Sé que es mi hijo
Thomas
Camino a pasos rápidos por el lujoso apartamento y golpeo el timbre, nadie abre, lo vuelvo hacer y esta vez agrego golpes.
-Vamos, abre se lo que hiciste- grito furioso.-Sé que estás ahí Sofía, abre ya – bajo mi tono de mi voz y la puerta se abre y yo entro sin ser invitado.
-Como te atreves hacerlo- digo sin preguntar- no tienes derecho a meterte- Sofía público una publicación en la que afirma que mi editorial es una farsa que oculta un oscuro pasado.
-Tenía que hacerlo, a mí nadie me deja – cierra la puerta y camina para coger un vaso y servirse un poco de vodka- tu empresa no te merece, no recuerdas yo te ayude- espeta maliciosamente.
-Eres de lo peor, no puedo creer eso de ti- me alejo de ella y me paso la mano por los pelos- no sabes por todo lo que tuve que pasar para llegar a donde estoy, esa empresa no te pertenece ni a mí- le menciono sentándome en un sillón – no vas a tratar de destruirme, no de esta manera.
-Ve si puedes poner tu reputación en alto, tengo fotos provocadora de nosotros- cierro los ojos por un rato y los vuelvo abrir- mirame- se acerca a mí- si no quieres que esas fotos salgan a la luz- ya sabes que hacer.
-Eres tan toxica- me levanto y paso alado de ella- no caeré en tu juego Sofía, soy un hombre a la antigua y conozco cada equivocación que una mujer hace por un hombre- ella abre los ojos y se bebe el vodka de un solo bocado.
-Seguiré destruyéndote hasta que te quedes sin nada Thomas- le doy una última mira y salgo por la puerta cerrándola muy fuerte.
**
Me monto en la bicicleta y pedaleo por todo el Central Park, el viento se pega a cada parte de mi cara y me recorre unos escalofríos por todo el cuerpo, sigo pedaleando y esta vez mas rápido me detengo cuando ya he llegado a mi punto de encuentro, al árbol, por el que una vez vine, me acerco y lo toco, y miro las hojas amarillas. Siento algo en mi pecho, y es un “esa hora, es hora Thomas”. Me imagino cual puede ser y decido tomar las riendas de esta vida que tengo, voy de frente.
Una hora después, estaciono en el apartamento de Jack, subo a la casa tropezándome con mis converse azules, golpeo la puerta y el me recibe con una sonrisa. Después me abraza y me invita a pasar.
-Me das su dirección, es que estoy apurado- le digo y él se aleja para anotar en un papelito lo que le pedí.
-Se amable, no vayan a pelear- me lo da y sonrió feliz – sabes que la amo todavía- y el asiente. Me despido, y por ultimo le digo para jugar un día de estos un partido de Básquet. Bajo por las escaleras y emocionado entro a mi carro, y pongo en mi celular –Maps- la dirección de Francis.
-Ya te tengo- arranco.
La llovizna es liviana, salgo del carro mojándome mi calentador plomo, visualizo su casa, cada parte, es muy… muy de Hollywood, donde está la casa familiar que quería, donde esta las plantas que ama, donde esta ella.
Timbro dos veces y un pequeño me abre, sé que es mi hijo, lo sé por sus ojos, su mirada, por esos rulitos que parecen no notarse. Le sonrió y el me reconoce.
-Thomas- se acerca abrazarme en las piernas y yo me agacho, al fondo escucho una melodía muy cool y es de la banda de Coldplay- Clocks.
-¿Y tú mama? – le pregunto.
-Está dentro tocando el piano, supongo que no escucho el timbre.
-Me invitas, quiero verla- y el asiente, toma mis una de mis manos y yo cierro la puerta principal. Entro a otra y veo cada parte de la casa, las paredes son blancas, y la decoración es muy minimalista, ya estando en la sala, en la parte que esta el piano, lo veo, un flashback viene a mí, de cuando se lo mande hacer. Tabari suelta mi mano y va interrumpir a su mama, ella le regresa a ver sonriente y después se tensa cuando me mira.
-Tabari, ve a tu cuarto- le dice levantándose- por favor hazme caso.
-Esta bieeen.
-Llevate al gato, a Negro- corrige poniendo sus manos en sus caderas.
Tabari desaparece de la sala y yo me acerco a ella, su respiración es más acelerada y se aleja a la a ventana que da al patio.
-¿Qué haces aquí?, ¿Cómo supiste?- pregunta tras pregunta.
-Cancele mi compromiso- digo estando a poco centímetros de su cuerpo, toco su hombro- te ves bonita con ese vestido blanco- se gira un poco, estando a poco centímetros de mi mentón.
-No deberías haberlo hecho, tu eres feliz con ella.
-Para nada, tú me haces feliz- miro hacia ventana y llovizna se hace cada vez más fuerte. Se gira.
-Que quieres Thomas entonces- sonrió maliciosamente.
-A ti, y a Tabari, porque sé que es mi hijo- pone los ojos como platos.
-Co….como lo supiste- me alejo.
-Vamos Francis no soy tonto, es igualito a mí, tiene muy poco los rasgos asiáticos, sí que tuve predominio.
-Que estás diciendo Thomas, es mi hijo solo mío y de….- se queda callada.
-¿De quién?, imposible que sea de Camilo, ni en lo más mínimo se parecería a él- digo un poco enojado.- Él es mío y quiero pasar tiempo con él, el tiempo que perdí, el tiempo que no tenía recuerdos, sabes que no puedes tirarme toda culpa, mujer. Tú también la tienes.