(serie Recuerdos) - Mi Secreto De Navidad 3

XXVIII

ONEDAY 

 

Después, después de aquella mañana no nos hemos visto y me siento fatal por ser una descarada, orgullosa e idiota a la vez, pero era lo mejor, debe estar lejos de mí y mi corazón.

Noah aparece en la esquina de la vereda y me sonríe al verme, camino hasta él.

-Para que soy bueno- me toma de la mano y el recuerdo de Dru sosteniendo mi mano viene a mi mente.

Apártate chico.

-Noah te llame porque quería hablar de nosotros- un escalofríos me recorre la piel.

-Claro- sonríe resplandeciente y comienza- es fácil y creo que ya lo he demostrado, me gustas y mucho, en mi hay una emoción que estalla cuando te veo, la pregunta que yo me hago, es ...puede …este sentimiento ser correspondido.

Le quedo mirando por un rato y no sé que pensar. Puedo intentarlo, no voy a negar que hay una pizca de atracción y supongo que más.

-Lo vuelvo a preguntar, ¿Crees en la magia ahora más que nunca?

-Si Oneday, contigo existe más que magia y existe más que navidad.

-Bien- despierto de todo este letargo y espero que Santa me haya escuchado- yo …yo- decido aclara mis sentimientos – a mí también me encantas- pongo mis manos en ambos lados de su cara y le beso. Y una sensación de magia me invade.

Como en un cielo despejado, como un cristal que debe ser roto, siento toda mi magia alrededor de mi cuerpo- Noah me separa rápidamente y me mira enseguida.

-Por los cielos, brillas- lo veo y sé que en este momento me siento mal, caigo y el me sostiene de los brazos antes de dar contra el suelo.

**

Abro los ojos y hay alguien mirándome y es Santa Claus.

-Bienvenida mi querida Oneday.

Veo alrededor y no estoy en D.C si no en el Polo Norte, me siento en la acolchada cama y veo a un montón de enanos y altos elfos, todo es rojo, todo es vede y todo es blanco.

-Vaya veo que te sorprendiste, traje galletas para que comas-unos elfos vienen con galletas bañadas de escarcha comestible y leche.

-Pase…- digo confundida, el viejo Santa se ríe y niega. Les dice a los duendes que nos dejen solos y yo cojo una galleta y la mastico, la nostalgia me invade.

-Bueno ahora que estamos solos- dice con una voz cálida- bienvenida nuevamente.

-Santa, ¿Se acabó yo cumplí mi misión?

-No querida, aun no acaba. Te traje aquí porque tienes nuevamente toda tu magia y puedes usarla. Oneday estado preocupado por ti, cariño no estás sola, nunca- se saca las gafas y se da masajes en el puente de la nariz. Te traje aquí porque debes tener cuidado.

-Santa yo siento que a veces no puedo, no es fácil- miro la ventana y está nevando- el cree ahora en la magia, y ¿Ahora qué debo hacer?

-Solo sigue a tu mente, y no te confíes, ahora despierta.

-Que despierte, como … no entiendo, no entiendo nada de lo que me dice…

-Despierta Oneday- dice Santa- Despierta – dice otra voz y siento como se va poniendo borrosa mi visión- Despierta.

Es Noah quien me llama y lo hago.

-Por el amor de dios pensaba que te había pasado algo.

-Noah, eres tu-me lanzo a sus brazos y lo abrazo, lo abrazo tan fuerte que él hace lo mismo.

-¿Oneday que pasa?- pone sus manos en mis magillas.

-Dímelo de nuevo Noah- me mira extraño y yo le tomo de la mano y le doy un apretón- lo que dijiste antes de que me desmayara.

-Yo creo en la magia- me mira sonriente y confuso.

- Lo sé – y lágrimas caen como una cascada, me embarro de lágrimas infinitas como la una lluvia de estrellas. Será que estoy destinada a él, será que este es mi destino, ser mortal, solo depende de mí la decisión que tome.

Solo de mí.

**

Meses después de que Noah me declara que cree en la magia, no quiere decir que mi misión haya terminado, más bien todavía falta, porque Noah tiene que crecer como persona, como un alma que debe estar feliz.

Noah, Noah, Noah y Noah.

Nos volvimos novios, nos besamos, nos acariciamos, nos conocemos y le digo que debe hacer más por su vida que por la de otros. Los meses pasan rápido.  Juntos en una tarde a finales de septiembre nos vamos a montar a caballo, la frescura del invierno poco a poco se va acercando, aprieto muy fuerte las riendas del caballo blanco y Noah me sigue atrás corremos por el césped húmedo.

Bajo la velocidad y él está alado mío con su caballo. Respiro agitadamente y le digo:

-Uff, esa carrera ha estado fantástica, había olvidado como montar un caballo.

-Vaya mujer hay algo que no sepas hacer- le sonrió y cierro mi mano derecha, lo miro- ¿Y ahora que tramas?- galopea con su caballo- no me digas que vas a salir volando otra vez con el caballo, y más presumirme que eres muy buena.

Niego moviendo la cabeza. -Mírame- y el obedece. Soplo como una brisa ligera y escarchas blancas bañan su cara haciendo que el sudor de su rostro desaparezca.

Se acerca a mí y me besa.

-Eres una loquilla Oneday, mi loquilla.

Y así nos besamos confirmando una vez más nuestra relación.

Pero… pero no tenía que hacerlo.




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