Extrañándolo
Francis
Thomas me manda un mensaje diciendo que ocurrió algo y que no va poder bajar a trabajar, me pregunto que abra pasado, espero que me lo cuente por la noche. Decido seguir colocando los panes en la mesita tapándolos con una tapa de vidrio grande. Mi mente no deja de pensar en el beso que nos dimos esta mañana, rayos es que fue potente, que casi me desmayo, en ese momento mi piel se puso de gallina, quien imaginaria que Thomas besa muy bien. Sonrió como tonta. Y veo que Camilo entra por la puerta. Mis empleados le saludan.
Me acerco el, y decido reprenderle.
-No puede creer que le dejaras beber a Thomas, y más que le dejaras emborracharse.
-Ay vamos fue divertido, él se divirtió. Y para tu información pareces su mama.- Se sienta en una de las mesas que limpie hace un rato.
-Te equivocas, me preocupo mucho por él, ya que a veces…- me interrumpe.
-A veces puede parecer un niño- replica negando la cabeza- Thomas ya no es un niño, es un hombre grande que toma sus propias decisiones, así que deja de exagerar, además me doy cuenta que te preocupas mucho por él ya me estoy comenzando a plantear que la verdad te gusta- me sorprende por lo que dice, tanto se me nota.
- No es de tu incumbencia- se carcajea.
- No lo niegas. Se levanta y veo que viene vestido todo de negro como la mayoría de veces solo que esta vez se ve más arreglado, se peinó el desgraciado.
-¿Para qué estás aquí?- pregunto alejándome de él y rodeando la caja registradora.
-Venía a ver a Thomas- mete las manos en sus bolsillos delanteros.
-Para llevarlo por ahí a romper las costumbres que él tiene y hacer las tuyas- le digo rasgando las palabras.
-Claro que no. Necesita hablar de algo con él.- Levanto mi mirada. Wau no sabía que este hombre quisiera hablar de algo importante con él.
-No está aquí como puedes ver, dijo que tenía algo que hacer. Si me preguntas ‘‘que es’’ no tengo idea. Cierro la caja con llave y me saco el delantal, regreso a ver a mis trabajadores si necesitan ayuda con los panes. Así no necesiten decido ayudarles -si te molesta si no tienes nada más que decir, te puedes ir, interrumpes mi trabajo.
-Está bien, pero dejame decirte que tienes un moco en la nariz- abro los ojos y llevo de inmediato mi mano tapándolo.
-Mentiroso – le grito y él se carcajea. Toma su chaqueta y sale corriendo por la puerta, saco mi espejito del pequeño cajon que tengo y me miro porsiacaso sea verdad. Desgraciado me mintió. Regreso a ver si lo encuentro en la salida y veo que ya se va con su moto.
**
Cuando cierro la panadería por la tarde, para ir a mí práctica de piano, me llega un mensaje de Paolo diciendo que hoy no va poder ayudarme entrar ya que los estudiantes de música tienen una presentación.
¡Rayos! Le envió también como mensaje: no hay problema ya iré la otra practicando la melodía.
-Francis- me llaman. Me volteo y le sonrió.
-Thomas- le digo coquetamente. No debí, se acerca a mí y me abraza.
-Ya cerraste, muy temprano viniendo de ti- apretá el abrazo y luego se aleja para quedar sus manos hasta la mitad de mis brazos.
-Tenia practica de piano, pero Paolo cancelo además no me confirmaste si íbamos a ir hoy a la cita- le miro de reojo avergonzada.
-Claro que vamos a ir- se rasca la nuca.- Debí mandarte un mensaje, verdad- asiento. Toma mi mano- vamos- paramos un taxi y no sé a dónde me lleva este hombre.
Después de llegar me doy cuenta que estamos en el museo histórico natural de Nueva York, nos bajamos y Thomas le paga desde la ventana que tenía abierta al conductor. Me jala consigo y corrimos para subir.
-Thomas, es de noche esto está cerrado- le digo en susurros. Me regresa a ver y sonríe.
-Para nosotros no, así que estamos tú y yo- me dice muy feliz.
-Como… Como – me quedo muda porque no sé cómo lo consiguio y a quien mato.
-Ven- me vuelve a jalar y volvemos a bajar las escaleras y me conduce a la puerta trasera del museo. Saca una llave de sus pantalones y abre. Abro los ojos como plato y formo una o con mi boca.
-Cierra esa boquita- la cierra el con delicadez y se acerca para plantarme un beso fugaz. Entramos y esta oscuro.
-No me digas que vamos a entrar a robar- él se ríe.
-Claro que no, algún día te lo contare pero ahora no hagas preguntas y sígueme, porque apenas vamos a empezar el recorrido y te vas encontrar con algo hermoso.
-No me digas en un museo- digo con ironía- vamos hay esqueletos de fósiles que puede ser impactante.
-Yo nunca los he visto- admite, caminamos y enciende las luces pequeñas que no alumbran tanto al museo.
Veo los esqueletos y son enormes, rayos si tocara alguno de esos se desbastaría e iría presa.
-Thomas, quiero la verdad que hacemos aquí – me pongo nerviosa – es ilegal, nos van arrestar- se voltea y toma mi mano.