HADES
Arrastro el mantel tirándolo al suelo con todo lo que esta encima de la mesa, rompo los floreros llenos de estúpidas rosas rojas, rompo los adornos que me marean. En eso viene Antonie asustado.
-Señor cálmese- regreso a verlo enojado.
-No puedo, la mocosa se porto como malcriada que necesitan que le peguen en el trasero- grito enojado para que ella también lo escuche- no puedo porque estoy odiando cada día, en no avanzar con lo mio- rompo mas cosas- odio estar estancado y odio esta mansión.
Antonie me mira asustado mientras rompo las cortinas para después quemarlas.
-Usted no es así mi señor. Nunca se comporta así, como un niño- menciona cruzado de brazos- ¿Que fue lo que paso, amo?- apago el fuego antes de que se propague lo mas mínimo.
Me quedo callado un momento mirando mi desastre, ¡Mierda! Un rey no se comporta de esta forma. Parece que explote.
-Ella cruzo una línea que no debió- gruño rendido sentándome en el suelo- eso me hace cuestionarme mis acciones, quiero avanzar con mis planes pero no puedo porque siempre surge algo.
Mi empleado me observa desde arriba y se sienta alado mío.
-¿Cuál fue esa línea?- pregunta con cautela.
Me pongo un poco nervioso, porque no se si debería contarle pero como no tengo amigos lo hago.
-Me beso- agranda los ojos boquiabierto y se la cierro.
-Mi señor, ¿Usted sintió algo?
-Culpa y a la vez …..- me toco el pecho que late con rapidez- una sensación que no se explicar.
Antonie sonríe con delicadeza a mi parecer.
-¿Quiere descubrirlo?- que preguntón el enano. Muerdo mis labios. Sacándome sangre, no quiero seguir sintiendo aun la suavidad de los suyos.
-No- me pongo serio y me levanto- no porque soy un dios griego y hago el mal.
El niega.
-Ya lo olvido- me mira muy profundo como si recordara- usted amo en algún momento de su vida.
Expulso aire y con los hombros cansados.
-Tu lo has dicho, en algún momento de mi vida. Es el pasado.
-Pero…..- le detengo ofreciéndole la mano para que se levante- no digas mas sobre el amor Antonie, esa parte ya no existe de mi, murió cuando ella murió. Ahora yo tengo un propósito que es malo y lo voy hacer.
Me mira decepcionado y es lo mejor no pienso cumplir caprichos.
-Arregla esto, no quiero que Elphi lo vea. Y segundo…. trae a otro empleado contigo- me mira sorprendido- quiero que la incentive al mal. Parece que Vanessa no hiso muy bien su trabajo.
-No mi señor, ella no merece eso.
-¿Entonces que quieres que haga?- exploto decepcionado.
-Dígale la verdad, eso es todo- niego de inmediato- si, señor así ella sabrá quien es y le ayudara, puede existir una manera alternativa.
-No, si no vas ayudarme es mejor que te quedes callado. Lo hare de diferente forma y será cruel- con eso desaparezco del mundo mortal.
No sin antes escuchar a Antonie que soy un dios griego.
**
No soy muy bueno con las palabras, no compongo canciones ni armo coronas de flores. Y me resulta complicado demostrar mis emociones, me han dicho frio y sin sentir. Era algo que no me importaba hasta cierto punto donde se trasladan mis recuerdos, cuando conocí a una hermosa ninfa, que me atrapo en su manto para caer rendido ante el amor. Pero eso se destruyo cuando el ser humano dejo de creer. Hasta de nosotros.
Después solo existió soledad. No hubo mas cariño ni consuelo.
Pero….cierta persona esta cruzando la línea trayéndome recuerdos que no quiero recordar.
Otro nuevo día, uno soleado y despejado, lleno de césped mojado y flores de varios colores, pies descalzos y manos sujetas a las cuerda de su caballo alado. Elphi se alista para correr. Se supone que hoy todo iba a cambiar, mi actitud lo iba hacer pero viéndola así me recuerda a ella. Solo hay dos diferencias: físico y alas que deberían aparecer en su espalda pero no lo han hecho, nunca.
¿Eso me debe tranquilizar?
No, pobre jovencita. Encarcelada por mi egoísmo. Decido sentarme en la mecedora que se encuentra en la entrada de la mansión. Mientras espero que llegue de su caminata.
Nos miramos de reojo pero ella me ignora. Y con eso desaparece entre el bosque.
-¿Tiene hambre amo?- pregunta Antonie con un delantal puesto alrededor de su cintura. Quiero reírme pero me aguanto.
-Prepara el desayuno afuera y no olvides nada de lo que pones para Elphi- asiente sonriente y desaparece en la cocina.
Miro el cielo mientras me meso.
Hades
Escucho su llamado y me pone los pelos de punta.
Hades
Otra vez. Me levanto y volteo a ver a mi sobrina Atenea
-Al fin te encontré- me mira de pies a cabeza, analizándome, tratando de leer lo que me pasa.
-Bienvenida sobrina- le brindo mis sonrisas falsas-que te trae por mi mansión llena de tranquilidad- me vuelvo a sentar en la mecedora viendo a Elphi aparecer en el momento equivocado. ¡Mierda!, si la ve seguramente me la quita.
Me pongo tenso.
-No puedo visitar a mi tio- toma asiento en el tronco talado. Ugh- yo quería saber como estabas, y descubrir tu desaparición. Te han convocado a reuniones y no has aparecido.
-Siempre son las mismas- dar opiniones y llegar a estar de acuerdo entre todos cuando tomaría una sola sin opinión de nadie. Pero obvio seria ignorado.
-Mmm no te creo- le miro sin notar mi susto, mis mentiras y mis travesuras que fueron un daño.
-¿Quien te dijo de este lugar?- pregunto ceñudo.
-Poseidón y lo mas interesante, menciono que algo te mantenía ocupado. Sabes pensé en muchas cosas, pero después se me ocurrió, Hades nunca faltaría a las reuniones, y si lo hacías mandabas un recado diciendo de tu ausencia tio. Se te olvido.
Abro mis ojos por mi irresponsabilidad.
-¿Dónde esta ella?- pregunta de la nada. Sacándome de mi letargo tranquilo, me levanto para atacar pero ella niega con el dedo- ni te atrevas Hades, no soy tonta, y he vivido mucho para darme cuenta de lo que eres capaz. Si me lastimas caerás en desgracia y peor aun delatado ante los demás.
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secuestro y amor prohibido, dioses griegos y ángeles del cielo
Editado: 27.10.2025