Los días…
Thomas
Los días pasaron al igual que las semanas, el verano termino y puedo ver las hojas naranjas del otoño, tomo unas cuantas para tocarlas delicadamente, bonitos pensamientos me vienen de este verano como cuando el último fin de semana de agosto fuimos a jugar de nuevo básquet y a Francis se le cayó el helado, esa boquita que hizo al ver mi abdomen con solo recordarlo me hace sonreír, o como cuando Jack invito a una cita a la chica que le gusta, a Francis casi se le va el alma ya que era algo nuevo que veía de su hermano, o por último cuando atrape ayer a Francis viendo una serie que se llama Sex and the City y justo la atrape cuando iba a masturbarse por ver a una de las protagonistas que iba a tener sexo, bueno al final no uso su mano, si no a mí. Y pensando en mí. Me siento en la banco que da a una excelente vista de Manhattan y pienso que ya se va cumplir un año desde que estoy aquí- alzo mi vista hacia el cielo y una gota me cae en el ojo, pestañeo a cada rato y me incorporo.
-Thomas- llama Francis viene con unos cafés. – Te hice esperar mucho- niego con la cabeza- había una enorme fila- me brinda uno de esos vasos grandes que vienen con tapita y veo la marca Starbucks.
-Gracias, amor mío- olvide mencionar que ya vamos a cumplir un mes y medio de novios, esta tan genial. Ella toma mi mano.
-Nos vamos- me levanto y asiento otra vez con la cabeza.-Parce que va a llover, mira ya está cayendo gotas- me jala para que no nos mojemos.
-Espera- la detengo, y caen más gotas, más gotas de agua- quiero un beso bajo la llovizna, ella me sonríe y me atrae para plantarme un besote.
**
Hoy es sábado Francis y yo decidimos pintar su cuarto para compartirlo juntos, aunque no lo crean decidió por un color muy llamativo, el amarillo.
-¿Es tas segura de este color?- le pregunto cuando coloca el ultimo papel periódico en el piso.
-Obvio, me gusta ese color porque es tan brillante como un atardecer y quiero magia en mi vida.
-¿Yo soy magia en tu vida?- le pregunto y se acerca para abrazarme por el cuello.
-Lo eres y mucho más Thomas- me planta un beso y toma la brocha de mi mano para ponérmela en la cara, olvide que había cogido un poco de pintura.
-Franciiiiis- le reprocho.
-Tus muecas también son chistosas Thomas- se ríe como una loca.
-Ven acá- y comienza a correr por alrededor del cuarto vacío. Después de quince minutos de estar manchándonos de pintura nos pusimos a pintar, Jack también se unió después. Juntos compartimos un tiempo, como si fuéramos una familia.
**
-Yo Thomas juro ser el hombre más feliz con Francis- le lavo el cabello. Estamos ambos en la ducha después de un día cansado de pintar el cuarto hasta el cuarto de Jack que al final también quiso de amarillo, quien lo diría tienen casi los mismos gustos.
-Yo Francis juro solemnemente ser las mujer más feliz con Thomas- quito la espuma de su cabello.
-Juramos- decimos al unísono.
Pero cabe decir que esto no duraría por siempre, porque el dolor estaba por llegar frente a mis ojos y yo no lo iba a reconocer.