Mentira descubierta
Francis
Me volteo enojada. Y le lanzo el vaso de agua en la cara, el retrocede y se quita el agua de la cara con las manos.
-Cómo pudiste- afirmo enojada – no tenías derecho de decir que eres su padre.
-Mira solo lo hice por ayudarte- me replica pasando a lado mío para coger el trapo y limpiarse la cara- además tu viste que apareció como fantasma, mujer debiste decirle la verdad desde que lo volviste a ver- me alejo de él.
-No lo vuelva hacer, te lo advierto Camilo- salgo por la puerta y mi hermano me espera con Tabari.
-¿Y vas a decirle la verdad?- me pregunta, yo agarro la mano de mi hijo y lo meto en el auto.
-Lo hare cuando me dé la gana- digo enojada, cierro los ojos por mi error y veo de reojo a Camilo que salió.
-Es culpa de los dos- grita subiéndose a su moto. Cuando estoy a punto de contestarle.
-No quieres que te lleve yo- interfiere mi hermano. La moto de aleja y veo a Jack.
-No gracias. Adiós- me meto en auto y enciendo el motor. Tabari me queda viendo extraño y lo regreso a ver.
-Lo siento- le sonrió triste- dime que no…. escuchaste eso, no está bien discutir frente a un niño, que error mío.
-Tranquila mami, no escuche nada- se acerca y me besa el cachete, me despido de mi hermano y arranco.
**
Me despierto, y salgo de la colcha. Me veo en el espejo y hoy va ser un día estresante, una porque tengo organizar el recital de mis estudiantes y otra por que tengo que estudiar mis partituras. Me desnudo, y me meto en la ducha.
Cuando llego a mi lugar de trabajo, reviso mi agenda y el próximo mes tengo mis propios recitales en Corea del Sur. Siendo honesta debería tomarme un descanso.
-Maestra- alguien toca la puerta y alzo la vista para ver a una de mis estudiantes- necesito hablarle de la Beca – me dice y yo dejo a un lado misma cosa para escucharla.
-Adelante, toma asiento- digo sonriente.
**
Toco la última melodía y todos me aplauden, me levanto y les explico la nota que fue baja, de vez en cuando tengo preguntas sobre como compuse mi melodía, otras si me inspire en alguien. Termino la clase y me dirijo a mi despacho, a medida que pasa la tarde calificando notas de trabajos, preparando exámenes, mi celular vibra a las seis de la tarde, lo alzo y veo su nombre. Como rayos consiguió mi número, me pongo un poco nerviosa y una ráfaga de viento sopla mi cabello, decido no contestarle.
Guardo todas mis pertenencias cuando la noche llega, deseo ya estar en casa y descansar. Mientras sierro la puerta alguien toca mi hombro, me giro y ¡wau!
-Tú- digo sorprendida por su apariencia, se le ve toda fina, bien vestida con una falda de tubo color beige y un saco de lana negro, su cartera y sus zapatos son tan caros como los míos.
-Hola- me saluda como si nada hubiera pasado. Como si ella no tuviera la culpa de que Thomas no supiera de nosotros.
-Porque te apareces recién- con la puerta ya cerrada y puesta seguro pasó alado de ella caminando como una modelo, ja, piensas que eres la única.
-Porque vine a disculparme- me detengo.
-Lo sabes verdad- digo cruzándome de brazos y girándome.
-Lo supe recién cuando te vi bajarte en una heladería cerca del Central Park, me di cuenta del error, lo siento Francis- me acerco a ella y le digo mirándole a la cara.
-No sé que decirte, no sé que hacer, no sé ni por donde comenzar- le confieso honestamente y me descruzo – el creo que me odia, creo que se odia a si mimo.
-No se va a casar con Sofía- admite sonriendo de lado. –Él te ama todavía, me arrepiento de no haberlos juntado.- Pero ahora todo puede ser distinto, puedes decirle la verdad- se pone alado mío, puedes cambiar el curso de esta historia- y se marcha haciendo sonar sus zapatos.
-Deberíamos tomar un café- digo antes de que desaparezca por la puerta principal.
-Deberíamos.