Momentos entre los tres
Francis
Miro los zapatos converse, son rojos. Thomas le pone los zapatos a Tabari y yo sigo observando, se ve tan lindo.
-Listo- dice terminando de amarrar el último cordón. Me regresa a ver. A ti también quieres que te los ponga- dice el muy chistoso y yo niego y me siento en el asiento para ponerme los zapatos.
-¿A donde vamos? – Tabari le pregunta a Thomas.
-A caminar por el bosque, pequeño- me levanto y tomo la cartera para ponérmela en un lado del hombro.
-Al bosque- afirmo- que original- apunto con ironía.
-Pues lo es, porque nos vamos de picnic los tres- Tabari salta feliz y sale por la puerta. Hoy tuvo suerte Thomas, ya que escogió un día donde el sol se ve resplandeciente me parece un gesto agradable, picnic en otoño, quien no con este frio.
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Cuando llegamos desempacamos todos los alimentos en la mesa y veo que Thomas pone un mantel en el césped.
-Ven Tabari, acuéstate alado mío- le dice, sonrió y me siento en una de las bancas para presenciar el momento de padre e hijo.
Él se acuesta y le apunta hacia el cielo, comienza contándole nuevamente la historia de los elefantes enamorados, como lo hiso una vez conmigo. Me levanto y camino hacia ellos.
-¿Yo también puedo acostarme?- pregunto y los dos asienten, me acuesto de un lado y miro la cara de Thomas, veo que ya se le asentaron algunas arruguitas a los lados de sus labios, pero eso no descarta que su sonrisa sigue siendo hermosa. Me acuesto bien y cierro los ojos para seguirlos escuchando ahora sobre el pasado en el que vivió Thomas. Pienso y lo pienso, Tabari merece saber quién es su padre y ahora es el momento justo para hacerlo, decido que primero terminen su charla y ahí hacerlo.
Me siento- chicos- me regresan a ver y Thomas ya presiente por mi mirada lo que voy hacer.
-Yo lo hago- dice y niego.
-Hagámoslo los dos- digo tomando la mano de mi hijo, el parece un poco sorprendido.
-¿Que pasa?- pregunta nervioso.
-Pasa- digo.
-Sucede- apunta Thomas.-Que la vida es como una música-abro los ojos y regreso verlo extraña.
-La vida es como un dulce- digo después sonriéndole.
-La vida es como un cuento de fantasía- miramos a Tabari.
-Soy tu padre- toma la mano de Tabari junto a la mía.
-Él es tu padre- digo también y Tabari sonríe, abrazándonos a los dos, mi cabeza choca con la de Thomas y lo miro a los ojos.
-Ya lo sabía- dice y me sorprendo – desde ese día que pelearon lo supe, saben que es malo pelear cuando hay un menor en la casa, papis- dice, y yo levanto la mirada para plantarle un beso en el cachete, Thomas nos abraza a los dos.
Ya en mi casa por la noche, miro a Thomas alzar la cobija de Tabari hasta su pecho. Se levanta y juntos salimos por la puerta cerrándola despacio.
-Gracias por este día- digo cruzándome los brazos.
-No hay de que – me detiene.
-Quieres…. Quieres tener…- me giro a verlo.
-Quiero- repito la palabra.
-Nada- se arrepiente de lo que supuestamente iba a decir.- Me tengo que ir, mañana tengo trabajo y tengo que arreglar esos problemas.
-Los problemas que te causo Sofía- pregunto curiosamente y el asiente.
-¿Quieres que te ayude?- niega con la cabeza. -Dejame hacerlo- insisto- dejame estar ahí- le tomo de la mano.
-¿Por qué?- pregunta soltando mi mano.
-Porque mereces lo que tienes y ninguna persona va destruir lo que construiste en estos años, ni manchar el nombre del señor Black.- Sonríe y me planta un beso en la mejilla.
-Tranquila, no lo dejare- se aleja y sale por la puerta.
Sea lo que sea voy ayudarlo, y mis amigos también.