(serie Recuerdos) - Recuerdos de mi vida 1

V

Sabía,  me miraba diferente frente aquel espejo largo, con bordes dorados en forma de hojas de tréboles. Sabía, que era diferente, que no era igual que los humanos, me di cuenta que soy una persona que otra vez nació, que ha vivido, ¡Necesito recordar! ¡Quiero que mis recuerdos vuelvan!, ¡Quiero pensar que esto es un sueño!, pero es la pura realidad.

Jade y yo estamos en una biblioteca grande, más grande que el tamaño de mi casa, no hay muchas personas. Lo malo es que tuvimos que pagar un dólar cincuenta  para entrar. Jade está buscando un libro que se llama "Del amor y otros demonios" de Gabriel García Márquez, mientras que yo estoy buscando como loca "Mis alas por un beso" de Marta Conejo, cuando estaba buscando poemas de romance por Internet abrí accidentalmente la reseña de este libro me llamo mucho la atención y me  terminó  gustando que quise comprarme el libro, pero parase que no lo encuentro así que tendré que leérmelo por pdf.

-¿Encontraste el libro que quieres? - le pregunto a Jade.

- Si Isabella - me responde triste.

- ¿Qué vas hacer?, ¿Vas a compararlo, leerlo aquí o pedirlo prestado?- le pregunto.

- Voy hablar con el encargado espérame aquí.

Me siento en una mesa que está vacía y miro todos los libros que están ordenados por fabulas, cuentos para niños, romance, etc... Admiro la belleza que está a mi alrededor, saco mi celular y tomo una foto y otra más donde salgo yo. Veo que viene Jade con una cara más triste de lo normal.

- ¿Qué paso?- le pregunto preocupada.

- Tengo que comprar el libro si quiero llevármelo.

-  ¿Lo vas a comprar? - le pregunto con cautela.

- No, está muy caro creo que será cuando tenga mi propio dinero.

- ¡Ohh!, que triste - sé que le hubiera encantado llevárselo.

- Entonces, ¿Nos vamos? - le pregunto.

- Larguémonos de aquí Isabella- me agarra del brazo.

Son las tres de la tarde Jade y yo ingresamos a una tienda de helados, yo siempre elijo alguno que lleve chocolate,  le pago al señor  cincuenta centavos. Le digo a Jade que es hora de irme ella asiente tranquilamente mientras paga también por el suyo,  después coloca su brazo derecho encima de mis hombros cariñosamente y  yo también repito el mismo gesto así juntas salimos de la tienda de helado.

Cuando ya estoy en casa veo a mi hermanastra que está en el sofá charlando por teléfono me imagino que ha de ser Sara ya que la considera su mejor amiga, se ve bastante ridícula hablando, parece de esas chicas caprichosas que presumen lo que tienen -me rio- y ella me lanza una almohada en la cara le regreso la almohada dándole también en la cara, salgo corriendo para mi cuarto antes de que vuelva a lanzármela. Me acuesto en la cama y  saco mi celular de la cartera hippie color café oscuro que tengo y comienzo a navegar por Internet noto que tengo un mensaje de Dane. -¿Dónde has estado? - le dejo en visto y no le respondo, por mi mente cruza que pasaría si Dane y yo tuviéramos algo o que pasaría si tuviera algo con Santiago,  me sobresalto de golpe de la cama y se me cae el celular en la cara. Es Dane, le observo a la cara de reojo.

- ¿Qué haces aquí?, me asustaste hombre- le digo.

- Lo siento Isabella, pero me dejaste en visto.

- ¡Ah! no lo puedo creer, no me digas estás enojado por eso - le digo con una mueca ya que me parece ridículo que me reclame.

- Pueda que no, solo quería verte, así que relájate te quiero mostrar algo.

Saca unas imágenes arrugadas de sus vaqueros negros y me las indica donde observo que son paisajes de montañas de otro país.

- ¿Qué país es? - le pregunto curiosa.

- Es Grecia - musita. No las reconocí.

- ¿Y qué pasa con esas imágenes o el país? - le pregunto desconcertada.

- ¿Te gusta? - me pregunta extraño.

- Están.... bonitas la imágenes de paisajes - le digo y no sé a dónde quiere llegar.

- No quiero esa respuesta, respóndeme sí o no. - Me mira todo serio y yo enarco una ceja.

- Si - respondo.

- Eso es bueno, porque te diré la verdad de quién eres -me quedo confusa por lo me dice. -Pero ahora no te lo diré, será otro día - muy chistoso.

Y  desaparece dejandome sola en mi habitación. ¿Porque no me lo dijo ahora?

**

Es una hermosa noche, miro al cielo y a la luna llena está muy brillante,  muy blanca como una nube pura que traspasa mi corazón. Me gusta ver las estrellas siempre hay una cuidándome y lo único que hago es sonreír al cielo, mi cielo.

Veo a Dane caminando hacia mí, está sonriéndome y yo le regreso una sonrisa diferente, triste,  se sienta a mi lado.

- ¿Cómo estás?- pregunta preocupado.

- Ahí…. regular ¿por qué me preguntas como estoy?- que tonta soy como voy a preguntar eso.

- Quiero verte bien, recuerda soy tu amigo-cruza sus brazos.

- ¿Lo es?, lo eres -me rio irónicamente.




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