(serie Recuerdos) - Mi Secreto De Navidad 3

LXXV

DRU

El niño que creció rodeado de diversión ignorando las advertencias que le daban sus padres se ha reformado por completo. Yo soy simplemente Dru un ángel de la guerra y está es mi historia. Que la verdad sea dicha mediante mis recuerdos.

Escape de los cielos para recorrer Atenas corrí lo que más pude junto a los niños de aquel tiempo para jugar, corrí mucho pará sentarme a comer en los puestos de frutas. Si, no lo voy a negar hasta que apareció Grecia, me rescato de mis travesuras, y la que me dio clases de como manejar mis habilidades.

-Solo alza tu mano y das un pequeño toque suavecito en su frente- menciono Grecia- después vas a pensar con todas tus fuerzas “quiero que deje de doler”. Cualquier dolor que aparezca en tu cuerpo desaparecerá.

Y lo hizo por un buen tiempo hasta que ya no la tuve a mi lado por su muerte.

Mis padres decidieron esconderse en el mundo mortal por un buen tiempo, hasta que nos encontraron y fuimos a llevados al cielo. Fuimos despojados de nuestras alas doradas. Desterraron a muchos ángeles donde se enfrentaron por leyes en desacuerdo, me vi sometido a entrenamiento y a luchar en guerras que no tenían sentido por muchos años. Manipularon nuestras mentes diciéndonos que debíamos cazar a nuestra propia especie y matarlos para que dejen de existir. Según Euphoria eran desterrados que manchaban al cielo. Muchos fueron así. Hasta que en una de mis caserías me encontré a Iris, Alicet y Diocles me revelaron la verdad, sintiéndose como una cachetada en la cara, debía de juzgado por lo que estaba haciendo pero nadie lo haría, no podía atacarlos a ellos, no cuando eran mis amigos. Por no hacerlo Euphoria me hizo pagar caro, pase un año entero como mortal. Abandonado en un lugar que era desconocido. Yo Dru casi del cielo para llegar a parar en el polo norte y ser recogido por una anciana y un anciano.

Cuidaron de mis heridas, me alimentaron, llegué a vestir como ellos. Hasta que apareció una joven con su cabello rebelde y muy blanco, solo vasto que me sonriera para que quedara enganchado y me enseñará a hacer juguetes.

-Un día construiré una casa de madera Dru- lo dijo con tanta alegría - quiero ver qué tal me sale- eran sueños de una joven de diecisiete años que yo se lo cumplí.

-Un día me gustaría conocer más allá del Polo Norte - entendía como se sentía en esos momentos, una chica al estar encerrada mucho tiempo en el Polo Norte le da curiosidad el mundo exterior.

Mi respuesta fue tan simple.

-Esfuérzate para tener tu recompensa y puedas explorar el mundo. Ya falta poco para que seas mayor de edad - solo me sonrió.

Pero para decimoctavo cumpleaños algo cambio.

-Un día me gustaría ser besada- me lo confesó viéndome profundamente a los ojos- y me gustaría seas tú. Que seas solo mío Dru- recuerdo que mi corazón tamborileaba de los nervios y miedo porque fue ella quien se acercó para besarme y se lo devolví.

Fuimos descubiertos por su abuelo y un duende navideño.

Pensé que sería castigado y echado a los lobos pero el señor Black me sorprendió con una respuesta diferente.

-Hazme una promesa- afirmó.

-Lo prometo- yo le respondí de inmediato, sin pensarlo. Había caído no había escapatoria, estaba encadenado al destino.

-Prometeme que si algún momento ya no estoy para ella la vas a cuidar- tome su mano y le di un apretón.

-Le prometo Black, además yo seré el encargado de llevarte hacia tu descanso si algo llegará a suceder.

-Sé que eres un ángel Dru y que cuidaras muy bien de mi nieta. Y más aún la amarás con todo tu ser cuando sea el momento correcto.

-Lo haré.

Mi destino estuvo sellado. Y le había prometido Black sabía que en algún momento yo tenía que regresar al cielo, esos últimos meses viví un romance con Oneday, fui yo quien tomo primero todo de ella como también fui yo quien la rompió y borre sus recuerdos cuando era momento de marcharme.

-No lo hagas Dru- dijo entre lágrimas- no quiero que desaparezcas de mi mente, por favor.

-Elfita que parece alguien angelical- acaricio sus mejillas, después su cabello y por último sus labios- tengo que regresar, pero prometo que volveré por ti. Pero si no borro tus recuerdos, seré castigado nuevamente, las nuevas leyes impiden que un ángel de los cielos se enamore de un mortal.

-Pero no soy tan mortal, tendré mis orejas - se las toca.

-Eres mortal pero no tan mortal, no te adelantes Oneday. Los milagros existen- limpio sus lágrimas. Y me duele verla así, romperle su corazoncito, romperme a mí por no estar alado de ella.

Pero tengo que hacerlo, Euphoria ahora es malo, y Oneday aún es joven tiene que conocer el mundo y salir de aquí en algún momento

-Yo no te quiero olvidar es lo que pasa Dru, no cuando eres un ángel, no cuando me lo diste todo y ahora me lo quitas, no cuando me hiciste fuerte y te quiero.

-Lo siento mi ángel - le miro a los ojos y tocó su sien borrando cada recuerdo juntos, siento frío por hacerlo y el corazón me late muy rápido- cierra los ojos por favor- digo con dolor y lágrimas cayéndome por los ojos.




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