(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

XLIX

Alicet

Santiago me pasa dejando en la puerta de mi apartamento se despide dejándome un beso en mi mejilla. Cuando entro me voy corriendo rápido hacia el espejo para verme lo feliz que estoy, he estado roja y no me había dado cuenta.

Decido dame un baño relajante como quedan cuatro horas para que él me pase viendo, estoy tranquila.

Grecia me envía un mensaje diciendo que va a llegar tarde y que esta con Diocles, eso tampoco me molesta aunque para ser realistas pienso que ellos deben intentar en tener algo serio  y dejarse de pendejadas no sin antes derrotar a Ava y donde todos nosotros podamos volver al cielo. El cielo, cierto, el enamorarse de un humano trae sus consecuencias.

Cambio mi humor  a preocupación y me repito yo no estoy enamorada de Santiago pero si me gusta. Que me está pasando, pongo una mano en mi pecho y decido salir del baño no sin antes ponerme la toalla alrededor de mi cuerpo. Voy a mi cuarto y me acuesto toda mojada en la cama y decido ponerme a pensar en los amores del pasado, en los amores que rechace y los que tuve. En mi condena, en mi destierro y sin darme cuenta me quedo dormida.

Me levanto alarmada  regreso a ver el reloj que esta estampado contra la pared y veo que falta media hora para que Santiago llegue, salto de la cama y abro mi armario para buscar un vestido, paso uno tras otro y ninguno me convence todos son pegados y muestran de más.

Después de pasar uno por uno, opto por ponerme uno azul  y que muestre respeto, este es largo, mangas hasta los codos y trasparentes y con el cuello en v, me agarro el cabello en me hago una cola, después me maquillo, decido por algo ligero pinto mis labios de rosado pálido y me pestañas les echo rímel, pinto mis cejas, después me pongo unos aretes cortos. Escucho el timbre de la puerta, respiro y exhalo, estoy nerviosa para ser sincera.

Abro la puerta y me doy cuenta que esta de espaldas viendo hacia la ventana que está en el pasillo.

-Que puntual- digo. Se regresa a verme y sonríe, me mira de pies a cabeza.

-Estas hermosa- yo siempre, desde tiempos antiguos.

-Gracias – digo.

-Nos vamos – extiende su manos y yo la tomo, siento una suavidad en la palma y hace mucho que no percibía algo tan distinto en mi vida.

Ya  en la ceremonia de subasta, estoy sentada en una de las primeras  mesas, hay mucha gente, vestidos elegantemente con sus collares finos, además de sus vestidos, debo admitir que me siento incomoda, nunca estado en algo como esto.

Escucho al hombre de adelante decir muchas cosas que no entiendo bueno si las entiendo habla de los objetos que las personas donaron para la subasta. Cuando veo que traen agua los meseros, regreso a ver a Santiago y tiene la mirada muy fija hacia delante, me quedo viéndolo un rato su perfil, la barba  le luce bien, sus labios son muy rosados, para rematar tiene unas lindas piernas. Rayos ¡piernas! Alicet en que andas pensando, regreso a ver al frente y miro el hermoso collar de corazón, mi reacción es inmediata digo -$2000 – Santiago me regresa a ver y yo regreso a  un viejo que está dando una mejor oferta, me levanto y digo- $3000 – a Santiago se le cae la boca de la sorpresa que se llevó, hasta yo. ¿Por qué escogí ese collar?, porque me lo pertenece, ese collar es griego y hace muchos siglos se lo tuve que dar a una mujer rica a cambio ella me daba unos de sus caballos aquellos tiempos no se olvidan. Nunca.

Finalmente el viejo se arrepiente y decide darse por vencido. Gane. Salgo de mi mesa con la cabeza en alto sintiéndome  como una niña que ha recuperado algo que perdió hace mucho tiempo me acerco para cogerlo y todavía sigue brillando, su cristal rojo de rubí no ha cambiado nada. El señor me dice que me acerque después para depositar el dinero y yo digo –bien- corro hacia mi mesa y todos los presentes me miran , regreso a ver a Santiago –¿me lo puedes poner? – le pregunto muy cordial.

Veo que tose un poco y traga saliva. – ¡Claro! – me dice así que me doy la vuelta para que me lo ponga alrededor mi cuello.

-¿Por qué pagaste por un collar tan caro? – me pregunta.

-Bueenoo es algo que me gusto, y ya sabes que soy  modelo podría decirse que gano algo bien – me pongo un poco inquieta hasta que me acomodo bien en el asiento, siento que mis manos me comienzan a sudar.

-Pero ese collar vale como  para rentar un apartamento lujoso, bueno cabe decir que seguramente has de tener dinero ahorrado, por un lado me alegra que ese dinero vaya para los niños con cáncer  donde la verdad lo necesitan.

-Si, ellos necesitan mucho más – esquivo la mirada que me da y regreso a ver al frente.

Ya en la parte final de la subasta me voy para el tocador , cuando entro  me miro en el espejo y miro lo roja que estoy, seguramente he estado así desde que me devolvieron el collar, me pongo la mano en el pecho y me digo a mi misma ¿qué estoy haciendo? ¿porque estoy aquí?, debería estar con los ángeles desterrados, buscando una solución para volver a casa. Toco el espejo y este termina formándose una grieta, mi cara de espanto me hace alejar, escucho bulla afuera, la gente está gritando así que salgo rápido del baño y veo a Santiago buscándome como loco, me acerco a él corriendo.

-¿Qué pasa? – le pregunto asustada.




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