(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

XXXVI

-Alicet.

-Si, soy yo –se señala - estas viva, creí que estabas muerta, que ese loco de Dane te…… lo que sea que haya hecho.

-Yo – me mira de pies a cabeza.

-Entremos al auto- me dice.

Después de entrar en el auto, quiero decirle Alicet que ya tengo mis recuerdos, que recuerdo todo, todito hasta a Diocles, me pregunto ¿cómo está?, ¿por qué  no vino por mí?

Veo que enciende al auto, jala la palanca y comienza a manejar.

Abro mi boca y siento un dolor en todo mi cuerpo, seguro es del cansancio.

-Alicet….

-Si – sonríe - ¿sucede algo?

-Yo ¿cuidaste bien el arpa?- frena el auto, casi me manda a volar, por suerte me puse a tiempo el cinturón de seguridad.

-¿Que dijiste?- suelta el volante y me mira sorprendida, no esperaba eso.

-Si cuidaste bien el arpa- le digo.

-Jajaja – se ríe ¿por qué? acaso dije algo malo, no lo creo.

-¿Por qué te ríes?          

-Porque recordaste Grecia, estoy feliz, al fin después de todo, al fin, por dios -se pone a llorar de la felicidad.

-No es para tanto Alicet – la miro y me sorprende, está muy cambiada es obvio pasaron siglos, décadas, muchos años.

-Si lo es, no sabes cuánto espere que volvieras a nacer, cuando me lo dijeron, me parecía imposible más para Diocles y para otras personas.

-Alicet. ¿Dónde está Diocles? – me siento un poco nerviosa, veo que vuelve a encender el auto y comienza a conducir. Así vamos por unos cuantos minutos.

-El desapareció, no sé dónde está, después que vio que desapareciste…….te criamos muerta. El rayo que lanzo hacia ti  Dane o Artemis,  bueno para mi siempre va a ser Artemis, Diocles  vio que no estabas y peleo con su hermano muy fuerte. El desapareció después de esa pelea, no volvió a casa, la que está en Grecia – Atenas, yo he estado sola desde que se fue – siento un vacío en mi corazón , pongo la mano en mi pecho, porque nadie sabe de él, quiero verlo, abrazarlo decirle que lo amo .

-Okei, necesitamos buscarlo – le digo.

-Okei, pero antes tenemos que ir a un lugar – pone una cara fría y de inseguridad.

-¿Lugar?, no puedo no tengo mis habilidades.

-Mira para atrás- regreso a ver hacia atrás y veo una mochila mediana.

-Trajiste todas esas cosas para mí – aparte de la mochila hay libros, fundas donde imagino que ha de estar guardada más ropa o eso creo.

-Si ahí está tu pasaporte, yo cargo el mío en mi bolso.

-¿Adónde vamos?- miro Alicet un poco sorprendida por la noticia.

-Donde vivías antes, necesitas ver a alguien.

El corazón me bombardea ¿a quién necesito ver?, a mi madre, padrastro y hermanastra. Lo dudo.

-Aguarda, mi prima necesito ver a mi prima y otra cosa cuantos meses pasaron. En qué mes estamos. – recuerdo que debo verla, mierda el bautizo de las bebes de Jade.

-No podemos, el vuelo sale en una hora y media, ruega que el avión no se marche en nuestras narices.–Toma aire y luego dice- bueno desde que te creímos muerta pasaron dos meses, diría yo o me equivoco.

-Para mí pasaron más de lo debido creo que tres o cuatro meses, se podría decir que debía asistir a un bautizo, el de mi amiga Jade.

-Wau.

-Es lo único que vas a decir.

-Si, ahora relájate y cámbiate en la parte de atrás.

-Okei pero debes parar el carro para irme a los asientos de atrás-asiente y lo hace- sabes antes…. como te veo… ahorita,  para mi pasaron años, muchos años, me da gusto verte, perdona por no reconocerte Alicet.

-Tranquila, no tenías  tus recuerdos – me regresa a ver y me da una gentil sonrisa – me bajo del carro y me voy para la parte de atrás, ella comienza arrancar el auto de nuevo.

No tenía mis verdaderos recuerdos eso me digo.

**

Alicet y yo estamos en el avión y se me hace extraño volver a subirme, después de tanto tiempo. Volver a mi país no me lo imaginaba, como estarán todos, ¿a quién rayos vamos a ver?

-Capaz, puedas ver a Jade y asistir a su bautizo, creo.

Le regreso a ver y sonrió, prefiero quedarme callada por el resto del viaje.

Me veo las manos, no siento ni una pizca de mis habilidades, toco mi espalda y me siento floja, mis alas. Decido recostarme en el asiento y dormir.

Después de unas cuantas horas ya estamos en mi país Ecuador.

-Vamos, el auto alquilado nos espera.

-¡En serio! – le digo exclamando.

-Vamos no conozco a nadie de aquí y en tu estado capas no funcione- que mala.

-¿Cómo lo vas a pagar?- se pone las manos en los bolsillos y no me mira.

-Artemis me dio su tarjeta de crédito y bueno hay más, después vamos a ir  New York.




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