(serie Recuerdos) - Mi Secreto De Navidad 3

XIV

-¿Qué haces aquí?- pregunto anonadada por su presencia.

-Pensé que era mentira, que Santa te puso esta misión o tu abuelo- sonríe como siempre con esos dientes que parecen de conejo.

-Se supone que deberías estar recolectando dientes, no espiándome.

-Tenia curiosidad- se arrincona contra las escaleras que dan al segundo piso, la gente le queda viendo entraño por su vestimenta que parece de un pordiosero.

-Porque te presentas en esas fachas teniendo mejores.

-Bueno….porque quería saber ti, todo el mundo fantástico sabe que no te vas a convertir en mortal, que es obvio que te gusta la inmortalidad como yo.

-Pues dices bien- me acerco a él malévolamente y le tomo de la quijada- ya que estas aquí, no quieres ayudarme con algunas cosas, como recuperar mis fotos, necesito ayuda- hago un puchero falso. Pienso aprovecharme de este idiota.

-Amiguita, nada es fácil- saca mi mano de su quijada- todo tiene un costo.

-No pienso dormir contigo- niega con la cabeza burlándose.

-Yo tampoco, acaso me crees que te pediría acostarte conmigo, ni muerto hay más que eso, como por ejemplo que me des la ubicación de Jack Frost, anda muy bien escondido elfa y es hora que aparezca.

Abro mis ojos como sapo, mi boca parece abierta unos centímetros. Me recompongo. Recuerdo el flashback que tuve armando dos bolas de nieve de el. Porque se que existe y ha existido tantos años.

-Yo no puedo darte esa ubicación él está bien y un hada de los dientes no necesita buscarlo, solo Santa Claus.

-Pero Santa no me lo dirá…quieres que te ayude a recuperar las fotos, quiero la ubicación Oneday- me mira un poco enojado y por un momento su mirada me da escalofríos.

-Está en Alaska asiéndose pasar por un mortal- desembucho todo, lo siento Santa y a mí por ser una traicionera.

-Bien, ahora él y yo arreglaremos cuentas….. y tenlo por echo que te ayudare. Solo susurra mi nombre Oneday y vendré. Tú sabes cuál es- me guiña el ojo y desaparece mostrando sus alas verdes.

**

Entro a la primera tienda y pido el baño no sin antes poner unas golosinas encima de la barra, para que me dejen entrar. Cierro la puerta y llamo con mi mente a Santa, pero en vez de eso aparece un elfo, y otro  Antonie.

Decido confesar.

-Di la ubicación de Jack Frost- y él lo anota en su agenda.

-Santa se enojara contigo Oneday, últimamente nos decepcionas a todos. ¿Estas segura que estas apta para esta misión?,  ¿Qué estas apta para salvarte a ti?

-Es algo que solo me concierne a mi Antonie- hago puño en mis manos.

-Deberías pensarlo, porque pareces confundida. Pasare este recado a Santa pero tengo por seguro que has dado una decepción solo para conseguir lo que quieres.

-Solo trato de sobrevivir como todos estos años.

Me sonríe falsamente y desaparece dejando brillos cristalinos a mi vista.

Salgo de la tienda con mis compras y miro al cielo.

Gotas caen en mi cara y al igual que lágrimas, no puedo con esto. Con todo abuelo, desde que te fuiste todo es más difícil y estoy sola.

Me arrodillo, porque no tengo más que hacer, seguro la gente se preguntara que le pasa a esta extraña, esta extraña que quiere parecerse a los mortales, a los inmortales, a una elfa, y una mujer común y corriente.

Sola viene al mundo y sola me iré. Admito que soy una débil.

**

Y así pasan los días de verano con un inmenso calor y una soledad extraña. A veces el presidente y yo hablamos. Como por ejemplo no sabía que le gustaban los gatos, tampoco que su color favorito es el celeste como el cielo y que le gusta divertirse y no pasar aburrido.

Le recomendé que cuando llegue nuevamente el invierno puede ir a esquiar, pero…

Un viernes en la madrugada se le antojo irse a las montañas donde reina la nieve y hay personas divirtiéndose con el esquí. Claro yo tuve que ir por obligación aunque no me aburrí. La pase genial, así pude distraer mi mente.

-Cuidado te caes- me dice mientras yo trato andar con estas cosas deslizantes en mis pies, la gente a nuestro alrededor nos queda viendo y eso me incomoda un poco. Después de intentarlo por quita vez, me caigo de trasero y me rio.

Cuando llegamos a la cabaña miro de lejos a Dru hablando por teléfono y parece contento. Me saco el gorro y decido ir a saludarlo pero me detengo cuando veo a Sarka acercándose a él para darle algo de beber.

-Guao, que rayos- parece que se están coqueteando. Sarka lleva una vestimenta muy abrigada cara y su cabello rojo está en una coleta alta. Se ve muy guapa. Decido voltearme y regresar por donde vine.

Pero me detengo y me preguntó ¿Qué hace Sarka aquí?

Mientras todos almuerzan decido salir a dar un paseo y despejar un rato mi mente, después de tanto trabajo. Toco la nieve y nuevamente los recuerdos me vienen.

-Abuelo, viste, parezco la reina de las nieves.

“Dando vueltas como una niña que se divierte, dando vueltas con una sola mirada a mí alrededor de la que era mi familia”.




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