(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

XLVI

Artemis

Me siento en la silla de madera  y él se queda mirándome.

-Esto tienes que hablar con Iris, yo no quiero meterme en problemas Artemis, ella tiene que decírtelo todo, si quieres espérala aquí, solo ten paciencia. Yo sé que esto es muy confuso para ti y mereces explicaciones y saber toda la verdad, pero  no me corresponde a mí decírtelo – y desaparece el muy desgraciado.

-Bien – me digo a mismo – esperare- cruzo las piernas.

Dos horas después

Escucho que la puerta principal que se abre, después los pasos de la mujer que  algún día ame. Ella entra asustada y cansada, por lo que veo no le gusta que este aquí, se ve que en cualquier momento derrama lágrimas.

-Hola - le saludo de manera fría, estoy asustado, mi mente piensa muchas como teorías, quiero explicaciones ¿de quién fue ese hijo?, ¿cuándo lo tubo? ¿será de Diocles? porque por lo  que veo están muy unidos. No, imposible.

-Artemis- se le quiebra la voz-yo...que.... ¿qué haces aquí?- ahora esta malhumorada.

-Me quieres explicar, ¿de quién te embarazaste?, ¿por qué no veo a tu hijo?-las preguntas fueron muy fuerte para ellas, es como  si le cayeran piedras del cielo.

-Yo- se queda un rato en silencio para tomar aire.

-¿Tú?, rayos, habla mujer, estoy furioso- comienza a derramar lágrimas.-Porque lloras, solo son preguntas simples Iris y respóndemelas.

-Tú no tienes el derecho de saber nada.

-¡Que!, me preocupa, no me has contado nada de ti. Quise hablar contigo pero cuando lo intento huyes y solo vienes cuando necesitas algo o decir algo para rematar – me jalo de los cabellos.

-Yo estoy más  furiosa que tú, eres un desgraciado, tú no sabes por lo que he pasado, te largaste y no nos buscaste.

-Buscarlos ¿a quién?

-No seas imbécil Artemis, estuve embarazada de ti hace muchos siglos atrás – mi corazón se achica, mis rodillas tiemblan, me comienzan a sudar las manos, tengo ganas de vomitar.

-¿Y dónde está?- digo como si estuviera asfixiándome y lo único que me sale.

-Murió- imposible. Siento un hueco en mi pecho. El cuerpo me tiembla.

-¿Qué? – siento ahora dolor y odio, remordimientos – y no me dijiste nada – grito, realmente me puse furioso, miro el jarrón de cerámica que esta lado mío, lo cojo y lo rompo –te guardaste esto por mucho tiempo  y no me dijiste nada- le grito más fuerte por su cara parece asustada pero se mantiene firme.

-No te lo dije porque no merecías saberlo, no merecías nada, después de lo que cometiste en ese tiempo, no merecías nada y si soy una persona egoísta, por tu culpa mi hijo murió.

-¿Por mi culpa?, ¿Estás loca?, ¿Te estas escuchando? – Replico fuerte- tú te guardaste por años, yo te busque, y que hacías esconderte, al igual que mi hermano, estoy seguro que todo tu grupito de amigos me vieron la cara de estúpido, todos fueron unos alcahuetes y guardaron esto.

-Yo les dije que no te dijeran nada, porque si lo hacían desaparecería y si fue tu culpa, porque tu padre nos desterró, mi hijo murió como humano.Una madre nunca debe ver a sus hijos morir. Nunca. No sabes el dolor con el que llevo cargando por muchos malditos siglos.

-Iris, no me hagas odiarte – me acerco a ella un poco pero al mismo tiempo manteniendo la distancia entre nosotros – todo los que has hecho solo fue para tu bien, yo hubiera estado ahí contigo y con mi hijo pero veo que decidiste mal .Me ocultaste esto muy valioso y no te lo pienso perdonar.

 Camino alado de ella para salir rápido de esta casa.

Grecia  

Estoy con Alicet viendo cómo se prueba otro vestido más del montón, aún sigue indecisa.

-Alguien toca la puerta – me dice. Aparto mi libro aun lado y me levanto de la cama para salir del cuarto de mi amiga.

-Arcángel- lo veo y no lo creo -¿cómo así por aquí?

-Él se enteró de todo-Alicet sale de su habitación con un vestido blanco muy ajustado a su cuerpo y yo hago pasar Arcángel.

-¿Quién se enteró de todo?-decimos ambas.

-Artemis- dice él.

-Ya me imagino que ha de ser, seguramente el hijo que tuvo con Iris- digo.

- Oh Dios mío – dice Alicet tapándose la boca-me imagino la pelea que se ha de ver armado. Iris nos necesita

-Yo voy – le digo viendo a Arcángel- tu ve a tu cita.

- Estas segura- dice Alicet, agachándose para coger el almohadón.

-Si, ¿no es cierto Arcángel? – le doy una mirada muy penetrante que puede ser una advertencia de que si es que se niega me voy a  enojar mucho.

-Ve Alicet, disfruta tu noche- agacha la cabeza.

-Bueno me voy a terminar de arreglar- la veo desaparecer de la sala.

Me fui a darme un baño y a vestirme para ir con Arcángel a ver a Iris, he de decir que estoy nerviosa de lo que pueda pasar.




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