(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

XL

Alicet

Mientras salto con alegría, no me percato que mis alas salen de mí, me paro bien y miro rápido a Bill.

-Wauuuuu, ¿qué eres?- me mira impactado además no parece estar asustado.

-Bill, yo- me pongo nerviosa como le explico a un niño que soy un ángel.

-¿Son alas?-no le contesto y mejor decido arrodillarme, le tomo de los brazos y le digo.

-Prométeme que no se lo vas a decir a nadie, Bill yo soy alguien muy especial.

-No se lo digo a nadie si me dices que eres, acaso eres lo que imagino.

-¿Y qué imaginas Bill?

-Que eres un ángel- me lo dice sonriendo.

-Eres muy pequeño para creer en eso.

-No lo creía, pero ahora que lo veo… mmm lo creo – me pregunto si esto puede afectar a un niño.

-No se lo dirás a nadie, prométemelo.

-Te lo prometo, pero con una condición.

-¿Me estas chantajeando?- hago una mueca y cruzo los brazos.

-No sé qué es pero pueda que si.

-Chantaje es… olvídalo – decido no decirle, vaya y me acuse con su padre-¿que deseas a cambio? – le pregunto.

-Que me amarques y me eleves en tus brazos – los ojos se me salen.

-¿Estás seguro?, te va a dar miedo.

-No. Por favor- me pone cara de tristeza.

-Está bien, aquí hagámoslo- esto está totalmente mal .

-No, aquí no. No ves que el espacio es muy pequeño y cerrado –que suerte la mía.

-Está bien vamos a un lugar donde nadie nos vea.

Grecia

-Vayan a que le atiendan señor – le digo a la persona que necesita una gaseosa.

Mientras limpio las mesas, miro dos zapatos negros en el suelo, alzo la visto y el mi corazón se acelera.

-¿Qué haces aquí Diocles?

-Vine a verte, ¿crees que me voy a quedar así?, te estuve buscando, contactando a Alicet, pero creo que ella también me evita-miro sus ojos azules como el mar, por lo que veo se cortó el cabello, se ve más apuesto, viene vestido con unos pantalones caqui y una camisa negra.

 –Te ves bien – le digo y no es mentira.

-Hablemos, no sé ¿Co…Cómo quieres que te llame Isabella?

-Llamame Isabella o Grecia, como quieras, voy a ver si cambio mi segundo nombre o el primero–paso alado de él para seguir limpiando las mesas y recoger los restos que deja la gente.

-Quiero llamarte por ahora Isabella –yo que en el fondo quería que me llame Grecia.

-Como quieras – le digo en un tono frio, me giro y le pregunto.-¿Qué haces aquí?, ¿Cómo me encontraste? Diocles no te quiero ver - después de lo que hizo no quiero que ni se aparezca.

-Pero yo si, tú me echas la culpa de todo y no te das cuenta que yo también sufrí, no eres la única – lo dice un poco alto como si quisiera gritar.

-No vamos a pelear en mi hora de trabajo, así que vete – le señalo con el dedo índice hacia la puerta.

-¿Por lo menos no me vas a decir dónde vives?- me mira respirando aceleradamente.

-Claro que no, si quieres saber averígualo. Ahora lárgate – le digo apretando mis dientes.

Regreso  a ver hacia la puerta que da a la cocina para ver si aparece mi jefe pero por suerte no hay muros en la costa.

-Ah un sigues aquí – no me di cuenta por la desesperación.

-Ya me voy – se acerca a mí me da un beso en mi mejilla izquierda, eso me derritió. Idiota.

**

-Hola Ali, ¿cómo te fue con Bill?- le vea acostada en el sillón y en pijama ¿qué hace despierta?

-¿Por qué llegas tan tarde? –me pregunta. Mientras ve la Tv.

-Me toco lavar platos y la de platos – hago muecas de lo cansada que estoy.

-Wou  que triste pero así es el trabajo de mesera.

-Lo sé – me decepciono de mí.

-No pongas  esa cara de decepción, por lo menos tienes donde trabajar.

-Tienes razón, perdón por mi estupidez. Cambiando de tema adivina quien apareció hoy-pone una cara de curiosa y asustadiza se podría decir, acaso me esconde algo.

-¿Quién? , Artemis, Ava ….no sé .

-Diocles- digo obvia.

-¿Qué quería?-me pregunta sonriente.

-Joderme la vida.

-Bueno cuéntame que paso- se cruza de brazos.

Me siento en el sillón que esta frente a ella y le comienzo a contar mi fatal experiencia en el trabajo. Ella se ríe un poco, de lo que me sucedió, pero ya que. También me cuenta de cómo le fue con Bill y de cómo le descubrió sus alas.

Ya estando en mi cuarto, me acuesto para tomar un pequeño descanso y a procesar lo que viví hoy. Diocles, me pongo sensible, me viene la imagen de él besándose con otra chica, me dolió mucho pero no hay que olvidar que yo también cometí actos feos cuando estaba desmemoriada. Me pregunto si tendré la culpa. Cambiando mis pensamientos también me gustaría saber que hizo Diocles durante todo este tiempo que ha estado sin mí y en la tierra, ¿qué paso después de que morí?. Tantas cosas ocultas me están matando de la curiosidad y no aguanto más. Mis habilidades no aparecen, mis alas no las tengo y dudo recuperarlas si Ava me las corto.




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