(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

XXXII

Me miro en el largo espejo con filos en forma de tréboles, temo por mi vida, y lo peor es que siento que me falta una parte de mi memoria.

Hoy es el día del casamiento y no sé qué hacer.

-Grecia, estas muy tensa, relaja los hombros – le sonrió Alicet que me está arreglando el cabello, se ve muy bonito.

- Estoy nerviosa, eso es todo- doy un respiro abrumador.

-Quiero decirte algo- interrumpe mis pensamientos.

-¿Qué?- le respondo dándome la vuelta para verle la cara de alegría.  

-Encontré tu arpa- confiesa.

-En serio – me pongo feliz.

-Sí, mi regalo de boda para ti es ese.

-Gracias Alicet.

-De nada amiga. Les considero mis amigas, a ti y a Iris, son las únicas – que bonito tener dos amigas digo en cambio yo, y se que son reales.

-Yo también les considero mis amigas – derramo una lagrima.

-Gracias – ella también derrama una lágrima, porque siento un vacío en mi pecho.

-Quiero decirte algo, escucha con atención.

-Te escucho – se limpia las lágrimas y se sienta alado mío.

-Si  llega a pasarme algo cuida a Moe, aconséjale a mi aprendiz, sigue enseñandole, y quiero que te quedes con el arpa, quiero que vivas una buena vida.

-Porque me dices esto, siento como si te estuvieras despidiendo. Y debes estar tranquila, vamos a estar todos juntos como buenos amigos que somos.

-Es que tengo temor, eso es todo, no quiero que nada salga mal.

-Nada va a salir mal. Grecia eres tú, una mujer con alas, con habilidades increíbles.

-Lindas palabras para merecérmelas yo – me señalo – nada.

-No digas eso- se levanta- las cosas suelen pasar por algo y ese camino es el que tu elijes. Bueno novia te veo en la boda.

-Ojala. Nos vemos – y desaparece Alicet.

Decido ir a visitar al rey.

**

-Hola – miro al rey leyendo unos libros y su hijo lo acompaña alado.

-Querida Grecia- me saluda el niño.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Me lo dijo Iris y Alicet.

-Veo que también sabes el de ellas- le sonrió.

-Si – me regresa una sonrisa dulce.

-¿Te casas?- me pregunta el rey.

-Sí, vine a pedirte algo- pongo las manos en mis caderas.

-Lo que desees- regreso a ver al pequeño Jorge y le giño el ojo.

-Antes, queria decirte que tu hijo gobernara bien, tendrá una vida llena de amor y locas aventuras en el futuro.

-¡Eso espero!, pero quiero que crezca con amor y sea un rey muy inteligente, humilde y muchas cosas más. Y te cuento que yo también me estoy por casar con una mujer muy adorable, es de una familia humilde. Está en sus veinticinco  años.

-Te felicito, creo que mereces iniciar de nuevo, bueno  tuviste tu altibajos desequilibrados. Vine porque quiero que me des las cartas que olvide las última vez, las que escribiste para mí. Espero que no las haya botado.

-¡Claro que no! las escribí con sinceridad, pensamiento y honestidad.

-Bueno, eso es algo hermoso para mí y quiero tenerlas yo.

-Voy por ellas, ya vengo no te vayas.

-Te espero- mientras él se levanta y sale para ver las cartas, me acerco al niño y le digo.

-Siempre se bueno con las personas que se lo merecen, esta es mi última visita, eso creo, como me voy a casar.

-Extrañare verte, ayudaste mucho a mi padre y te lo estaré eternamente agradecido.

Le sonrió y el rey aparece con las cartas en las manos, le regreso a ver y las tomo.

-Adiós- les digo a ambos y desaparezco.

Aparecí en la choza de Moe, así que decido irme a poner el vestido.

Me miro en el espejo y es muy hermoso, también me gusta  mi peinado.

Artemis

Miro al cielo, está despejado y  me siento muy mal, tengo miedo, tengo ira. No quiero matar a nadie.

Grecia

Estoy con las cartas leyéndolas todas de una vez, porque para eso le pedí que las hiciera. Cuando termino de leerlas, siento un escalofríos que me recorre por todo el cuerpo, estoy muy nerviosa, no sé si sea por la boda o porque algo me está diciendo la mente.




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