(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

XLIV

Alicet

-Pruébate este vestido, el escote es perfecto para tus senos.

-Bien – cojo el vestido y camino hasta el probador. Cuando ya lo tengo puesto, miro que para nada se ajusta a mis senos. El diseño es bonito pero esto  muy apretado y siento que me voy a asfixiar, así que decido quitármelo y salir del probador.

-No voy a modelar este vestido, me queda muy apretado, quien lo hizo, lo hizo para una mujer más flaca que yo.

-Tienes que modelar con eso Alicet, no vamos a darte preferencias, así que no podemos darte otro igual que tenga el mismo color.

Me parece absurdo, me arde la sangre de la rabia.

-Ash, está bien – digo furiosa -¿a qué hora es la sesión de fotos?

- A las cinco de la tarde. Si vas a irte, estarás puntual- me reprende.

-No voy a irme, en una hora y media inicia la sesión.

-Está bien – veo que se marcha la lunática de Mónica.

Decido sentarme en una silla y sacar mi celular de mi bolso, reviso todas mis aplicaciones, cuando escucho pasos apresurados, me doy cuenta que  toda la gente del estudio fotográfico está saliendo. Tomo el brazo de una de las modelos y le pregunto.

-Ey, ¿qué pasa?

-Un choque de autos.

-No lo puedo creer – le suelto y salgo a toda prisa para ver quien salió herido, sí que soy curiosa.

Me doy cuenta que los autos esta hecho pedazos al parecer por lo que escucho, el auto de color azul oscuro vino  a una gran velocidad impactándose con otro. La gente si que es descuidada.

-Alicet – regreso a ver es Mónica.

-Si – digo a regañadientes.

-Te  buscan.

-A mí – me señaló - ¿quién?

-Yo que voy a saber, solo sé que es un hombre y mejor entra que tienes que alistarte para la sesión fotográfica de invierno.

Cuando ya estoy dentro del lugar, miro al hombre que esta vestido de terno gris y sentado de espaldas en el sofá de animal print. Lo reconozco de inmediato. No puede ser que hace el aquí.

-Artemis – digo un poco exaltada. Él se gira y me regresa  a ver.

-Alicet, no fue tan difícil encontrarte.

-¿Qué haces aquí? irrumpes en mi lugar de trabajo.

-Si, pero es necesario que yo esté aquí. ¿Más o menos a qué hora terminas tu sesión?

- Ni empieza, tengo que ir arreglarme y ponerme un vestido que me deja sin la respiración- él sonríe.

-Esperare hasta que termines.

-No es bonito, pero ya que, me da igual – cambio mi cara a un poco enojada, la verdad no he perdonado para nada a Artemis, es imposible, más con todo los pecados que ha cometido.

Diocles

Camino por la cueva por donde están refugiados algunos de los ángeles desterrados, escucho que Iris me llama de lejos y se acerca a mí.

-¿Que pasa Iris? – pregunto poniendo mis manos en mis caderas.

-Diocles, me entere de algo – su cara es de miedo, preocupación, siente que algo no está bien.

-¿Cuéntame?- le digo delicadamente y tomándole del brazo para que continúe caminando a mi paso.

-Debes encontrar una manera de volver al cielo Diocles, tu padre, no es lo que quien tú piensas que es, él es malo, bueno me dijeron.

-¡Pero no entiendo lo que tratas de decirme! – exclamo con desdén.

-Tu padre mato alguien, para ser alguien quien gobierna los cielos, no tiene que hacer eso. Es deshonesto para la comunidad de ángeles que somos.

Le interrumpo antes de que continúe - ¿quién te dijo eso?, mi padre nunca mataría alguien, es un ser superior, es el que  manda a todos los ángeles del cielo – me enojo con ella, no pienso creer en esto.

-Estas cegado Dio, una mujer me dijo  que fue testigo y que hace poco fue desterrada por tu padre o eso creo o mejor dicho yo pienso que huyo.

-Necesitas pruebas Iris - me acerco a ella lentamente y le doy una mirada furiosa y oscura.

-Mira, no es fácil conseguir pruebas y más estando desterrada, solo te estoy dando la información que me están dando.

-Entonces trae a la persona que te lo dijo – me marcho desapareciendo enfrente de ella.

Iris

Hace unos días atras

Camino por el parque, no hay gente que camine por donde yo lo estoy haciendo, cuando estoy a punto de ponerme los auriculares un fuerte estallido me hace dar un pequeño brinco de susto, regreso a ver para atrás. Abro y cierro mis ojos rápidamente porque no puedo creer lo que estoy viendo. Corro hacia la mujer  que está agonizando y ensangrentada y para rematar tiene alas blancas, esta acostada en el suelo, me regresa a ver, pero yo estoy muy asustada que alguien haya visto esto, veo a mi alrededor y arrastro a la mujer hacia unos árboles que están a mi derecha, pesa más de lo que imagine.




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