(serie recuerdos)- Recuerdos de Dioses - 4

V

ELPHI

Las nubes grises vuelven aparecen en el cielo, no hay ninguna pequeña aparte del cielo gris blanquecino. Será que el cielo siente mi tristeza. Observo el libro que tengo en manos, que trata de animales, tengo señalada la página donde se hablan de las palomas. La parte más importante es sobre cuando dejan el nido y emprenden su propio vuelo. Pregúntame, ¿Ellas regresarán? No lo sé.

La señora mayor, me da unas cuantas lecciones de la vida pero son lecciones negativas, llenas de crueldad y egoísmo.

Poco a poco aprendo a escribir, eso me pone feliz ya que podré crear mis propias historias, aunque sean cortas. Así tendré algo con que expresarme. Sea solo en silencio.

Deja que me asee y me cambie sola, que haga lo quehaceres domésticos de la mansión, lo cual me resulta innecesario, no voy a negar que antes me divertía pero ahora me aburre. Y no es algo que yo pida. No hay nada mas de distracción es este lugar.

Pasan varios días y con eso los meses…y son tan largos….. Cómo mi existencia.

**

Cinco meses después

Por segunda vez salgo de mansión, ya que el día está hermoso, con un hermoso y brillante sol. La señora me dejó caminar por los alrededores siempre y cuando lleve el aparatito que me puso en uno de mis talones . Decido ir hacia el bosque, las flores de diferentes tonos iluminan el lugar, dándole color y magia. Me saco mis pantuflas y toco el césped con mis pies. Decido sentarme no sin antes colocar un mantel y sacar la comida del cesto. Mi propio picnic, llevo de frutas y vino de mora. Se ha vuelto mi favorito en estos últimas semanas. Quien diría que la señora tomaría esta bebida con sabor que te quema la bilis.

Vierto un poco de vino en la copa y bebo mientras abro el libro de historia griega.

Habla de dioses griegos y muchas teorías mitológicas que llaman mi atención, del bien y del mal. Me acuesto mientras sigo leyendo hasta que mis ojos se sienten pesados y me quedó dormida.

Un lengüetazo me hace despertar, otro lengüetazo más y veo a un caballo lamiéndome los cachetes.

Es enorme, muy blanco con una cabellera lacia. Sonrió por lo que estoy viendo.

-Vaya, amiguito te perdiste – toco su pelaje y se siente muy brilloso. Lo observo bien y tiene pinta de un caballos alado. Lo acaricio. El accede se agacha y se acuesta divertido en el césped.

Decido divertirme y jugar con el. Aunque sea por poco tiempo.

Media hora después mientras le ofrezco comida caminamos juntos de regreso a la mansión y la señora está esperándome en la entrada.

Parece preocupada y sorprendida.

-¿Niña dónde has estado?, estaba preocupada por ti.

-Mira lo que encontré- respondo feliz mientras me acerco con el caballo con pinta angelical.

-Vaya si es enorme, ¿Dónde lo encontraste?- pregunta asustada si debería acercarse a mi o no.

-En el bosque. ¿Puedo quedármelo?- pregunto un poco nerviosa. Ella me mira dubitativa y a la final asiente rendida. Pero triste a la vez.

-Puedes quedártelo, así por lo menos tendrás un amigo- corro abrazarle y ella me recibe. A veces la odio porque se comporta como una bruja pero otras veces la quiero porque trata de entenderme y ayudarme. Aunque me llene de cosas malas que no quiero creer.

-Vamos pongámoslo en el garaje, tenemos que hacer un espacio, donde tenga que comer y hacer sus necesidades- asiento emocionada.

Regamos la paja por todo el suelo llenamos un balde con agua y otro de comida. Césped.

Mañana será otro día, y espero que esto me motive.

Al siguiente día me levanto como loca y salgo en mi desaliñada pijama de lana a ver a mi nuevo amigo. Ahí está bebiendo agua, me acerco y acaricio su pelaje y el me recibe con cariño.

-Hola – saludo feliz. Y el relincha de nuevo. Me río. Tomaré eso como un saludo. Acaricio su columna y el se agacha.

-Oh, ahhh que haces – mueve su cabeza como invitandome a subir.

Dudo por unos instantes pero a la final accedo, me subo el vestido y puedo sentir el pelaje sedoso entre mi piel. El caballo vuelve a su antigua posición y comienza a correr, observo que tiene puesta una hermosa cadena plateada y la sostengo con fuerza mientras el viento golpea mi cara.

Corremos juntos, el hermoso paisaje que jamás he recorrido se abre paso alrededor mío.

-Ohhhuuuu- grito como loca mientras en caballo sigue corriendo hacia la nada. Miro el océano, montañas verdosas y árboles enormes que llevan mucho tiempo ahí.

Lo sé, mi pecho late con una fuerza y pasa otra vez.

Siento como si el cielo me llamara pero está muy lejos para tocarlo. El cielo se torna nublado, y los rayos aparecen de la nada. ¡Mierda se viene una tormenta!

Pero yo sigo corriendo con mi caballo que se parece más a un alado. Solo le faltan las alas.

Si alas, alas que las siento en mi espalda.

**

Regresamos a casa. Estoy eufórica por haber experimentado algo tan hermoso. La llovizna impregna mi pijama y necesito una ducha caliente rápido. Dejo el caballo en el garaje, con comida y agua. Y me voy corriendo para dentro.

Primera pisada y escucho murmullos que vienen de la sala.

-Otro humano- musitó en voz bajo mientras me escabullo y me pongo detrás de las paredes y escucho.

-Salió a dar paseo con el animal, no se preocupe ella no lo verá.

-Ya veo, le gustó el alado- lo sabía es un caballo alado, el más hermoso que he visto acaso el me lo ha ¿Mandado?. Trato de ver a la otra persona y parece un hombre. Vaya primera vez que veo uno. Muy enorme. La señora trata de darle una respuesta pero solo asiente- entonces más vale que la vayas preparando para que me vea, ella y yo tendremos una gran charla y tendrá que hacer uso de sus habilidades. Tienes una semana- la señora interviene asustada.

-Pero señor ella aún no está lista, ni siquiera sabe lo que es, no conoce nada de si mismo, ni sabe cómo se llama- el hombre parece enojado, con brusquedad agarra una copa, la llema de licor y la bebe de una sola.




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