Vienes
Thomas
-¡Gracias por hacer esto por mi Thomas!- dice un Erick emocionado.
-No es nada, quieres conocerme, y hacerme unas preguntas. ¿No es así?- asiente y empujo la puerta de cristal, su dueña, una mujer con unos zapatos verdes y vestimenta negra me saluda muy amable, parece tener cincuenta años.
-Bienvenido señor Lowell- me ofrece sentarme. -Tú también toma haciendo, Erick- le tutea y hace lo mismo que yo.
-Bienvenidos a mi editorial, Nueva vida. De verdad quería conocerlo señor Lowell- se sienta y mira de reojo a Erick, parece agradecida por esto- leí sus libros y déjeme decirle que es lo más maravillo que ha escrito, el que se llama la Muerte de Susana. Tiene los dones de su antiguo tatarara…abuelo.
-¿Lo leyó?- pregunto y asiente emocionada, sonrió por mi trabajo- siempre me ha gustado escribir, regreso a ver a Erick, y parece emocionado y yo sigo con este favor que me pidió. Nos demoramos hablando una hora, le di mi autógrafo y como llevaba una copia de mi nuevo libro se la di, se llama Vive o muere.
Cuando llego a mi trabajo todos me saludan, me felicitan por decirle al mundo la verdad. Subo al ascensor no sin antes tomar una copia del periódico hablando de mí. Me llama la atención un subtema que dice, puede ser un hombre del pasado al tener las habilidades del verdadero autor. Siempre lo tuve, me digo a mí mismo. Llego a mi oficina y abro la laptop me voy a Word de mi antiguo proyecto que nunca concluí. Mi vida …. no sabía cómo seguir por ese tiempo y lo deje apartado, pero después de mi accidente no me acordaba para nada de esto, y cuando vino mi memoria, lo abrí de inmediato, y ella me recibió hasta ahí me quede.
Miro la pantalla y el palito aparece y desaparece, toco las teclas y decido escribir, concluir con esta historia que inicie y en la cual se llamara 1900. Mil novecientas vueltas, mil novecientas pisadas mías, mil novecientos- lleno de conocimientos.
**
Ella aparece y se sienta sonriendo maliciosamente, pone un sobre sobre la mesa y lo tomo abriéndole enseguida.
-¿Piensas seguir con esto?- le pregunto pasándome la mano por mi mentón.
-Claro, quiero que vuelvas conmigo, quiero que seamos felices Thomas, sé que tú me puedes amar- dice suavemente y parece estar tranquila con todo esto. En cambio yo no puedo amarla, ella se hace ilusiones que no van a ser verdaderas. Por un momento reacciono y la miro a los ojos.
-Alguien te chantajea, Sofía- cuando mis palabras salen a flote ella se sorprende y me doy cuenta que sus ojos marcan la verdad.
-Para nada- se tensa y aprieta sus dedos, uno contra otros.
-Entonces porque sigues con esto, estoy segura que ya te hubieras dado por vencida como en cada cosa, te conozco y tú no eres así. Así que dime la verdad- alza su mirada y por un momento veo tristeza, como si sintiera un nudo en la garganta.
-Lo siento- menciona en voz baja- yo me equivoque- parece rendirse ante todo esto, toma las fotos y las rompe- ahora da un suspiro haciendo que sus hombros se relajen- me obligaron, ellos me obligaron- alzo una ceja.
-¿Quiénes?- pregunto, ella me mira.
-Tu sabes quién, quien te arrollo, quien quiso matarte- abro mis ojos como sapo, un recuerdo de ellos me viene a la mente, la luz, la brillante luz delantera del carro, me muestra la cara de ellos dos. Victoria necesita también saber, pienso por un segundo. Vuelve al tema de discusión con ella.
-¿Porque trabajas para ellos Sofía?- alza su mirada y luego mira por el ventanal vidrioso.
-Uno de ellos es mi tatarabuelo Thomas, es el editor que ocupo tu lugar. No sé como llego aquí, solo sé que un día apareció en puerta, con ese señor que parecía salido de un circo, dijo que tenía que manipularte, ir al hospital cuando despertaras y que todo fuera accidental. Yo solo obedecí- agacha su cabeza- esa es la verdad, y me rindo, me iré y no volveré a molestarte- se levanta.
-Sofía espera- digo levantándome tambien.
-Es todo lo que tenía que decir, nosotros estábamos atrás de todo esto. De verdad espero que me perdones- y sale corriendo por la puerta.
Miro cuando se cierra y caigo en la silla.