(serie Recuerdos) - Mi Secreto De Navidad 3

VII

-Otra vez….otra vez- me grita una voz masculina, siento un miedo interno que me no me permite levantarme, pongo toda  fuerza dentro de mí, pero no puedo, mis ojos miran la luz blanca que de lejos parece amarilla.

Una sombra aparece, con mis ojos nublados, con mi respiración agitada no puedo distinguirlo.

-Fallas- me dice como un susurro.

El sonido de la alarma me hace saltar de la cama, mis manos tiemblan y me duele la cabeza. Me miro en el espejo que tengo delante de la cama y estoy asquerosamente sudada. Hoy es veinticinco. Supuestamente entrabamos hoy, vaya locura que estoy a punto de cometer.

Regulo el nivel del agua de la ducha. Pienso en el verano que tuve, mis momentos bonitos, aun así estando sola fueron únicos. Después vino el frío hasta que llegamos a diciembre, pueden ser oscuros y tristes como en cada año, pero este puede ser diferente, si logro mi propósito puedo volver al polo norte, puedo volver hacer juguetes para Santa, para los niños, para los adultos y ancianos. Puedo volver a usar mi magia. Miro mi mano y esta dentro de mí, Santa devolvió mi magia de desaparecer justo como lo haría un duende al igual que Dru, en algo nos parecemos eso me hace sonreir. 

Salgo de la ducha y me pongo la bata de baño,  miro mi cara en  el espejo y peino mi cabello blanco. Como la magia es precisamente eso, la utilizo estando ya vestida y arreglada. Mi ropa es roja, llevo un saco de lana y una falda corta con mallas. Los botines son largos hasta mis rodillas solo falta la chompa y mi labial.

Cubro mis orejas largas y puntiagudas con un gorro verde y salgo poniéndome mi chompa del mismo color que mi gorro. Aunque podría usar la magia, pero decidí que era mejor cubrirlo con la peluca que usare y gorros por ahora.

-Guau- Dru me mira desde la barra de la cocina, en la mano lleva su plato de cereal y se lleva una bocanada.

-¿Me veo bien? – le pregunto, haciendo unas poses divertidas.

-Vas todo de rojo, bueno sin contar el gorro y el saco. Seguro les cambias las vidas a esos de la Casa Blanca, elfita- acaba de comer y lava su plato, camino hacia él, tomo un vaso y decido servirme leche fría con galletas.

-Espero que nos vaya bien, estoy nerviosa. ¿Seguro que valen tus poderes, nunca han fallado?- me da  sonrisa lánguida.

-Obvio, soy un ángel confía en mí. Nunca fallo. Ahora si me permites voy a cambiarme.

-Iras presentable para la entrevista- tomo un bocado y el chilla con su voz gruesa.

**

Pennsylvania, ¿Quien lo diría? . Estoy que tiemblo de los nervios y no se si pueda. Mientras esperamos atrás, no veo que haya personas para ser contratadas como empleadas, peor en un veinticinco de diciembre.

Una señora mayor sale por la puerta y mi estómago se revuelve.

-No puedo hacerlo- susurro y Dru me regresa a ver sorprendido.

-¿Porque?, ya estamos aquí- dice en voz baja antes que la señora con mala cara este cerca.

-Nos van a matar, a encerrar en calabozos, y quien sabe que, me rindo- Dru me regresa a ver con una mirada profunda en la que parece medio enojado y la señora ya está frente a nosotros.

Dru utiliza el plan B. Ahora.

-Buenos días- saluda Dru amablemente y bien disciplinado. Lo hago yo también y la señora me queda viendo extraña.

-Vaya, ustedes son los dos empleados que pedí….- afirma y abro los ojos como sapo y me sorprendo por lo que dice también.

-Dos- digo y ella asiente sonriente.

-Dos- vuelve a decir el número.

-Si- articula Dru-estamos aquí para ayudar con la limpieza, seguro le llego un contrato en el que está todo descrito.

-Si, me lo hicieron llegar y fueron muy puntuales los de la agencia, no creí que me mandaran a dos jóvenes en fiestas- lo mira profundamente que parece como si tratara de recordar algo. Pero algo más escondido.

-Como ve nosotros somos responsables- sonrió ante tal situación y esto es nuevo para mí.

-Síganme- dice la señora convencida con lo que le dijo Dru.

-¿Ustedes son hermanos? – pregunta y respondo de inmediato.

-Amigos- miro todo lo que está a mí alrededor y parece todo antiguo como caro,  diferente al mundo de afuera. Muchas antigüedades que pueden valer una fortuna. Observo un jarro de flores blancas que huelen bien.

-Deja de mirar- me dice Dru en el oído silenciosamente.

-Lo siento, esto es magnífico- y me mira con mala cara.

Bueno llegamos después de muchas vueltas por los pasillos - ustedes van a ser separados y a realizar diferentes tareas- mi corazón se acelera y un miedo interno me invade, no quiero separarme de Dru. Temo que vaya a cometer una torpeza o algo peor, que mi magia se vea expuesta.

-Las tareas son las siguientes- dice y mis manos se ponen sudorosas como un cerdo, también siento helado todo mi cuerpo.

-La chica va a realizar la limpieza de las habitaciones principales con ayuda de otra persona, que será Sarka, y el chico ira a la cocina, como lo mencionaste en tu curriculum- hago una mueca de sorpresa y viro los ojos disimuladamente.




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