(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

XI

Me despierto adolorida, cuando veo que entra Dane dando un portazo. Esta enfurecido y no sé por qué. Bueno si se por qué.

- ¿Qué te pasa? ¿Porque entras así? – lo digo un poco furiosa. Tocandome la sien. 

- ¿Estás bien?, ¿Estás lastimada? - hace preguntas que no quiero responder además como se enteró.

- ¿Cómo sabes? No jaja para nada – mentí porque no quiero que me diga que soy débil.

-Porque mientes ¡Ah!, no debiste ayudar a esa adolescente – se toca el cabello con sus largas manos.

Le miro marcando señas en mi frente.

- ¡Que!, te estás escuchando lo que estás diciendo Dane, una adolescente estaba siendo asaltada por esos malandros hijos de p.… ya sabes.

-Y que, no debiste hacerlo – lo dice muy enfadado y desinteresado en realidad no lo estoy entendiendo, que está mal, por ayudar a una adolescente, me mira de pies a cabeza y se acerca lentamente a mí. -Cuidado Isabella, estas metiendo tus manos en el fuego y eso es malo para el mundo –rio y mi estómago siente nauseas por su amenaza, quiero darle su merecido, pero de verdad me duele todo así que me rindo, él se aleja de mí y sale por la puerta cerrándola de un portazo, eso me hizo saltar.

Me volví acostar arropándome todo hasta mi cabeza. Me sentía mal muy mal y solo quería dormir.

Mi celular me despierta del sueño, extiendo mi brazo para cogerlo de la cómoda que esta alado de mi cama pero no está, así que me levanto con un dolor y lo busco en mi saco negro que está lleno de sangre, lo saco y miro que es un número desconocido.

- ¿Quién es? –contesto soñolienta.

-Tienes que huir Isabe...Grecia él es malo ya te lo advirtió Dio... el ángel

- ¿Eh? - se escucha entrecortada la llamada.

-Sal de ahí... ah no, es demasiado tarde me atrapo Grecia recuerda por favor, nooo- separo el celular de mi oído y la llamada finaliza o se vio interrumpida, parece que alguien la ataco. Que está pasando aquí, no entiendo nada.

Me cambio de ropa lo más rápido posible. Me puse un vaquero de color celeste y un saco de lana verde con unas botas cafés. Cuando estoy abajo, busco mi espada pero no la encuentro por ningún lado en realidad no la había visto desde hace días por eso no me acorde ayer de llevarla conmigo. – Algo extraño está pasando aquí– escucho  un carro aparcar y me acerco a la ventana abriendo un poquito las cortinas, es Dane quien sale vestido de negro con unos guantes manchados, me alejo de la ventana inmediatamente y corro hacia mi habitación y la cierro con seguro, en estos momentos mi corazón esta acelerado, tengo miedo de Dane. Miro hacia la ventana de mi cuarto que da a la calle principal se me cruza por la mente huir, pero la descarto enseguida, Dane seguramente sospecharía y me delataría ante él. Sobre todo, mis dudas. Me siento al filo de la cama y escucho unos pasos afuera de la puerta seguramente es el, doy un brinco cuando golpea la puerta.

-Isabella soy yo podemos hablar-hay no.

Yo no quiero verlo, me asusta, mis manos están heladas del miedo que tengo por Dane de verdad esto está fuera de control, el me oculta algo.

-Estoy desnuda, estoy cambiándome – le digo, la mentira más fea no podía ser, veo por el filo de la puerta que se marcha sin decir ninguna palabra.

Pasaron treinta minutos y decido bajar a la planta de abajo para que no dude de mí.

Pero él no está, lo llamo –Dane – pero no responde estoy sola eso es una ventaja para mí.

Salgo de la casa echándole seguro, el reloj de mi muñeca marca cinco y media, de la tarde. Corro lo más rápido que puedo y cojo el primer autobús que pasa por la carretera, por suerte hay asientos vacíos así que me siento en uno que está a la ventana y recuesto en ella cerrando los ojos por un instante, necesito respuestas, también quiero que aparezca el ángel, según yo pienso que es malo o capaz Dane me mintió.

Me bajo en una parada desolada que se ve espeluznante camino a mi derecha cruzando la calle y saco mi celular veo que son las seis y quince de la tarde que rápido, busco el número desconocido que me había llamado antes y marco, pero por desgracia este me manda a buzón de voz. Me siento sola ahora no sé qué hacer no puedo desaparecer tampoco. Camino hasta una tienda que está cerca y me compro un sándwich de queso con una gaseosa, es lo único para lo que me alcanza y además no quiero volver a casa, no a esa. Cuando me siento en una silla me pongo a pensar en todos los momentos que habíamos pasado Dane y yo, de verdad lo consideraba como alguien importante para mí, tampoco entiendo su comportamiento extraño. Mi celular vibra, es una llamada entrando, enseguida contesto el número desconocido que me llamo antes.

- Aló, ¿Quién habla?, por favor dime quién eres- digo lo más rápido para que no se colgara la llamada o se entrecorte.

-Bueno…- es un señor quien está al otro lado del celular, ya no es la  chica que raro.

-Disculpe, ¿esta con usted una chica o el celular es suyo? – en realidad quería que me dijera algo.

-Señorita lo encontré botado en el suelo –dice con una voz gruesa él señor.

- ¿En dónde? – pregunto asustada.

El señor fue muy amable al darme la dirección así que me dirijo al lugar en el que se encuentra el supuesto celular, dijo que lo dejaría en un sitio donde pudiera encontrarlo para que me lo lleve. Cuando llego veo que es un lugar   horroroso ¡por dios! hay mucha basura, además de contenedores viejos y para rematar apesta a podrido, me quiero ir de aquí lo más rápido, así que busco el celular donde me dijo que iba a estar, cuando lo hago saco de mi bolsillo unos guantes blancos como los que usan para hacer cirugía me los pongo y después coloco en la funda de plástico el celular y termino haciéndole un nudo. La desesperación me invade así que busco la salida de este lugar lo más rápido posible mientras camino veo sangre en el piso por suerte paso encima de ella y solo la miro. –Me largo de aquí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.