(serie Recuerdos) - Mi Secreto De Navidad 3

LXXVII

NOAH

Se va como un cálido abrazo.

Miro a mi alrededor y todo se siente emocionante. Los materiales que usaron para la nueva juguetería me gustan tienen muchos colores navideños. Me encamino por uno de los pasillos, uno que me lleva hasta el Polo Norte, está encantado con magia. Abro la puerta y ya estoy ahí. Miro que Chispitas está haciendo un inventario de las cartas que van llegando para la entrega del veinticinco. Un poco apresurado porque estamos a finales de octubre pero nunca se sabe yo apenas estoy aprendiendo.

-¿Cómo va ese inventario?- le pregunto y pega un brinco asustado.

-Señor Noah me asusto- deja la carpeta encima de la mesita y se gira verme parece nervioso como siempre.

-Te paso algo, sabes que puedes decírmelo- niega y se sienta.

-Todo va bien, estaba contando las cartas que van llegando a este punto son buenas noticias, poco a poco voy recopilando la información de los niños buenos y malos. Los seres mitológicos navideños han sido muy buenos en ofrecer su ayuda en hacer los juguetes ya que no tenemos elfos aun.

Los elfos van a volver aparecer un día después del veinticinco, hasta que se celebre navidad y yo llegue al Polo Norte a sentarme en el cálido asiento.

Entonces, ¿Que me cuentas de ti Chispitas?

El me regresa a ver un poco nervioso, se pasa la lengua por los labios-nada jefe- me sorprendo por qué me llame jefe.

-Chispitas- lo llamo para que me mire - tenemos que hablar porque no creas que no me di cuenta de quién eres, ahora que tengo magia lo sé y te presiento- se aleja de mí y con mi mano lo atraigo bruscamente y lo hago arrodillarse. Si este siguiente Santa aprendió a usar su magia navideña- no está bien que te hayas infiltrado para espiarnos y darle recados a Hades. Ahora dime, ¿Quién eres?

-Yo....yo- se asusta y está que tiembla- lo siento, créame en el fondo no quería pero él me atraía hacia la maldad y yo trataba de evitar- comienza a llorar desesperadamente - ¡No pude evitarlo! Y me arrepiento tanto de no haber ayudado al verdadero Santa es algo que me pesa, por favor perdóneme - ruega agachando su cabeza mientras el suelo se llena de lágrimas no lloradas.

-Dime ahora, ¿Eres un verdadero elfo o eres uno de los sirvientes de Hades?

-Soy un verdadero elfo Noah, yo lo soy y siempre lo he sido estoy tan arrepentido de mi pecados, por favor no me haga desaparecer- dice con voz ahogada agarrándome los zapatos y la verdad está revelación me sorprendió mucho cuando de la nada recibí una carta que Chispitas era un traidor y estaba alado mío pero el ¿Merece el perdón? es la pregunta del millón.

Paso por muchas cosas y es alguien que ha tenido más experiencia que yo capaz en el pasado fue bueno, trajo alegrías.

-Cuéntame como paso Chispitas, ¿Como a ti también te manipuló Hades?

-En un atardecer de invierno estaba fuera del Polo Norte, en el bosque y ese día estaba celebrando el cumpleaños de Santa Claus, me separe del grupo y fui a sentarme en una roca mientras veía los rayos del sol ocultarse, estaba bebiendo una cerveza casera. Todos estábamos fuera del Polo Norte eso lo malo. Esa noche un tipo con ojos amarillos y bien parecido se me apareció de la nada, me asusté como nunca, y mientras quería regresar con los demás él pudo entrar en mi cabeza controlándome, trayendo consigo a Antonie, si era malo muy malo, tenía que hacer lo que me ordenaban si no me harían desaparecer.

Pienso en lo que me acaba de contar y parece ser real. Me levanto y miro a Chispitas desde mi altura, el elfo es enano, joven sin arrugas y piel blanca con ojos azules, y con una vestimenta que parece de épocas pasadas navideñas. Decido usar mi magia y alzar su mentón y acariciarlo como un niño. Estás perdonado por mi Chispitas, creo que mereces otra oportunidad para redimirte y él se atraganta con su saliva mientras llora del dolor y tranquilidad a vez.

-Oh señor Noah, nuevo Santa Claus. Gracias, mil gracias- y es así como me abraza y yo también.




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