(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

LIV

Diocles

Horas más tarde en mi casa ubicada en Atenas llamo a Alicet, ella atiende al instante, su voz parece quebrada y triste.

-Necesitamos vernos – le digo un poco bravo.

-Enseguida voy, ¿dónde estás?

-En Atenas.

-Aparezco en unos segundos –cuelgo la llamada y lanzo mi celular al sofá, y me voy para el balcón.

-Y Diocles, ¿de qué quieres hablar?

-De ti – me relajo viendo el panorama y me volteo para verle la cara. Le señaló la mesa de madera.

-Supongo que ya sé de qué.

-Supones bien – me siento cuando ella lo hace.

-Alicet, ¿qué es lo que pasa?, todos estos años que hemos convivido, pasado experiencias y muchas cosas juntos, estas alejada de mí. Me refiero emocional. Antes venias una vez a la semana a contarme tus problemas y experiencias, hemos perdido esa conexión. Estoy un poco preocupado por ti, eres mi mejor amiga y no quiero que estés mal.

-Diocles, yo no me he alejado, él que se alejado eres tú.

-Eso es mentira- digo preocupado. Solo que desde que supe que Grecia iba a volver a nacer, quise encontrarla tanto, que mis sentimientos salieron a flote y no mire alrededor.-Tienes razón, yo me alejado. Lo siento.

Me sonríe y se acerca para darme un fuerte abrazo.

-Tranquilo amigo-después vuelve a su asiento. -Te voy a contar todo hasta quien me gusta.

Veinte minutos después, ella y yo estamos tomando vino .Y pone la cara seria y yo le miro contento por lo que dijo.

-No puedo creer que te hayas enamorado de Santiago. ¿Grecia no está enojada porque sales con su amor clandestino de la adolescencia?

-No, creo que no, porque ella me dijo que quiere verme feliz, lo que no sabe es que desde hoy bueno desde hace unas cuantas horas atrás en el horario de New York comenzaría nuestro primer día como novios.

-Tienes que contárselo – sonríe y asiente después bebe otro poco de vino y vuelve a poner la cara seria.

-Diocles, sabes perfectamente que es lo que te tengo que decir.

-Lo sé – me acomodo en el asiento y cambio mi cara a enojo.

-Cambia esa cara, sabes que la persona que murió la mato tu padre, sabes perfectamente que él es capaz de todo.- Todos tocan ese tema, capaz no lo quiero aceptar ya que me cuesta creelo y solo quieran abrirme los ojos.

-Me he criado con mi padre toda mi vida, que ahora vengan y me cuente esto, es imposible creérmelo.

-Tienes que pensar bien, porque el pasado ya está enterrado, aunque te haya tratado bien y criado con valores desde pequeño, las personas con el paso del tiempo pueden cambiar .Él no es el mismo, el mato a esa persona y la persona que dijo Iris que lo vio, fue porque tuvo razón.

-¿Porque crees todos esos comentarios?- pregunto molesto.

-Porque en el pasado- traga saliva en el cálido silencio, sus ojos se cristalizan y se pone la mano en el pecho.

-¿Qué pasa?- me acerco a ella y me siento alado suyo-¿te duele algo?- le digo delicadamente.

-Diocles, tu padre me violo– cierro los ojos, y me pongo tenso, no me salen las palabras, el estómago se me revuelve. Escuchar esto me deja impactado. Abro nuevamente mis ojos.

-Me mentiste Alicet  ¡ahhgg! aquel día que me dijiste que habías castigado al hijo del amigo de mi padre fue mentira– reprocho y ella asiente - me hiciste ir contigo – digo– para encontrar alguna solución – me trato de tranquilizar respiro y le pregunto.-  ¿Qué te hizo mi padre?-pregunto con cuidado- digo un poco enojado porque me mintió pero aun así quiero escucharla.

-Me violo en el día de mi destierro por la mañana,  la segunda vez que quiso hacerlo en ese mismo día no se lo deje y es por eso que me desterró, es por eso que me culpo de haber matado a un ángel .Yo no fui, nunca lo hice, ni siquiera le he tocado un pelo. Fue tu padre, Diocles por favor reacciona no seas tan necio –comienza a llorar con dolor y se tapa la cara, yo me pongo frío y en estos momentos parece todo confuso. Soy un idiota.

Miro Alicet y le abrazo.

-Lo siento – digo con una voz fina. Ella se aferra a mí y siento que está temblando.

Esto es un desastre.

Semanas después

Isabella ha vuelto semanas atrás a entrenar, se ve más fuerte con el paso de los días  hasta ha cogido nuevamente  la agilidad con la espada  es una suerte ya que la estaba perdiendo. Me acerco a ella y le toco el hombro parece muy concentrada hablando con Raúl.

-Isabella- digo, ella se electrifica y no me voltea a ver.

-Y que te decía Raúl, ha si, la nueva técnica que aprendí es la de lanzar el rayo. Todas mis habilidades han vuelto mis alas aún están pequeñas, pero me encuentro feliz, ahora siento que estoy completa.

-Eso es fantástico, mi habilidad es el fuego- dice Raúl.

-Porque no me lo contaste – sigue sin verme a la cara y esto me irrita. Le doy la vuelta suavemente y le apretó los brazos en ambos lados .Miro a Raúl y le fulmino la mirada para que desaparezca.




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