Estoy sentada en una roca mirando el cielo estrellado con mis alas abiertas, las toco y me doy cuenta que se han vuelto muy suaves y plumadas, no sé qué sentiría si las perdiera.
-Sentirías dolor -esa voz en mi oído la reconozco. Miro hacia atrás y es Artemis me aparto enseguida que casi me caigo de la roca pero él me agarra del brazo y me lanza contra el césped.- Cada día que pasa estas más bonita Grecia, tus ojos son hermosos. De tristeza, alegría, añadámosle también dolor, que pronto lo vas a sentir. Ahora si quieres ver al hijo del rey y salvarlo ven conmigo y acepta un beso mío.
-¿Qué?, no, me das asco, aparte eres un ángel muy malvado y dime donde está el niño– ignoro lo del beso. Desprende sus alas y se acerca a mí.
- Acepta el trato, un beso tuyo por el niño no importa si estas con mi hermano, él no se enterara.
Me aparto de él.- Yo amo a tu hermano– extiendo mi brazo y le lanzo la primera roca que encuentro en el suelo. La esquiva.
-Entonces el niño va a morir-una oleada de viento se forma y Artemis toma mi mano y desaparecemos.
Aparecemos en un lugar llenos de árboles.-Suéltame -me desprendo bruscamente y miro a todos lados. -¿Dónde está?
Artemis pone sus manos en mi mandíbula.
-Mírame, ¡maldito ángel! – me aprieta con tanta fuerza que me duelen los dientes. Me suelta y me lanza contra el suelo.
-Quieres ver al mocoso – veo como desprende sus enormes alas blancas.- Quieres ver su muerte, odio la felicidad cada cosa que te haga feliz la destruiré, si no quieres eso dame tus habilidades es lo único que deseo de ti, aunque también un beso pero sé que no me lo darás así que prefiero tus dones, tú no te das cuenta pero eres muy poderosa, tu madre lo es.- Se agacha al suelo y toma una piedra -¿en qué mano estará? elije una- me dice- si encuentras la piedra salvare al niño y si no matare al niño pero una cosa si salvo al niño muere otra persona.
-¡No!, estás muy loco- como me va a proponer algo espantoso- si crees que voy aceptar estas equivocado.- ¿Quién es este hombre? no lo reconozco, tiene los ojos perdidos, inyectados de sangre. De tanta ira va a terminar desterrado.
-Claro que no, “loco”, nunca te estoy dando a elegir- dice alzando su autoridad.
- Como puedes hacer esto, como puedes seguir en los cielo que es un lugar puro.
-Ingenua, mi padre es un ser mayor no la tiene fácil conmigo y nunca lo tendrá, él no es capaz de matarme, mi hermano y yo somos su más preciado tesoro. Solo que yo pase lo peor desde pequeño -se agacha y toca mis mejillas que están lagrimeando del miedo.
-Si no quieres que le pase nada dame tus habilidades. Todo- parece perdido con la mirada que me da, lo único que veo en este momento es oscuridad.
-Aléjate de ella -escucho una voz masculina. Es de Diocles.
-¡Grecia! – también es la voz de Iris y Alicet.
-¡Hermano que sorpresa! –exclama. Artemis se levanta y se acerca para atacar a su hermano. Yo también me levanto y extiendo mis manos provocando nuevamente el viento pero con más fuerza las ramas de los arboles comienzan a caer y veo como Diocles empuja Artemis contra una roca la cual termina partiéndose en dos, se acerca a toda velocidad a su hermano y yo provoco relámpagos en los cielos.
-Iris busca al niño-dice Diocles -Alicet ayúdale te lo pido- regreso a ver Artemis a los ojos y miro su dolor por dentro, el desvía la mirada de su hermano para ver a Iris marcharse, me regreso a verla y ella también lo mira de reojo. Que pasa aquí me toco mi pecho con ambas manos y detengo los relámpagos y el viento. Diocles amarra ambas muñecas de Artemis. Después desvió mi mirada de ambos.
-Desaparece de aquí mi amor, ayuda a Iris y a Alicet con el niño que ya lo encontraron están en el palacio de Gran Bretaña. Iré a donde mi padre- siento pena por Artemis, porque está sufriendo, lo vi en sus ojos, seguro guarda muchos resentimientos.
Camino por los pasillos angostos, hasta que llego a la puerta, está abierta así que entro. Veo a un padre abrazando a su hijo la tristeza me invade, porque yo no nunca tuve un abrazo de mi padre humano. Ni de mi madre. Me doy cuenta que Iris está sentada alado de Alicet en un sillón enorme donde caben tres así que me acerco hacia ellas y me siento al parecer estamos visible frente al rey y a su hijo Jorge.
-Gracias a las tres, en serio.
-Papa tranquilo no pasó nada solo me perdí mientras jugaba -se perdió qué extraño, algo para no creer.
-Diocles le borro el recuerdo de lo que le secuestraron y medio torturaron -me dice Alicet en mi oído. Que rápido.
-No sabía que ellos podían hacer eso- digo un poco preocupada.
-Tienen todas las habilidades del mundo menos la de revivir, bueno eso creo, porque hace algún tiempo escuche que solo alguien tenía ese don pero no se, capáz sea un mito.
-Cierto – las habilidades de un ángel son sorprendentes podemos hacer casi de todo, me miro las manos y están sucias al igual que mi cara. Me siento una fracasada.
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Editado: 26.07.2021