El me vio, él nos vio
Francis
La voz de Bosson cantando One In A Million suena mientras veo la fotos que me hice con Thomas hace algún tiempo, su carita de un ángel, como ridícula que soy la abrazo, ¿Por qué?, porque paso todo esto, me limpio mis lágrimas y me levanto para guardar la caja. Decido ir al salón a tocar el piano.
Abro la tapa y recorro los teclados recordando cuando vino a mí.
Hermana, no vas a creer lo que hay en la entrada – dijo Jack. Cuando me asome a la entrada de la panadería vi un enorme piano. Totalmente blanco como un queso.
Un chico me dijo.- Es usted la señorita Stewart- asiento aun con sorpresa.
-Este piano es para usted, lo manda Thomas Lowell- me acerco a presencial el empaquetado y veo una tallado que dice FS.
-Thomas hizo esto para mí – digo al aire y todos asienten.
Recuerdo que fue lo más tierno que han hecho por mí, por ese tiempo me pregunte de donde habría sacado el dinero, pero viendo la realidad ya me lo imagino. Me siento. Y decido tocar el piano, sigo trabajando en la letra de mi melodía. Al inicio suena triste pero después incremento con notas altas como si hubiera alegría, sonrió y mi hijo viene corriendo abrazarme.
-Buenas noches mami- le aprieto son suavidad y lo marco para llevarlo a su cuarto para cambiarlo.
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Dos semanas después llevo a Tabari a su clase de música, una de las cosas que me alegra es que le gusta la música, y decidio aprender a tocar el piano, sin presión, sin órdenes, sin nadie que le hubiera obligado.
-Adiós hijo- me despido con un beso en la mejilla.
-¿Vas a venir por mí?- me pregunta con un puchero.
-Obvio, esta vez sí pienso pasar por ti así dedicamos un tiempo juntos, tarde de mama e hijo- le limpio el poco de pasta de que tiene a un lado del labio.
Se despide con un abrazo y yo decido irme para mi trabajo. Cuando llego Carmen me entrega unos sobres, la cual son invitaciones para recitales, miro todas mientras camino y mi cabeza topa con una espalda, sonrió y después hago una mueca de disgusto.
-Thomas-hago un grito genuino. Él me mira a los ojos y sonríe maliciosamente.
-Así que aquí trabajas- miro a todos lados para ver si aparece una cara conocida como la de mis estudiantes o algún maestro.
-Como sabes que trabajo aquí- mete sus manos en los bolsillos de su terno.
-Como no lo iba a saber, era una famosa pianista. Te busque en Wikipedia- admite un poco avergonzado. Camino a su lado y decido ignorarlo. Pero él se pone a lado mío siguiendo mis pasos.
-Yo… quería saber cómo estabas, querida disculpame por como actué la anterior noche, creo que fui descortés Francis- le regreso a ver y tengo unas ganas de tocarle la meguilla, de abrazarle, y besarle. Pero es imposible.
-¿Ah?, si- me detengo y me cruzo de brazos.
-Claro, son sinceras mis palabras, quiero que seamos amigos- me estrecha la mano y siento un pinchazo en mi corazón, ‘‘amigos’’, no sé si pueda más cuando aún no le digo que tiene un hijo.
-Thomas- me aclaro la garganta y el parece analizarme de pies a cabezas. Tengo que hablar, pero justo cuando voy hacerlo algo me retiene y es la novia de él.
-¡Thomitassss!- le grita con una voz un poco chillona.
-Sofía – se gira para verle. Decido irme, camino lo más rápido posible.