ELPHI
No, no, no, no quiero creerlo. Si le creo mi corazón se romperá. Y no soy capaz de sufrir mas. No puedo. Estuve encerrada desde bebe en un cofre. Estuve encerrada desde niña en una mansión sin amigos, sin personas con las que charlar y ahora sigo encerrada sin rumbo fijo a donde ir. Porque no conozco ningún lugar parte de este. Solo hay montañas verdes, arboles hermosos y praderas llenas de flores desconocidas. Un cielo nublado como despejado y un mar que me ahoga si caigo.
Pero
¿Yo soy feliz viviendo aquí en una mentira de cristal?
Lo era, hasta que Hades me confeso quien era, hasta que confeso que soy un ángel capturada. Y que solo me quiere usar para sus maquiavélicos planes. Solo eso, soy un objeto para él.
Miro sentada Antonie limpiando cada parte de la mansión en plena noche de lluvia. No me he movido de mi sillón en la sala de estar que esta cerca de la ventana. Las gotas chispean el vidrio mientras voy trazando figuras sin sentido. Estoy muy triste que no se como manejarlo, ya nada me hace feliz. Quiero gritar, derramar lagrimas.
-¿Tienes un arpa?- pregunto con cautela. El deja de hacer lo que estaba asiendo y me mira cansado.
-¿Para que quiere un arpa?- achico mis ojos y resoplo. ¿Debería decirle lo que pienso o no?
-Quiero tocar- admito respondiendo lo mas calmada que puedo.
-Iré por ella- y así desaparece por el pasillo. Mientras mi mente comienza a idear planes para huir de esta mansión. Pero como lo hago. No creo que pueda confiar en el alguien y para un ángel sin alas es imposible volar. Porque eso hacen los ángeles, además de las habilidades que tienen pero yo soy una fracasada que ni eso a mostrado. Y si lo pienso como podría ayudar al señor Hades.
Seria mas fuerte si tuviera mis habilidades o él seria mas fuerte que mi. Tengo que averiguarlo. Antonie viene con un arpa pequeña igual a la de Atenea.
-¿De donde la sacaste?- pregunto sorprendida y a la vez tragándome mis lagrimas.
-Del cuarto de antigüedades- me cruzo de brazos.
-No sabia de ese cuarto y eso que he recorrido la mansión cada rincón, cada puerta, cada lugar.
Niega emocionado.
-No lo ha realizado bien señorita- pone la arpa en mis manos- ahora toque si puede claro- sonrió débilmente.
-Sabes que no soy buena. Solo me llamo la atención porque la señorita Atenea lo toco con suavidad y dulzura.
-Inténtelo- me ínsita. Toco sus suaves cuerdas-ponga en esta posición el arpa- comienza a enseñarme como debe ir. La envuelve alrededor de mis brazos y comienzo a tocar cualquier melodía creada por mi imaginación.
Antjgvonie me aplaude mientras sigo. Sonrió tarareando y procedo a limpiarme una lagrima que se me escapa por accidente.
-Porque llora- niego, rayos, no quiero que sepa nada de mis sentimientos. Si no se lo contara a Hades.
-Nada, solo me emociona tocar-miento y comienzo a cambiar la melodía.
-Esta bien-me da mi espacio mientras sigue con lo suyo.
Después de media hora proceso a irme a mi habitación y encerrarme con seguro. La lluvia no a parado y mi desesperación tampoco. No puedo aceptar el trato de Hades, si es para hacer el mal no lo hare. Y como un ángel que poco conoce de ese mundo, no traicionare a los cielos.
Tomo el libro que el me dio para leer y decido por lo menos distraerme del dolor de mi decisión. Se que mañana seré encarcelada en una mazamorra sin ver la luz del día. Sin nunca haber experimentado sensaciones increíbles, emociones profundas, amistades, ni el amor verdadero.
Leo una frase mitológica sobre los dioses griegos y la que mas me llama la atención es la de Poseidón, la repito a lo alto, y sigo leyendo. Sigo acabándome el libro de pocas horas, no puedo dormir no hasta ser encarcelada. Y morir en tranquilidad del silencio.
-Alguna vez has escuchado “No llames imposible a lo que nunca has intentado”- esa voz gruesa me saca de mi concentración. Aparto el libro de mis ojos y miro a un hombre vestido solo la parte de abajo. Lo de mas son músculos descubiertos y pelo mojado. ¡Que!
-¿Quién eres?- pregunto asustada apartando mi libro y alejándome la de comodidad de mi cama.
-Poseidón- sonríe como nunca- mucho gusto- se levanta chorreando agua por todo el piso, me extiende su gruesa mano y no se si debería aceptar porque estoy en shock.
Finalmente lo hago.
-Elphi- digo mi nombre toda rígida y apoyada en la pared.
-Mucho gusto Elphi- se aleja y pasa su mano por su pelo chispeante y café.
-Sabes has derramado muchas lagrimas, no crees que es hora de parar – lo miro ceñuda y a la defensiva- espero que hayas escuchado mi frase- niego con mi cabeza de inmediato.
-“No llames imposible a lo que nunca has intentado”- le miro a los ojos al decirlo con suavidad- Elphi – me paro erguida- es hora de ser valiente si quieres cambios en tu vida- dice con profundidad y preocupación-no dejes que nadie cambie lo que qeu eres por naturaleza, descúbrete pero he de admitir que cada quien es responsable de sus decisiones.
-No puedo hacerlo- admito ronca de tanto llorar- el es muy fuerte, me atrapara apenas huya.
-Pero vale la pena intentarlo, sabrás si te atrapa o no. Hay mucho por lo que vivir ángel.
Pestañeo.
-¿Quieres ayudarme?- pregunto nerviosa temblando. Un montón de dudas cruzan en mi mente.
-Lo sabrás si lo intentas, lo que si te diré es que vas a quedar expuesta ante muchas cosas que pueden ayudarte como perjudicarte. El mar es tan eterno que son muy pocas veces en las que ayuda- se aleja subiéndose a la ventana y darme una ultima mirada.
Corro cuando se tira de espaldas al mar. Esta oscuro que no logro verlo. ¿Sobrevivió?
Imagino que si. Después de todo es un dios griego.
Me volteo desesperada. El sol saldrá pronto así que no tengo mucho tiempo, agarro un bolso y meto ropa, baratijas que me pueden ser útiles y el libro que me dio Hades.
Subo también al filo de la ventana y me aterro de inmediato. La piel se me puso de gallina y se que es una pésima idea pero es mi única salida. ¿Me ayudara?, lo averiguare.
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secuestro y amor prohibido, dioses griegos y ángeles del cielo
Editado: 22.09.2025