(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

LXIII

-Estoy contenta de volverte a ver Dru, wau no me lo puedo creer estas muy cambiado los años sí que te han pasado factura- digo en broma.

-No Grecia, solo crecí y soy un ángel.

-Me trajiste recuerdos a mi mente- sonrío. Toma mi mano y la pone en su pecho.

-Siempre estuviste presente Grecia, nunca te olvide. Además como podría eres muy especial para mí.

-Dru, me vas hacer llorar- le abrazo y este me devuelve. Después de unos segundos quedarnos así nos separamos y Dru se aleja de mi para saludar al resto de mis amigos. Regreso a ver a Diocles y le sonrío.

Para finalizar  entramos a la cafetería y piden café otros agua y yo un pastel de chocolate.

-¿Cómo así estas aquí Drue?- pregunto con confianza se me fue la “e” de más.

-Porque el cielo es un lugar vacío sin ustedes- bueno lo imaginaba pero quiero la verdadera razón, sigo comiendo del pastel y esta sabroso- la verdad es que voy ayudarlos a que entren al cielo cuando ya esté abierto el portal, deben estar todos los ángeles desterrados ahí bueno más bien los que van a volver a casa. Y vine a ver la prueba que van hacer con Santiago, él no me conoce pero yo lo he visto crecer. Soy un ángel no.

-Ah- dice con una mueca Alicet. -Y ha cambiado algo el cielo.

-El cielo nunca cambia- comenta Iris. Todos le regresamos a ver con ironía. No ayudo su comentario.

-Me parece genial que estes aquí.

-Bueno chicos hare todo lo que pueda para que estemos en casa-regreso a ver a Alicet y luce preocupada capaz porque no sabe si quedarse o irse. Ya presiento lo que puede pasar.

**

Santiago, Santiago, mira hasta dónde has llegado.

Estamos todos los ángeles parados y rodeados unos a otros en donde se entrena.

Santiago parece confundido, distraído. Alicet está alado suyo sosteniendo su mano me parece algo tierno, ese amor va a durar y me siento feliz por ellos al final mi amor que era platónico no correspondía a Santiago nunca ha correspondido, sino a la hermosa persona que es mi amiga, creo que su hora como una persona inmortal puede acabar y vivir como mortal. Capaz ese sea su destino. Veo a Caleb hablando con Diocles y me nace la curiosidad de saber, así que cuando me voy acercar a ellos alguien me detiene del brazo. Regreso a ver y es Artemis.

-¿Qué pasa?

-Isabella, tienes que ir a visitar a tu amiga, a Jade por última vez.

-¿Jade?- porque por última vez puedo ir a verla las veces que quiera. -¿Porque?

-Porque eres un ángel que capaz vuelva al cielo y creo que te puedes casar con mi hermano y tú sabes…-hago señas en mi frente y parece que estoy media confundida.

-Pero yo estoy con Henry.

-Estas segura que él es para ti…- las palabras de Artemis fueron tan únicas, ¿por qué lo dijo?

Lo digo porque nunca pensé que él me queria con Diocles.

-No estoy segura, pero es un buen hombre y lo estoy lastimando.

-Entonces debes acabar con esto y decidir bien- me dice en el oído y huelo su aliento a manzana-no te olvides de ir a ver a Jade- desaparece dejándome intranquila.

**

Mirando el cielo, se han preguntado porque miramos el cielo las personas que nos sentimos solas.

Los ángeles desterrados y yo nos encontramos sentados formando un circulo Diocles está al otro extremo alado de Alicet y Santiago, seguro está felicitándolos. Artemis aterriza y guarda sus alas negras, a los tiempos que las veo, se pone en el centro del círculo y  busca a Iris y le saluda, ella está sentada con Caleb y otros  que no recuerdo.

-Bienvenidos ángeles – todos lo miran y parece unos que otros confundidos, en alerta, con cara de miedo, estoy segura que  todos creen que  Artemis aun es malo. Como pueden seguir teniéndole miedo cuando nos ha entrenado en estos tres años. Nadie le responde  así que cuando estoy a punto de levantarme Diocles llega primero y se pone a lado de él.

-Mi hermano nos va ayudar, así que colaboren por favor, este es el inicio de un final. Un final que debió terminar hace mucho tiempo.

-Les presento a Santiago- le llama y este se levanta un poco nervioso, se pone en el medio de los hermanos y endurece su cara, por un instante me regresa a ver y yo le sonrío, él hace el mismo gesto.

-¿Cómo nos va ayudar?- pregunta un ángel con un parche en el ojo.

-Él es la llave- confiesa Diocles y todos reaccionan sorprendidos, se levantan se amontonan. Yo también me levanto y me voy donde Alicet que sigue sentada.

-¿Cómo se siente que tu futuro marido sea nuestra clave?- me regresa a ver con una mueca chistosa.

-No se siente nada, pero estoy muy feliz que sea el hombre indicado para mí.

-Yo también, presiento que van a estar por siempre.

-Grecia, voy a tomar  la estrella que te vuelve mortal- era obvio, para que los dos envejezcan.

-Que sea después de la batalla que se aproxima- me da como respuesta una sonrisa genuina.




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