Todo pasa muy rápido, pongo la carta de renuncia encima del escritorio del presidente, vaya seguramente aparezco en las cámaras. Me dirijo a la casa de Dru para recoger mis cosas y luego volver.
-¿Vas a extrañar trabajar para el presidente?- pregunta Joel.
-Para nada, no es lo mío, yo construyo juguetes, dirijo una tienda de juguetes, lo mío es la magia no la política- guardo la última prenda.
-Bueno, quieres que lleve esto ¿Dónde?- le regreso a ver.
-Al vehículo que alquilo por supuesto- digo obvia.
-Lo siento pero pareces como si estuvieras huyendo, pobre hombre te va investigar muy bien cuando ya no te vea aquí.
-Ni lo digas hada de los dientes, solo tenemos este día para recuperar mis fotos así que más te vale estar listo, guardamos mis cosas y nos dirigimos a la escena del crimen.
-No digas eso más bien a recuperar algo que es tuyo, me gusta la Oneday rebelde.
-Yo no… espera lo soy. Estos meses que estado sola me he sentido como una perdedora llorando desconsoladamente. Yo no suelo ser así.
-Es porque perdiste a tu abuelo One- dice lanzándome mi gorro de elfa- será mejor que te saques esa peluca si vas a recuperar tus fotos tienes que mostrarte cual eres.
Me saco la peluca y la lanzo al basurero.
-Mañana se casa mi amigo Jack, lo peor es que toda la familia de la prometida va estar ahí, imagina quien es su familia.
-¿Quién?- rebusca en mi bolso y toma una barra de caramelo.
-La del presidente- abre los ojos y se carcajea.
-Qué suerte la tuya- se pone la mano en el estómago.
-Deja de reírte, mañana tendré que aparecer a escondidas o llegar antes para explicarle a Thomas y a Francis que no voy a poder quedarme para ver toda la ceremonia.
-¿Y que vas hacer después?- pregunta acercándose seductoramente y lo alejo.
-Construir mi vida, decidí que mudare mi tienda cerca de la gitana.
-Vaya que vida- y vaya decisión también, cuando cambie tanto.
Cuando terminamos de empacar y subir mis maletas al vehículo de mudansa. Miro el apartamento de Dru.
-No duro mucho y yo que creí que iba a ser fantástico…
-Vamos sube- dice Joel el hada de los dientes. Veo que tiene un palillo en la boca.
Me subo y me pongo mi labial rojo. Miro mi vestimenta negra que parece ser la indicada cuando vas a recuperar algo tuyo. Me arreglo el cabello blanco y me recuesto en el asiento.
Cuando regresamos nuevamente a la Casa Blanca solo decepción me invade, no logre cumplir con la misión que quería mi abuelo y Santa, no soy mortal, no paso ni dos años, paso nada. Si no más bien una arrepentimiento y cobardía de mi parte. Y confusión.
Joel me ofrece su mano y yo la tomo juntos desaparecemos para aparecer en el pasillo metálico donde todo está restringido, donde hay cámaras de seguridad, donde dudo si habrá trampas y saldré viva.
Soy una chica de ojos azules y un poco valiente. Esa soy.
-Ten la mirada en alto, de aquí él ya te reconocerá en las cámaras, Oneday- las palabras del hada de los dientes me reconfortan por un momento y sonrió irónicamente.
Me volteo y saco el código que robe hace unas semanas de la caja del presidente.
Aplasto los números con cuidado y nerviosismo. Joel toca mi hombro y supongo que está viendo a todos lados para ver si alguien aparece.
Suena un pitido y me digo a mi misma, caminaría directo hacia una bala cueste lo que cueste para recuperar lo mío.
Todo es plomo, las luces blancas se encienden, veo una mesa en el centro y pantallas enormes, a mi lado izquierdo esta la caja de hierro donde están mis fotos.
-Y bueno supongo que están ahí- dice señalando con la mirada Joel.
-Supongo que si- digo un poco asustada. Joel cierra por un momento los ojos y los abre de inmediato.
-Tenemos que movernos Oneday, nos están viendo por las cámaras, me jala de la mano y decide abrir la caja con su magia de hada y yo lo ayudo, chispas doradas salen de nuestras manos y un fuerte sonido se activa, nos regresamos a ver y arrancamos la tapa de la caja, mis fotos están ahí dentro de una carpeta amarilla la tomo y reviso que estén todas, es mi cara, mi ojos, mi ropa y mi cabello, miro a todos lados espantada.
-¿Son esas?- pregunta deprisa y asiento- bueno tenemos que irnos ¡ya!, no vamos a poder desaparecer de aquí. Joel nuevamente me vuelve a jalar.
Y un escalofrío me recorre en el cuerpo, miro atrás mío y pasos de guardias se escuchan como voces del exterior como en mi interior.
-¿Qué hiciste?- dice una voz femenina
Corremos y cuando llegamos a un pasillo oscuro donde no hay metal con mi magia de elfa desaparecemos Joel y yo.
Estamos sentados en el carro y lo enciende de inmediato… miro por última vez la Casa Blanca, luego desvió mi mirada a la carpeta de mis fotos una por una.
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amor verdadero, navidad blanca y oscura, elfa y angeles buenos y malos
Editado: 10.11.2024