(serie Recuerdos) - Mi Secreto De Navidad 3

XLIII

ONEDAY

Golpeo la puerta pero soy tan idiota que lo había olvidado, Dinora no está, se fue de viaje al Caribe y regresa en tres días, el jueves. Mas lagrimas caen de mis ojos y el dolor en el pecho es infinito, lo perdí todo y me siento tan sola en estos momentos, no está Dru, no está Noah no está Thomas y mi única amiga que me saca muchos años, es tan difícil soportarlo- me resbalo hasta el suelo y grito con dolor, con más lágrimas. Grito porque no puedo con esto, seguro algo malo pasa conmigo.

Me levanto y miro  mi apartamento y a mi juguetería que está debajo de este mismo, no imagine que mi vida sería así, no imagine darme por vencida, y ver que estoy plagada de mala suerte. Cierros los ojos por el profundo dolor y ahogamiento que siento en estos momentos, entro a por mi pasaporte, billetera y algo de dinero, inspecciono cada cosa, como los restos de lo que queda de mi antigua juguetería. Subo nuevamente y tomo solo mi cartera, después la caja de fosforo, regreso a ver a la ventana y el amanecer se aproxima, tonos amarillos, naranja y morado cubren el cielo. Tomo aceite de cocina y arrojo por todo el apartamento y  enciendo  el fosforo y lo dejo caer al suelo, provocando otro incendio, salgo por la puerta destrozada y olvidando de que fracase en todo y que capaz necesite ayuda. Más ayuda que nunca. La dueña del edificio se dará un susto cuando vea como quedo lo que arrendaba.

Bajo de taxi y entro al aeropuerto, compro un boleto y espero hasta embarcarme al avión. Ya no me importa nada, no importa que haya perdido todas mis cosas, tampoco me importa  la juguetería, reacciono de inmediato y pienso en la carta de mi abuelo y rayos también la  perdí, si eso creo, así otra vez lagrimas aparecen en mi rostro y una vocecita de mujer dice que nos embarquemos al avión con destino a New York. Tan descuidada soy que ni de eso me di cuenta, lo único que tenia de él, lo único que me acompañaba y me consolaba.

Le doy el boleto a la azafata sin interés de verle la cara.

Camino y camino sin prestar atención a nada y me siento, justo en ese momento me percato que mi celular está sonando en mi bolso, miro la pantalla y es Noah, decido no contestar y menos con mi humor de mierda, después que ya deja de sonar miro que hay cinco llamadas perdidas de Thomas pero ya es tarde. Apago el celular y decido dormirme ya que el viaje en si no es tan largo.

                                                       **

Me despierto cuando todos ya están bajando, lo hago con ellos y miro a mi alrededor si no hay nada sospechoso, mi cuerpo esta como la piel de gallina recién pelada. Cuando estoy dirigiéndome a la salida busco en mi bolso el celular y miro que tengo muchas llamadas perdidas nuevamente de Noah.  Un pensamiento malo se me ocurre en estos momentos y es el no saber nada de nadie por un tiempo ni de Noah. Queria ir con Thomas pero este sentimiento egoísta no me deja, no deja que nadie de este entorno traspase al cariño, la necesidad y la confianza ni el de la amistad. Voto el celular en un basurero partiendo la pantalla de vidrio.

Ahora quiero estar sola torturándome lo mala nieta que soy.

Tomo el primer taxi que pasa y le digo una dirección especial para mí, la única que me queda por recordar y es el único lugar en el que estaré sola con mi llanto.

A las cinco y media de tarde, piso el césped reseco de la Mansión Black. Mi abuelo me la heredo como dijo Thomas es el mayor tesoro que puedo dejarte, es lo que te pertenece aparte de que compartamos la editorial. Y lo hiso bien, entro y camino hasta la puerta todo parece estar sucio, lleno de polvo y de telarañas. Cuando fue la última vez que recibió una limpieza.  Cierro la puerta y solo el eco de mis pasos parece escucharse.

-Esta tan desolada- digo para mí mismo y me arrodillo derramando mas lagrimas solo que esta vez sobrepasa más el dolor de anhelo. El frio me recorre la columna vertebral y me acuesto solo esta vez, y una vez más para llorar, no está mal ¿verdad?, no está mal lastimarse. No se cuánto tiempo permanezco asi que un dolor de cabeza me deja mal, hasta los ojos me duelen, he llorado como un huracán, me incorporo sentándome y pongo mis piernas hasta mi pecho dejando descansar mi cabeza en el hueco que hay. Afuera ya está oscuro al igual que esta enorme mansión.

**

Por la mañana decido ir a comprar comida a pie, entro al hipermercado más cercano que encuentro y elijo que voy a comprar aparte de comida , ropa barata, blusas, sacos, gorros como bufandas para el frío como instrumentos de limpieza, mucho cloro y chucherías de mujeres.

De regreso a casa comienza a lloviznar y me pongo a limpiar la mansión, de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, cuando llego a un cuarto miro que los tapices de las paredes son rojos decorados con formas de campanas amarillas, en el centro hay una cama enorme sin cobijas ni sabanas, a mi izquierda reposa el cuadro de mi abuelo, me acerco para mirarlo, y sonríe con una calidez que me deja tranquila, se que fue feliz, él lo fue.

Continuo con mi limpieza, hago una pausa para preparame unos fideos instantáneos. Mientras me siento para comer, miro a la ventana y no ha parado de llover, me pregunto si alguien conoce mi paradero, espero que no porque voy a darme un nuevo comienzo, un comienzo desolador.

Una semana después, estoy acostada en una hamaca que puse en la entra de la mansión, los árboles se mueven por el viento y el sol no está muy fuerte. Mientras como mi manzana se me viene muchas ideas y pensamientos que estado descartando desde mi salida al polo norte. ¿El abuelo sabría algo?, ¿Por qué ángeles y mi mundo de elfos se está mezclando? Esto parece irreal y ¿porque Arcángel está metido en esto? Una sensación de desconcierto se acumula en mi cuerpo.




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