(serie Recuerdos) - Mi Secreto De Navidad 3

XI

La noche es joven, es friolenta, es solo maravillosa.

Después de hablar con Jack y hacerme tremenda broma pesada, decidí vivir este momento, estamos a inicios de marzo, eso quiere decir que estamos más cerca del verano y ya quiero que llegue para solearme. Entro a la tienda de la gitana que hace mucho tiempo visite. Una chica llamada Génesis me atiende.

-Busco a Dinora- ella marca los teclados del teléfono que esta alado. Se ve igual que antes, no ha cambiado mucho la tienda, hay cuadros de gitanos pegados en cada lado y muebles llenos de colores.

-Ya viene, le dije que una chica de pelo blanco la está buscando- veo su goma de mascar entre sus dientes y  mastica como llama.

-Gracias- decido sentarme.

Minutos después aparece una mujer que tiene muchos años pero no se le nota, mas o menos  parece estar  en sus cuarenta, es de cabello blanco, ropa llena de vida, amarillo, rojo y morado cubren su silueta que ahora es más ancha. Lleva aretes largos y un sello dentro de este, indicia que es una luna. Una parte de su cabello va cubierta por un pañuelo.

-Que sorpresa, Oneday. ¿A que tengo tu placer?- me saluda abrazándome y dándome un beso en la mejilla.

-No tienes frío.

-Para nada, aquí dentro y más allá está muy caliente. Ven supongo que viniste para recordar viejos tiempos antiguos- dice misteriosamente.

-Vine para que me leyeras la mano- se detiene.

-No te creo, una vieja como yo puede ver más allá de ti elfa- me lleva arrastras pasando varias puertas hasta que miro el escenario. Mujeres jóvenes están bailando, moviendo sus caderas de derecha a izquierda mientras hombres y mujeres aplauden.

-No voy a bailar, solo lo hice una vez- me zafo de ella- vine porque quiero que me ayudes a buscar unas fotografías mías. Sé que puedes hacerlo. Por favor es importante esto para mí- confieso una parte de mi verdad.

-Vaya, yo que creía que querías bailar- guardo mis  manos en mis bolsillos de la chaqueta- y que es lo que quieres buscar…. Apuesto que por descuidada lo perdiste.

-Me tomaron fotografías, donde aparecen mis orejas y mi vestimenta de elfa y tú ya sabes. Esas fotos fueron a parar a la Casa Blanca y estoy segura que esta me están buscando, o no se- me rindo y me siento en una mesa.

-Viniste con una gitana a consultar eso, ¿imágenes? . Yo pensé que me extrañabas, después de tanto tiempo que no te he visto. Muchos años Oneday.

-Lo sé y lo siento. Pero esta no es mi vida, ser gitana. Vamos yo no nací para eso. Soy elfa de navidad y mi destino es estar con Santa haciendo dulces, juguetes y planificando.

-Entiendo- me mira triste y se cruza los brazos. - Te ayudare, pero solo puedo darte pistas y necesito una foto de la Casa Blanca.

-La traje junto conmigo, en el celular. Conoces estos aparatitos.

-Los conozco, ahora sígueme lo consultaremos en mi bola blanca.- Santa te recompenso bien. ¿El hada de los dientes te ha visitado?-pregunta y niego, ella me mira con una mueca simpática.

-Eso no existe- me pongo alado de ella. Intento bromear.

-Claro que existe, Santa existe, yo existo, porque no el hada de los dientes.

-Si que crees mucho en la magia-respondo con un poco de maldad.

-Lo que tú haces es magia.

Llegamos a un cuarto que está decorado con cortinas floreadas de color rojo, en medio hay una mesa redonda y la esfera blanca está ahí.

Me siento en uno de los almohadones.

-Sabes que soy una gitana, no más elfa, no puedo hacer magia como tú- menciona en susurros y asiento cruzando mis dedos.

Al fondo se escucha una música latina, y la reconozco de inmediato es Paulina Rubio cantando “Todo mi amor”.

Le muestro la imagen de la Casa Blanca y ella cierra los ojos, siento por un momento unos escalofríos en esta habitación. Sus dedos se comienzan a mover como si estuviera haciendo piruetas en el aire. Veo en la bola la Casa Blanca y pasillos de paredes grises, una puerta que parece de metal del mismo color hasta que traspasa esta y observo que mis fotos están siendo analizadas por personas desconocidas, están pegadas en una de esas pizarras blancas de escribir. Me da va dar un infarto.

Dinora abre los ojos cansada.

-¿Obtuviste lo que querías?- pregunta.

-Sí, gracias.

-Hice todo lo que pude.

-Hiciste mucho más-me acerco para abrazarle y ella me devuelve el afecto- mi abuelo hubiera estado feliz por estar aquí.

-Lo se cariño, no dejes de visitarme. Que no estás sola- le sonrió y le peino con mis dedos el cabello blanco.

-Lo sé, Dinora no sé porque dejaste de ser elfa para estar aquí, pero lo respeto, quisiste envejecer y vivir en el mundo mortal con tu amor. Mira si tienes magia y aun lo niegas, Santa nunca te la quito. Más bien te la obsequio para que siguieras ayudándome y ayudando a las buenas personas. Y con ellos vas a morir.

-No andes divulgando eso por ahí, que te pueden escuchar- niego riéndome.




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