LXVIII

-¿Cómo estás?- preguntan. Abro los ojos.

-Bien, feliz diría yo- les respondo.

-Podemos sentarnos- adelante les veo ya sentadas a cada lado de mí.

-¿En qué pensabas?- pregunta Iris.

-En el largo camino que he recorrido, la vida avanza muy rápido.

-Cada día avanza y eso que los recién nacidos llegan para ver a este mundo maravilloso- menciona Ali.

El corto atardecer ante mis ojos me despeja la mente, tanto como lo sentimientos que llevo dentro.

-Me gustaría saber cómo fue la reconciliación entre tú y Diocles- susurra avergonzada Iris.

-Fue como…. – me quedo un rato callada tratando de encontrar las palabras- fue único como cada cosa. Diocles se portó muy bien en tratar de reconciliarnos. Lo peor entre nosotros creo que ya paso.

-Claro que no- dice Alicet tratando de que no me haga ilusiones aun.

-No, ¿claro que si?- digo confundida por sus comentarios.

-Digo porque falta una cosa y está entre el cielo y la tierra. Es Ava, Euphoria y una decisiónes que puede cambiarnos.

-Verdad- le apoya Iris.

-Tienes razón, estoy enamorada- digo.

-No pasa nada. Yo queria decirles algo- dice emocionada Ali. Falta poco para que anochezca la luna menguante brilla como nunca y la pequeña estrella luminosa le acompaña alado.

-Dilo- le decimos ansiosas ambas.

-Después de la batalla con los malos me hare humana. Seré al fin una humana que sangrara.

-¿Sangrara? Eso fue raro- dice Iris formando señas en su frente.

-Tú si que no me entiendes- le reprocha.

-Ni yo – le confieso.

-Me refiero que sangrare así me clave una aguja en el dedo y tardara en recuperarse.

-Ahí estuvo más claro – le digo.

-¿Piensas irte con Diocles al cielo Grecia?- pregunta Iris de la nada.

Eso no lo había pensado, es una decisión muy difícil que no se puede tomar a la ligera.

-No tengo idea saben- les digo a las chicas.

-Yo creo que Arcángel no va tomar el trono,  creo que le ha de dejar alguno de sus dos hijos- nos mira Alicet.

-Al mayor le ha de dejar eso lo tenemos claro- dice angustiada Iris.

-Yo…. extrañaría la tierra, la comida y un montón de cosas- me pongo la mano en el pecho.

-Si tú te fueras sería muy difícil, ¿verdad?- Alicet lo dice tan triste.

-Mi vida cambiaria.

-Mejor cambiemos de tema, no quieren ir a por pizza- recomienda Iris.

-Si - decimos las dos al mismo tiempo.

**

Yo devoro la pizza como nunca.

-Grecia, ya vas por tu quinto pedazo- dice sorprendida Iris.

-Es que me dio mucha hambre. Mejor dicho me está dando mucha hambre estos días.

-¿Quieres que pida más soda?- me pregunta Ali. Asiento con la cabeza.

Mientras Ali va por soda Iris comienza hablar.

-Artemis y Diocles conocieron a su hermanita- alzo la cabeza.

-En serio, seguro han de estar felices.

-Lo están, lo que me dijo Art es que su hermana no tiene nada de ángel ni las alas. Puedes creerlo.- Iris toma otro pedazo de pizza y le pone un poco de mayonesa.

-Mmm, como un hijo de Arcángel no es un ángel, siendo de una humana-  digo con la boca llena.

-No tengo idea- mi celular vibra. Me limpio las manos y lo saco para ver quien me está llamando hasta eso Ali ya viene con dos vasos recargados de soda.

-Babi me llama- digo en alto.

-Contesta- me dice amablemente Ali.

-Babi. Hola ¿a que se debe tu llamada?

-Hola prima se debe a que ahora estaba arreglando mi cuarto apareció una cosa y se me olvido darte cuando fui a verte.

-¿Qué es?- pregunto curiosa y haciendo memoria de si es que algo se me perdió.

-Un celular negro, lo dejaste la  primera vez que viniste a mi departamento.

¡Mierda otra vez! como pude olvidarme de eso. Seguro fue cuando Diocles me llevo con él.

-Lo deje en tu casa. No puedo creerlo.

-Vas a venir por el – es un buen momento para contarle quien soy. – O te lo puedo mandar por avión como paquete.

-No yo voy donde ti en este momento- regreso a ver a mis amigas. Y cuelgo.

-Haremos un pequeño viajecito amigas. Así que acaben rápido de comer.

**

-El departamento de tu prima sí que es enorme- presenciamos el tremendo edificio de cristales, no puedo creer que esto sea un lugar para vivir.

-Un rascacielos- sigo petrificada. Pero me apresuro a pasos lentos para entrar. Las chicas me siguen atrás.