(serie Recuerdos) - Mi Secreto De Navidad 3

LXXIV

DRU

Después de indicarle de las últimas cosas que faltan para la nueva juguetería a Onday vamos a una cita como una pareja normal. Entramos a un restaurante y la gente me queda seguro es por mi vestimenta, que es un terno blanco. Mi ex - elfita carga un vestido de diamantes que le llega hasta las rodilla y es muy recatado. Me estira su mano mientras estoy parado en la puerta.

La tomo y me dirige hacia una mesa apartada de todos. Nos sentamos y viene un mesero a tomanos la orden. Se la damos y se va.

-¿Te gusta?- pregunta refiriéndose al restaurante.

-Me encanta- se lo digo y es verdad. Tiene un tono sencillo decorado con muchas flores blancas y una que otras de diferentes tonos.

-Como es nuestra primera cita estoy muy nerviosa- admite y se tapa los ojos. Quito sus manos de ahí y miro su cara no lleva mucho maquillaje solo un labial rojo.

-Oneday tranquila, no debes ponerte nerviosa, porque me pones más nervioso a mi. Se que ya experimentaste muchas primera veces con otros hombres, pero esta vez es diferente, porque estás conmigo y todas las cosas nuevas que me faltan por experimentar quiero hacerlas contigo.

-Si, tienes razón- el mesero viene con nuestra comida. Decidimos compartir lo que pedimos y mientras lo hacemos hablamos de los nuevos cambios que se vienen. Miro de reojo sus orejas y ya no son puntiagudas ya no tiene que ocultarlas, no más de esos feos gorros puntiagudos, no más pelucas y no más miedo.

Mientras sigue y sigue hablando le miro con ternura, por la vez que Arcángel le llevo a recorrer Escocia junto con sus tres hijos, si los cinco se dieron una escapada a finales de agosto, a poco de terminar el verano. Me comenta que vieron mucha naturaleza y castillos históricos como también le indico donde antes era un punto de reunión para ángeles.

De reojo saco una cajita de mi bolsillo y se le pongo frente. Ella abre los ojos como sapo y toma la cajita mientras la abre se le escapa una lagrima imagino que de felicidad.

-Dru, mi Dru. Como el aparecer de una paloma cuando vuela en un día despejado- me toma de la mano, y esta helada. Le doy un apretón y la voz le tiembla- te quiero mucho, mucho- observa los aretes de diamantes rojos  salidos de una mina en la antigua Grecia que explore hace muchos años- gracias por estar a mi lado.

-Bonita- me levanto y coloco mi silla alado de ella – no tienes que agradecerme nada, todo lo hice porque más allá de quererte siento algo mucho más fuerte que esa palabra- pone sus manos en mis cachetes y me besa.

-Igual.

-Dejame colocarte los aretes, mi elfita- ella sonríe con lágrimas en los ojos mientras se aparta el cabello y las pone atrás de sus orejas.

Mientras termino ella dice- Yo también tengo algo para ti- y la música comienza a sonar al igual que su voz.

Me está cantando así yo caigo más rendido.

 




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