ONEDAY
Los seres mitológicos de la navidad son una creación divina que mucha veces es desconocida hasta para el mismo humano, muchas veces no vemos lo que nos rodea y que en este mundo es más que magia, más que entregar regalos, más que disfrutar y vivir, es amistad.
Hace muchos años Santa Claus y Jack Frost se odiaban a muerte, era una batalla por ver quién era el mejor, pero solo uno salió ganando y fue el que todos conocen cada diciembre, pero ¿Qué pasó con Jack? un joven que solo disfruta de su juventud y emocionar a los niños con sus locuras y diversión, ¿No es más que aquello?.
El murió joven para convertirse en lo que ahora es, el esparce la nieve por la que ahora caminamos, y solo él me puede ayudar esta vez porque es el único que comprende este mundo y tiene mucho poder.
Golpeo la aldaba de la puerta. Nadie abre así que lo hago de nuevo y más fuerte. Abren la puerta y lo miro inmediatamente.
-Me estoy congelando- digo abrazándome por el frío que estoy sintiendo y la nieve que entra por alguna parte de mis botas.
-Pasa – dice su voz fría y gruesa.
¿Cómo describir a Jack Frost?, es alto, con cabello blanco y ojos azules, y parece una persona fría por el exterior pero es cálido por dentro como su hogar en este momento.
La chimenea está encendida, hay muebles acogedores y muchas mantas calientitas, una alfombra suave y azul, lleva estampado un copo de nieve color amarillo. Acerco mis manos a la chimenea para calentarme.
-Tu cabaña es acogedora- castañeo y me coloca una sábana alrededor de mi cuerpo.
- Obvio, debe serlo aunque no lo necesite-lo veo y está vestido con un simple poncho, lleva pantalones deportivos y para rematar está descalzo.
-Guao, no sé porque vives aquí, en la cima de la montaña más fría de Alaska- se sienta en una silla que parece de un rey empoderado, solo que no tiene corona.
-Lo necesito, puedo deslizarme por la nieve y más en un trineo, si quieres lo podemos hacer por la noche.
-¡Ni hablar!- exclamó de inmediato y me siento en unos de los sillones- yo… estoy aquí por otra cosa- le digo y se cruza de brazos.
-Imagino porque, antes quieres una chocolatada- asiento emocionada por su amabilidad- ya regreso espérame.
-Por favor que no esté fría – le gritó.
-Tan poco soy malo, mujer- me río y visualizo el lugar mientras espero, diez minutos después regresa con una chocolatada solo para mí.
Se sienta en su trono barato y bebo observándole de reojo y un poco nerviosa.
-Bueno Jack, es sobre Santa Claus que estoy aquí- pone sus largos brazos en las rodillas y dice pensativo.
-Lo se está raro el viejo- sospecha lo mismo que yo, abro la boca - por eso me fui, quería seguir divirtiéndome, cada día se volvía aburrido- cierro mi boca abruptamente por su palabras.
Lo miro achicando mis ojos con un poco de decepción.
-No me refiero a eso- se ríe pasándose la mano por la quijada, se levanta y se sienta alado mío.
-Santa, es Santa, que puede tener amiga- sus palabras me parecen muy extrañas y dejó la taza encima de la mesita de caoba – creo que equivoqué no me puedes ayudar – me lavando y él me sostiene la mano.
- Si te puedo ayudar, solo estaba jugando. Lo siento- me vuelvo asustar y le aprieto la mano.
-¡Au!
- Ya me disculpé- retira la mano de inmediato.
-Pues no me gusta que metas tus palabrotas poco agraciadas – refunfuño y me cruzo de brazos mirándole enojada.
-Tranquila, no lo haré. Escucha voy a contarte toda la verdad – mantiene distancia de mi - es una historia larga, más bien te vas a sorprender Oneday de porque me fui y de lo que descubrí.
-Pues habla, me estás matando de la curiosidad Jack. Es algo serio– asiente con la cabeza- te escucho.
- Por el anterior siglo Santa no volvió a ser el de antes, mientras tú estabas con tus escapadas en el mundo mortal, el me trató feo solo porque irrumpí en su despacho para sacarlo a jugar- le miro curiosa y con chispas de lo que ocurrió- todos los elfos se detuvieron en ese momento – se sienta recto y alza su mano para hacer caer un poco de nieve, ¿Extraño?, lo sé, solo lo hace cuando está recordando su vida, nostalgia se podría decir- dejaron de hacer juguetes por los gritos que echaba Santa Claus, ni como llamarlo viejito de la barba blanca, porque en ese momento vi sus ojos y eran distintos ya no había emoción, no había generosidad, contrato a Antonie un nuevo elfo poniéndolo de gerente de la fábrica y despidiendo a Chispitas, como ya sabemos solo sirve la chocolatada y reemplaza a Antonie algunas veces para llevar algún mensaje importante.
“Por eso me fui, por esa simple pelea, y no volví a saber de él, hasta que el hada de los dientes me encontró en un pequeño pueblo a las afueras de Polonia, me había dicho que Grevor Black había muerto, y tú estabas ahí para Santa ayudándolo centenares de veces- me regresa a ver – no te enojes pero yo siempre sospeche de la muerte de Black, ¿Cómo puede morir alguien que hace poco se había convertido en mortal? ¿Para guiar a niños (as) por el camino del bien?, ¿Cuándo quería una vida pacífica?
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Editado: 10.11.2024