla.
-¿Tu amigo es rico? – pregunta Renata y Erick asiente avergonzado.
-Él es empresario- muevo la cabeza y regreso a ver a Thomas, parece fascinado.
-Me encanta tu mundo, me encanta el siglo veintiuno - confiesa y él toma mi mano- vamos señorita- lo dice tan dulce que hace que me recorra otro escalofríos por toda las partes de mi cuerpo.
Cuando entramos el espacio es extremadamente enorme, hay muchas personas, nosotros nos paramos para hacer fila y Erick saca unas invitaciones, me sorprendo y Renata también.