(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

LXV

Llego al departamento de Henry, subo las escaleras y golpeo la puerta número cuarenta y cinco.

Un Henry feliz abre la puerta, el corazón me bombardea a mil.

-Bienvenida querida, pasa- entro y enseguida me doy cuenta de la decoración es muy minimalista, no me gusta.

-Hola – digo un poco atrasada-¿cómo estás?

-Feliz porque estás aquí- me siento en el duro sofá y decido no sacarme la chaqueta. Quiero ser rápida.

-Henry…- se acerca a mí y me planta un beso en los labios.

-Shh, no digas nada, ven – me toma de la mano y me guía para el comedor, en el centro hay una mesa de vidrio con sillas negras. Desliza una para que tome asiento y lo hago. Él se sienta en el otro extremo de la mesa, veo que la comida ya está puesta y es carne de res con papas, el apetito se me fue y eso que no viene comiendo.- Primero comamos y después hablamos.

Cojo el tenedor y el cuchillo y decido comer con fuerza. Unos minutos después cuando ya terminamos la comida, se levanta para recoger los platos. Me levanto.

-Necesito ir al baño, ¿por dónde está?

-Virando esta pared al fondo- señala la de la cocina.

Camina y me fijo más  a fondo en la decoración tiene cuadros de pinturas extrañas que dan miedo. Entro y cierro la puerta con seguro, abro la tapa y decido botar todo por el retrete.

No quiero ser mala pero no me gusta la carne de res, nunca me ha gustado. Necesito acabar con esto, ya no lo quiero, le voy a lastimar. Me lavo la boca y salgo con los zapatos bien puestos.

-Henry – farfullo. Las luces están apagadas, sigo caminando y veo frascos de velas en el piso- que rápido en ponerlas - Henry – digo en voz alta nuevamente.

-Sé que mi comportamiento ha sido malo en estos días.- ¡Agg! claro que lo ha sido, pero necesito parar con esto.

-Mira yo… - me calla.

-No digas nada- se acerca a mí y saca de su pantalón una cajita pequeña, se arrodilla. ¡Dios mío! y ahora que hago.

-Cásate conmigo- me quedo callada y siento una extraña electricidad recorrer por mis brazos.

Sigo callada.

-Henry- lo hago levantarse- yo no puedo casarme contigo- decido ser directa- su cara cambia y se vuelve sombría.

-¿Cómo? – se aleja y laza la caja, eso me pone más tensa. Se pasan las manos por el pelo.

-Mira yo vine aquí porque…. mejor dicho para terminarte, ya no quiero estar contigo.

-¿No me quieres?- me regresa a ver enojado. Me pongo la mano en mi pecho y una voz en mi mente me dice corre.

-Te quiero, pero como un amigo, creo- me alejo y decido coger mi bolso que deje en el sofá.- Es mejor que estemos separados – cuando lo tomo mis manos comienzan a brillar, hay peligro aquí.- Me voy – hago desaparecer rápido mi habilidad antes que Henry mire, me doy la vuelta y este aparece de la nada para recibir una  fuerte cachetada.

-Tu a mí no me dejas Isabella- me toco mi mejilla y eso si dolió, desgraciado me pego, como se atreve. Me toma de cabello y me arrastra para empujarme contra la pared y besarme a la fuerza, yo lo empujo y decido salir corriendo antes de que me alcance.

Bajo por las escaleras, y me entra el pánico de haya visto mis poderes de ángel. Sigo bajando y el camino se vuelve más largo, cuando llego a la salida el aparece de la nada, por donde bajo. Claro el ascensor

-Henry quítate de mí vista.

-No, maldita perra – retrocedo y mis manos vuelven a brillar, él se sorprende y sonríe maliciosamente.

-Que están viendo mis ojos, ¿qué eres?, sabía que algo ocultabas. Desde la primera vez que te vi, me dije a mi mismo esta chica guarda un secreto y yo soy fan de descubrir los secretos de la gente, te investigue, me acerque a ti, la verdad soy periodista  y voy a revelar tu secreto- mira mis manos, yo decido alzar una de ellas y apuntarlo al frente contra la salida, qué más da.-Ni lo pienses- saca una pistola y me dispara.

Lo mando a volar y la bala atraviesa mi abdomen. Yo caigo de rodillas. Busco en el bolso mi celular y no lo encuentro-¡maldición! – veo borroso. Henry se levanta y corre hacia mí. Necesito salir de aquí,  me levanto adolorida y retrocedo para correr y salir volando por la azotea. Pero fallo.

Henry me jala de las piernas y me arrastra por el suelo para virarme y asfixiarme. Vamos Grecia lucha por tu vida. Siento que mi herida cicatriza y trato de empujar a Henry hacia la carretera nuevamente –ah – grito del dolor y lo mando con un rayo hacia arriba este se golpea con la pared y cae inconsciente al piso.

Me levanto rápido, tomo mi bolso – nadie te va creer- le grito y me voy corriendo

Cuando estoy a unas calles de llegar a mi departamento caminando veo de lejos a Iris, Ali y todos una multitud de ángeles.- ¿Qué está pasando?- me siento agotada y adolorida físicamente.

Alicet me regresa a ver feliz pero su rostro cambia cuando me ve ensangrentada. El de todos.

-¡Grecia!- se acerca a mi preocupada. Yo en cambio estoy asustada por qué un humano me descubrió.




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