(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

LVII

Diocles, Artemis, Arcángel y Diurna

En el medio de los cielos, en el medio de la nada, nacieron dos niños uno mayor y uno menor, el mayor  llamado Diocles y el menor Artemis, las iniciales de sus nombres son iguales que las iniciales de sus padres.

Arcángel

-Empuja- le grito con desesperación a mi esposa, grita lo más fuerte, estamos en los cielos y todo es complicado.

-¡Diurna!, ya viene – grito de la felicidad.

-Si- dice entre dientes.

Todo era armonía, todo era hermoso, yo gobernaba el cielo, mi hijo Diocles, mi pequeño con su cabello ceniza dorado, sus ojos azules iguales a los míos. Un día él será el que gobierne.

Cinco años después

¡Empuja! – le dice el ángel que tiene el conocimiento de labor del parto. Ella lo hace y la luz de la luna ilumina el hermoso cielo y a mi pequeño bebe.

-Se llamara Artemis, él va a tener mis ojos– dice mi amada esposa. Mi hermano observa de lejos la llegada de nuestro bebe, le sonrió pero él no lo hace.

Desde pequeños nuestra madre nos ha enseñado apoyarnos entre hermanos pero en la última batalla que hubo hace veinte años atrás murieron nuestros padres, a Euphoria  se le derrumbo el mundo, el queria ser el rey, sé que es el mayor, pero mi padre siempre vio lo malo de él, en cambio yo trato de ver lo mejor, mi madre lo hacía.

-Ese es tu hermanito- le digo a Diocles, él sonríe y corre con sus pequeñas alas para acercarse donde su madre que acaba de dar a luz.

Días después

-¡Felicidades!, cada cierto tiempo la familia se agranda- me dice arrastrando los dientes mi hermano.

-Lo sé, quiero tener una familia grande.

-¿Ahh si?, no me sorprende- dice con mala gana.

-¿Te pasa algo? – le pregunto un poco enojado por su comportamiento.

-Nada – se levanta del asiento de plumas y despliega sus alas para irse volando por los aires.

**

-¡Diurna!- le reprendo a mi esposa- te dije que no debes bañar a nuestros hijos en la tierra de los humanos.

-Pero la tierra es vida, además está linda esta cascada, refrescante- veo a Diocles jugar con la tierra, por locura mía está desnudo-tu encárgate de Artemis, iré a bañar  bien a Diocles- le señalo dándome por vencido y ella se ríe.

-Claro, Arcángel- me lanza unas gotas de agua- esconde tu hermosas alas- y lo hago.

Cuando ya termino de bañarlo bien, Diurna se acerca a mí y veo que en su regazo esta nuestro hijo Artemis.

-Extraño vivir en la tierra- menciona. No me arrepiento de haberla traído conmigo, sé que suena egoísta pero es mi todo, sin ella no pudiera avanzar, me enseño tanto, me enseño ser un buen gobernante para los ángeles. Amar.

¿Cómo la conocí?  Bueno fue cuando estaba caminando por el bosque, Diurna estaba recogiendo flores, me enamore a primera vista de ella y eso que el amor así no existe. Como soy valiente me acerque a ella primero fuimos amigos, después le confesé que soy un ángel, después mi amor, pero ya por ese tiempo Diurna sabía que también estaba enamorada de mí, hicimos muchas cosas como, pasarme por un ser humano para conocer a sus padres. Por desgracia yo tenía que volver al cielo, tenía que seguir gobernando, pero no podía alejarme de ella así que le propuse matrimonio, acepto pero me dijo que no dejaría a sus padres, hablamos con ellos contándole la verdad de quien soy pero aun así rechazaron ir al cielo, se negaron a ser inmortales, se negaron a que yo hiciera inmortal a su hija, tiempo después los  encontramos muertos, les habían cortado el cuello. Tuve que consolarla, paso casi un año donde se pudo componer, tiempo después la felicidad llego a nosotros, un bebe. Pero esto aún no está claro, cómo es que me dejaron casarme con ella pero no quisieron que la haga inmortal.

- ¿Cómo le va a tu hermano como ángel de la guarda? – me preguntan.

-No le gusta para nada, le ofrecí estar a cargo  de entrenar a los ángeles, pero  tampoco le gusta.

-Todo irá bien Arcángel- posa su mano en mi hombro y se agacha para darme un beso en mi mejilla.

-Vamos a casa- le digo, cargo de los brazos a Diocles y tomo la mano de mi esposa para desaparecer.

Ya en nuestro cielo, me dirijo hacia nuestra habitación pero Euphoria me detiene. De lejos veo que Diurna se adelanta.

-Mira- me dice cauteloso.

-Quiero que conozcas a la jovencita Ava.

-Mucho gusto Ava soy Arcángel- me presento.

-El gusto es mío – me sonríe pero parece una sonrisa forzada.

-Ya que lo conociste te puedes ir- ella se desprende de las garras de mi hermano y se va corriendo.




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