(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

XXVI

Me penetra   entrando y saliendo de mí.

-Hazlo más rápido Diocles -se ríe en mi oreja. Estoy que quiero que lo haga salvajemente.

-Con gusto, mi ángel- esta vez lo hace más rápido, salvaje y coge mi cabello muy fuerte y me besa, sigue esos fuertes movimientos ¡hay por dios! esto es de locos y lleno de vida.

Me lleva al paraíso.

Diocles y yo estamos acostados en una cama de verdad, él quiso que conozca este palacio que queda en la antigua Escocia y bueno saben lo que paso después.

- ¿Te gustan las rosas? – pregunta de la nada.

-No.

-¿Qué te gusta?- se incorpora para verme de frente.

-Lavanda blanca.

-Quieres que te lleve al lugar que florecen- seria genial conocer el lugar.

-Sí, claro, si no es el que yo creo.

-No se va a repetir - su mano se desliza por mi espalda y me recorre unos escalofríos.

-¿Tienes frio?

-Un poco - se levanta de la cama y yo miro su redondo y hermoso trasero.

-Nos arroparemos con esta cobija que votamos.

-¿Ah sí?, entonces ven – le llamo con el dedo y se acerca a mi boca y la devora a besos.

-Esto para mañana debe estar limpio y sin rastro de nosotros.

-A si será -y lo beso con pasión.

**

-Así que Diocles no te dijo que te va a construir una casa.

-No y creo que ya arruinaste la sorpresa que tenía para mí. Además no sería adecuado que construya una  casita. Me da cositas y no hay con que pagar.

-Por lo que me dijo, iba hacer en la capital Atenas.

-Atenas, Atenas no me gusta ese nombre.

-Vamos olvida a esa loca de tu madre.

-Gracias Alicet pero no es fácil.

-Bueno, cambiemos de tema mejor. Cuéntame ¿te piensas casar con Diocles?

-Ahhhh ni idea –  tal vez si, tal vez no.

-Es que hacen una linda pareja de ángeles.

-No lo veo conveniente.

-Yo si le veo.

-Olvídalo,  nunca nos casaremos.

-Si lo harán.

-Lo rechace.

Que tú que!- veo que entra Moe con unas flores cortadas.

-Te ayudo a cargarlas – me levanto y le cojo la mitad del ramo de flores.

-Que lindas – dice Alicet.

-¡Claro que no! – digo

-Que aburrida.

-Te equivocas, soy muy diferente.

-Ya, sabes me gustaría que tú y yo nos enfrentemos en una lucha de ángel contra ángel.

-Te derrotaría- le digo riéndome.

-No creo – se mata de la risa porque estoy segura que recuerda de aquella batalla fea que quisiera olvidar.

-Intentémoslo entonces.

-¿Dime cuándo?

-En un futuro lejano – le digo  como broma y me carcajeo como loca.

-Chicas me ayudan a envolver las flores en una tira, son para venderlas.

-Obvio Moe- decimos ambas.

**

-Hay algo que no les he contado- rompo el silencio que hay entre nosotros.

¿Qué cosa? – pregunta Moe, miro Alicet y está muy concentrada en mi para que hable.

-Se tocar el arpa- me costó mucho aprenderla pase día tras día practicando.

-Qué bueno, tienes un talentó bonito- dice Moe.

-No tanto, el arpa que tenía hecha de madera se perdió.

-¿En los cielos? – pregunta ahora Alicet.

-No, en la tierra. No sé quién la tomo pero necesito recuperarla, esa arpa fue mi primer regalo cuando cumplí quince años de vida.

-¿Y qué pasa si no la encuentras? - pregunta un Moe preocupado por lo que perdí.

-Perderé una parte de mí, así que si la llegan a encontrar un día, guárdenla por mí y dénmela después. Quería decirles eso.

-Y ¿porque  no la buscas? –continua pregunta Moe, me parece un poco fastidioso pero lo aguanto porque es mi amigo querido.




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